XII.

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Había recibido un cuervo que llevaba una carta donde su compromiso con el príncipe Aegon se había anulado.

Todo para que luego lo comprometieran con Jacaerys Velaryon.

Un bastardo.

Un maldito bastardo le acababa de robar a su prometido.

Cregan Stark irrumpió en Desembarco del Rey con la furia ardiendo en sus ojos, su mandíbula apretada con ira contenida. Sus pasos resonaron en el pasillo mientras se dirigía hacia donde sabía que encontraría primero a Jacaerys Velaryon.

Finalmente, se topó con Jacaerys en uno de los salones, quien lo recibió con una sonrisa burlona.

-¡Ah, el buen Lord Stark! ¿A qué debo el honor de tu visita? -preguntó Jacaerys con un tono de falsa cortesía, sus ojos chispeando con malicia.

Cregan apretó los puños, luchando por contener su rabia mientras miraba fijamente a Jacaerys.

-Tu abuelo y tu madre han decidido que mi compromiso con el príncipe Aegon sea anulado, ¿verdad? -dijo Cregan, su voz resonando con un tono peligroso.

Jacaerys dejó escapar una risita desdeñosa, cruzando los brazos sobre el pecho.

-Es una lástima, ¿no crees? -respondió Jacaerys con una sonrisa maliciosa-. Pero supongo que es solo cuestión de alianzas. No puedo evitar que el príncipe Aegon tenga gustos... cambiantes.

Las palabras de Jacaerys encendieron aún más la ira de Cregan, quien luchaba por mantener la compostura frente a la provocación.

-No te burles de mí, Jacaerys. No sabes de lo que soy capaz -advirtió Cregan, su voz goteando con un peligro apenas contenido.

Jacaerys solo sonrió condescendientemente, disfrutando del malestar de Cregan.

-Oh, estoy seguro de que eres capaz de muchas cosas, Lord Stark. Pero por ahora, parece que tu destino está sellado. Una pena, ¿no? -concluyó Jacaerys, con una sonrisa burlona, antes de dar media vuelta y alejarse, dejando a Cregan Stark sumido en una mezcla de furia y desesperación.

Cregan observó a Jacaerys alejarse con una mezcla de desprecio y frustración. Sabía que enfrentarse directamente al príncipe solo empeoraría las cosas, pero la impotencia lo llenaba de una rabia que amenazaba con desbordarse.

Respiró profundamente, intentando controlar sus emociones mientras consideraba sus opciones. Decidió que lo mejor sería buscar a la mano, a Ser Otto, y discutir con él cómo abordar esta situación.

Con paso firme, Cregan se dirigió hacia los aposentos de Otto Hightower, decidido a encontrar una solución a esta afrenta a su honor y dignidad.

°°°°

Cregan golpeó con fuerza la puerta de los aposentos de Otto Hightower, su furia apenas contenida.

Al abrir la puerta, Ser Otto lo recibió con una mirada de sorpresa, que pronto se transformó en una expresión de seriedad al ver el semblante encolerizado de Cregan.

-Lord Stark, ¿a qué debo esta visita? -preguntó Ser Otto con cautela, reconociendo la intensidad en la mirada de Cregan.

Cregan entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí con un golpe.

-¡Eso es lo que quiero saber yo, Ser Otto! -exclamó Cregan, su voz resonando con indignación-. ¿Cómo es posible que mi compromiso con el príncipe Aegon haya sido anulado para que Jacaerys Velaryon, un bastardo, ocupe mi lugar?

Ámame [Jacegon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora