IX

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T/N

Estoy harta de los dioses y sus problemas familiares. Pero lamentablemente ya hace mucho tiempo aprendí que que aunque sean dioses, no pueden chasquear los dedos para salvar al mundo. Esa tarea recae en nosotros: los semidioses.

A pesar de eso, realmente anhelaba un poco de paz y tranquilidad por unos años. Darle clases a los campistas, poder visitar a Annabeth y a Percy. Hasta se me había ocurrido que capaz, en un futuro no tan lejano, podría ir a la universidad, vivir más allá de los límites del campamento.

Ahora debía abandonar esas ideas. El comienzo de la profecía se había confirmado. Y no hablo de cualquier profecía sino la Gran Profecía. Demasiadas «profecía» para mi gusto.

Las cosas iban de mal en peor.

Un dragón útil pero loco anda suelto en el campamento. Perdimos a Hedge. Reclutamos a tres campistas nuevos y uno de ellos es sospechosamente extraño. Quirón se está comportando demasiado raro. Hera me hace la vida imposible. Y Percy...

Desde que Percy había desaparecido, los sueños extraños y las pesadillas habían empezado a atormentarme. 

Sin embargo, ninguna de estas me acompañó esta noche.

De repente me vi un parque. En el centro había un gran rectángulo de pasto. En uno de sus extremos pude ver una fuente y en el extremo opuesto estaba la entrada a un edificio enorme clásico, una biblioteca. También rodeaban al parque un montón de mesas y sillas para sentarse. En algunas, había personas charlando y comiendo. En otras pude ver personas jugando al ajedrez. Y en medio de todos lo edificios que rodeaban el parque reconocí el Empire State, no se encontraba muy lejos. Un presentimiento me invadió. Yo ya conocía ese lugar... Estaba en el Bryant Park.

Enseguida me di cuenta que estaba reviviendo un recuerdo. 

"Es lindo, ¿no?" 

A mi derecha Percy me miraba esperando mi respuesta. 

Estábamos los dos sentados en una de esas mesas del parque tomados de la mano mientras observábamos nuestro alrededor. Era una tarde muy linda. Había bastante gente pero igual uno podía disfrutar el entorno.

"Si." le respondí con una sonrisa.

Sin duda el Bryant Park no era el lugar más lindo de Nueva York, pero tenía algo que me hacía sentir como en mi hogar. Capaz era la biblioteca que me hacía acordar a Annabeth y sus libros. O la zona de pasto que al ser rectangular se me hacía parecida al campo de arena del campamento donde practicábamos. O tal vez era que su cercanía con el Empire State me hacía sentir protegida. No lo sé.

De repente recordé porqué estábamos allí.

Luego de ganar la batalla contra Cronos Percy cumplió años y Sally se había comunicado con Annabeth y conmigo para plantearnos una propuesta. Al parecer a ella y a Paul se les había ocurrido hacerle un fiesta sorpresa a Percy y precisaban nuestra ayuda. 

Tanto a Annabeth como a mi nos pareció una gran idea por lo que no tardamos en empezar a organizar todo. Luego de haber hablado con todos los invitados y comprado las cosas necesarias sólo faltaba el plan de distracción: mientras Annabeth, Sally y Paul decoraban la casa y recibían a los invitados; yo tenía que alejar a Percy lo más posible de la casa. 

Por suerte no fue una tarea difícil. Lo único que tuve que hacer fue proponerle a Percy que me haga una visita guiada por algunos lugares de Nueva York. El aceptó de inmediato.

Aunque el propósito de la salida originalmente era otro, terminé teniendo uno de los mejores días de mi vida. Por primera vez, Percy y yo estábamos solos sin campamentos mestizos ni monstruos griegos a nuestro alrededor.

ᴇʟ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴘʀᴏғ  ᴇᴄɪ́ᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora