XXII.

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Jacaerys había estado ganándose su perdón de buena manera, lo llenaba de regalos.

Joyas, trajes hechos con la mejor Seda de Poniente, cosas para Sunfyre.

Si, la vida era buena.

Mientras jugaba con Daeron en el jardín, Aegon se permitió relajarse por un momento. El sonido de la risa del niño llenaba el aire, disipando temporalmente las tensiones que habían estado presentes en su mente.

Sin embargo, su momento de paz se vio interrumpido cuando un guardia se acercó, con una expresión seria en el rostro.

-Mi príncipe, la reina solicita su presencia en sus aposentos -anunció Ser Criston con respeto.

Aegon frunció el ceño, preguntándose qué podría querer su madre en ese momento. Con un suspiro resignado, dejó a Daeron con una promesa de continuar su juego más tarde, y se dirigió hacia los aposentos de la reina Alicent.

Al entrar, encontró a su madre sentada en su silla, con una mirada calculadora en los ojos.

-Aegon, querido -lo saludó con una sonrisa- Me han llegado noticias interesantes sobre tu relación con Jacaerys. Cuéntame, ¿cómo han ido las cosas entre ustedes dos últimamente?

Aegon se sintió tenso al escuchar la pregunta de su madre.

-Todo está bien, madre -respondió con cautela, tratando de ocultar cualquier rastro de preocupación en su voz.

Alicent arqueó una ceja, claramente no convencida por la respuesta de su hijo.

-¿Solo bien? -preguntó con insistencia.

-Sí, ma -Respondió con el entrecejo fruncido.

Alicent observó a Aegon con una mirada penetrante, leyendo entre líneas las emociones que él intentaba ocultar.

-Cielo,no tienes que fingir conmigo -dijo con voz suave pero firme- He hablado con Rhaenyra y tu padre. Sé que las cosas entre tú y Jacaerys han sido complicadas.

Aegon se sintió aún más tenso ante la revelación de su madre. Sabía que no podía ocultarle nada a ella, que siempre estaba un paso adelante en todo.

-Mamá, yo lo siento -murmuró, sintiendo la pesadez de la culpa en su pecho.

Alicent le ofreció una sonrisa comprensiva antes de continuar.

-Entiendo que este compromiso ha sido difícil para ti -dijo con sinceridad- Si sientes que no puedes seguir adelante con él, o simplemente no quieres casarte con Jacaerys, quiero que sepas que tienes mi apoyo. Se anulará el compromiso si así lo quieres.

Aegon asintió lentamente, sintiendo un peso levantarse de sus hombros.
-Gracias, mamá -dijo con gratitud.-Necesito un poco de tiempo para pensar en esto, pero sé que sea cual sea mi decisión te informaré de ello.

Alicent le dio una mirada llena de afecto y orgullo.

-Siempre estaré aquí para ti, amor -aseguró con ternura.- Toma el tiempo que necesites para tomar una decisión informada. Estaré esperando para apoyarte con lo que decidas.

°°°°

Aegon regresó a sus aposentos con la mente llena de pensamientos turbulentos. Se dejó caer pesadamente en una silla frente a su escritorio, su mente girando en círculos mientras intentaba procesar todas las emociones y dilemas que enfrentaba.

Por un lado, estaba su compromiso con Jacaerys, una alianza crucial para la seguridad de su familia. Pero por otro lado, estaba su propia felicidad y bienestar emocional, que parecían desvanecerse cada vez más a medida que se acercaba la fecha de la boda.

Sabía que no podía posponer esta decisión por mucho más tiempo. Necesitaba encontrar una respuesta, y pronto.

Con un suspiro resignado, Aegon se pasó una mano por el cabello, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

¿Debería seguir adelante con el compromiso por el bien de su familia, o debería seguir su corazón y buscar su propia felicidad?

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe suave en la puerta.
-Egg, ¿estas ocupado? -preguntó una voz tranquila y aniñada.

Aegon se enderezó en su silla y forzó una sonrisa.
-No, Dae -respondió con calma, aunque su mente seguía abrumada por la indecisión. - ¿Qué sucede?

-Quería preguntarte si podíamos ir a volar con Tessarion y Sunfyre.

Aegon abrió los ojos al escuchar la dulce voz de Daeron que interrumpía sus pensamientos.

-¡Claro, Daeron! -respondió con una sonrisa, dejando momentáneamente de lado sus preocupaciones.- Será divertido montar con Tessarion y Sunfyre.

Se levantó de su silla y se acercó a su hermano menor, colocando una mano cariñosa en su hombro.

-Solo déjame preparar algunas cosas y estaremos listos -dijo con entusiasmo, sintiendo cómo la simple idea de pasar tiempo con su hermano y los dragones le levantaba el ánimo.

Aegon se apresuró a recoger algunas cosas esenciales para el paseo, sintiendo cómo la emoción comenzaba a reemplazar lentamente la indecisión en su interior.

Quizás montar a lomos de los dragones sería justo lo que necesitaba para aclarar su mente y tomar una decisión sobre su futuro con Jacaerys.

°°°°

Aegon llegó a Pozo Dragón con Daeron, buscando a los cuidadores de los dragones para preparar a Sunfyre para el paseo.

- Disculpa, por favor, ensillen a Sunfyre, hoy saldremos a volar -Dijo Aegon.

El cuidador asintió.

Aegon observo con atencion al chico.

Era tal vez de la edad de Aemond.

-¿Eres nuevo? -Preguntó con curiosidad Aegon, mientras cargaba a Daeron.

-Sí, mi principe, llegué hace unos días, mi nombre es Johan. -Respondió mientras continuaba ensillando al dragón dorado.- Su dragón es muy precioso.

Aquello hizo sonreír con orgullo a Aegon.

Sunfyre era el dragón más bello que existía y podría existir.

- ¿Necesitan alguna otra cosa para su paseo? -respondió el cuidador, mostrando una sonrisa de anticipación.

Aegon agradeció al cuidador y le aseguró que no necesitaban nada más antes de dirigirse a Sunfyre, quien se encontraba esperando pacientemente.

- Hola, mi vida, ¿me extrañaste? -Le preguntó en alto valyrio, recibiendo un movimiento de cabeza.- Bien, Daeron, ¿estás listo para volar con Sunfyre? Tessarion nos seguirá a un lado, porque aún es muy pequeña para volar -preguntó y dijo Aegon, sonriendo mientras ayudaba a su hermano a subir a la silla de montar.

- ¡Sí, Egg! -respondió Daeron con entusiasmo, asomando una sonrisa llena de alegría.

Una vez que Sunfyre estuvo listo para volar, Aegon montó detrás de Daeron, asegurándose de que estuviera cómodo y seguro.

- Todo listo, hermanito. Ahora, ¡Sunfyre, arriba! -exclamó Aegon con emoción, preparándose para elevarse en el cielo junto a Sunfyre y Daeron.

Aegon disfrutó del viento en su rostro y del poderoso aleteo del dragón mientras se dirigían hacia los cielos abiertos.

Daeron rió emocionado mientras Sunfyre planeaba majestuosamente por el aire, y Aegon no pudo evitar contagiarse de la alegría de su hermano. Por un momento, todas las preocupaciones y dilemas se desvanecieron, reemplazadas por la simple dicha de estar volando en compañía de Daeron.

Ámame [Jacegon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora