Revelaciones en la Penumbra

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~ 18 ~



Al abrir los ojos, seguía recostada boca abajo en la cama; quizás era la segunda vez que me despertaba. La primera vez, desperté con Terrence abrazándome. Quise ir a beber agua, pero él seguía dentro de mí, así que terminamos teniendo sexo de nuevo. No creí posible que pudiera correrme, pero él se dio gusto descubriendo si podía o no. Lo volvimos a hacer cuando me llevó al cuarto de baño para limpiarnos. Estaba hecha un desastre, sus líquidos salían de mí al él estar dentro toda la noche. Las piernas no me respondían, y tampoco tenía la fuerza para quejarme o negarme a ser su presa.

Me había despertado el sonido de vidrios al ser recogidos y el olor del café con pan tostado. Terrence estaba recogiendo algunos vidrios y acomodando algunos muebles. Llevaba solo un pantalón negro de tela, su espalda estaba también marcada con los músculos que, por un segundo, volvía a nuestra noche apasionada. Tenía las marcas de uñas por toda la espalda. Yo, en cambio, estaba llena de chupetones y sus mordidas.

—¡Buenos días!

Mi voz ronca era extraña; había gritado mucho. Él se giró con una sonrisa de oreja a oreja, trayendo una charola con tostadas, café y, por el olor, té de Delion.

—Hola —suspiró. Su voz era dulce, nada en comparación con el demonio apasionado. —¿Cómo te sientes?

—Estoy bien —me senté en la cama y él colocó la charola en mi regazo. —Gracias...

—Si te he lastimado, puedes decírmelo.

Negué con la cabeza y me metí el pan en la boca. —Enserio estoy bien, me curo rápido...

Parecía que ahora que era capaz de pensar con la cabeza correcta, se sentía algo culpable por cómo debía verme con los chupetones y las mordidas. Se acercó a mí y me acomodó el cabello, me besó con ternura, y el beso hubiera durado más si él me dejara.

—El té es para prevenir... —me pasó la taza para que bebiera de ella. —No estoy planeando tener familia ahora...

Me quedé en blanco por un momento, omití cualquier comentario sobre futuros hijos; era incómodo plantearnos esa idea por mucho que planeáramos estar juntos. «Aunque en algún punto él y yo debemos hablar sobre ese tema». Ya conocía la hierba, era una con la que estaba muy familiarizada. Su olor era amargo, al igual que su sabor...

—Fuimos muy imprudentes... —me lamenté al entender y darle la razón. —Sí, yo —las mejillas me ardían de vergüenza, pero si estaría con Terrence, debía saber cómo funcionaba mi cuerpo. —Tal vez no lo sepas, pero no soy un omega recesiva...

—Lo sé —respondió tan tranquilo.

—¿Lo sabes?

—A los alfas dominantes nos dan clases especiales sobre la reproducción y el cuerpo de los omegas, aunque lo de los omegas dominantes es algo que se habla poco. Mi familia insistió en que debía conocer a quien podría ser mi futura pareja.

No entendía bien lo que quería decir, hasta donde yo sabía, era la única en todo Ërrendle. Al ver mi cara de sorpresa y confusión, continuó explicando...

—Mi familia quería unirme con alguien cuya familia fuera descendiente de un omega dominante... Alice —suspiré cuando dijo mi nombre, mi corazón revoloteaba cada vez que pronunciaba mi nombre. —He tenido compromisos arreglados desde que nací. Como sabes ya, mi familia siempre ha estado al mando de la Casa de la Luna, y esperaban que yo siguiera esa tradición.

—¿O sea que has estado comprometido varias veces? —la alegría empezaba a alejarse y los celos querían salir. —Tu amiga, la que fue a mi departamento... ¿no era la primera?

La Ascensión de la EspecieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora