Cautiva por un Secreto Oscuro

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Dudé en hablar de esto último, pero si quería captar toda su atención, simplemente lo solté. Terrence se levantó y fue al minibar a tomar una botella de licor, trajo un vaso y la botella consigo. Me dirigí al escritorio de Erick y les pasé el informe de la autopsia para que lo vieran, aunque seguramente ya lo habían revisado.

—Mi padre murió hace unos años; su nombre era Caín Sawyer, pero antes era Caín Gabrielson. Supongo que el nombre les resulta familiar. —Miré a su hermana, quien asintió completamente perpleja, al igual que Erick. —Soy una hija fuera del matrimonio, lo que significa que quien me trajo a este mundo fue Caín, un omega. Sé que esto no tiene mucho que ver, pero déjenme contarles un poco mi historia para que lo entiendan.

Decidí explicar más, ya que parecía que ninguno comprendía completamente lo que estaba diciendo.

—Caín era un científico muy talentoso en su campo. Escapó de casa debido a los abusos de Archer y se unió a otro alfa. Fue en ese momento cuando nací. Archer mató a mi atda... en fin, no tiene sentido hablar de eso. Caín me enseñó muchas cosas sobre medicina y sus investigaciones en el campo de los Alfa&Omega, incluida la mutación del virus que causó la caída de Antigua...

—Caín Gabrielson era la pareja de Archer Gabrielson, el mismo que fue tu mentor en la guardia. —Diannett hablaba con Terrence, quien asintió con evidente molestia y tensión. —¡Maldición! Pásame eso.

Ella le quitó la botella a Terrence para beber ella misma, mientras Erick encendía un cigarrillo en silencio.

—No lo recordaba porque perdí la memoria cuando estuve inconsciente...

—¿Inconsciente? —preguntó Terrence a nadie en particular. —¿Qué demonios te sucedió?

Solté el aire para calmarme.

—Sus heridas cuando llegó aquí eran realmente terribles; tenía toda la espalda llena de cortes. —Fue Erick quien habló, pero su tono lúgubre hizo que la broma no fuera nada graciosa. —Perdió mucha sangre y, debido a las heridas, cayó inconsciente. No se despertó hasta después de cuatro días.

—¿Por qué no me lo mencionaste? —me gruñó Terrence al levantarse, pero Erick se interpuso entre ambos.

—¡¿Qué estás haciendo?! —se quejo Diannett.

—Será mejor que te calmes y escuches. Si no puedes controlarte, harías bien en recordar en la casa de quién estás...

Por primera vez la voz de Erick me pareció aterradora pero al mismo tiempo, me daba tranquilidad saber que estaba segura, aun que sabia que Terrence no me lastimaría.

—Hermano, no seas idiota y siéntate... deja que hable. —Diannett, con voz autoritaria, le ordenaba a su hermano.

—Aun tengo que ordenar mi memoria; sigue confusa o quizás hay cosas que no quiero pensar. El punto es que, durante mi servicio en la Casa de la Noche, me encargaba de cuidar y suministrar medicamentos a Guilliam Crowell. Su alfa quería que él quedara embarazado, así que me asignaron esa tarea. Eso me daba acceso a su recámara privada. Una noche, al entrar al cuarto para darle el medicamento, noté papeles con fórmulas; eran medicamentos relacionados con el cambio del segundo género. Esas fórmulas eran las mismas que Caín investigaba durante años. Sus motivos para investigar... es una larga historia que ahora no tiene relevancia. —Busqué la mirada de Terrence, pero no la encontré. —Así que tomé muestras de su sangre sin que él se diera cuenta.

—Espera... ¿Dices que es posible cambiar el segundo género? ¿Eso es eregía? Maldito Crowell... —Diannett se le notaba molesta y casi se terminaba la botella de whisky.

La Ascensión de la EspecieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora