Capítulo 17

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Habían pasado dos meses desde que las vidas de Aemma y Aemond fueron unidas en matrimonio y muchos envidiaban la relación que tenían. No muchos podían presumir de un enlace con amor como ellos habían tenido. Todos en la Fortaleza Roja eran testigos de ello, de las muestras de cariño que tenían incluso en público y de cómo se escabullían de los eventos del día a día para disfrutar de la intimidad de ambos.

En ese mismo instante, la princesa y el príncipe se encontraban en la biblioteca privada. De niños, aquel lugar era su favorito, pues pasaban horas leyendo y aprendiendo Alto Valyrio. Muchos pensaban que el matrimonio disfrutaba de la lectura juntos y no se equivocaban pero aquel día Aemma tenía un deseo más grande.

Aemond se encontraba entre las piernas de su esposa, más bien, su cabeza y con su boca se encontraba dándole placer. Los dedos de la fémina se enredaban en los lacios cabellos de su esposo mientras se encontraba recostada sobre las escaleras de la estantería. Intentaba aguantar los gemidos para no ser escuchados pero su propósito se vio aún más complejo cuando acompañando su lengua, el príncipe introdujo dos de sus dedos en su vagina.

La princesa tapó su boca excitada y su esposo sonrió contra su vulva a la vez que la miraba, disfrutando del espectáculo mientras sentía que el interior de Aemma se hacía más cálido y estrecho, llegando a su clímax y se levantó para besarla.

- Aemond - gimió aún excitada apoyando su frente en su hombro - No sabía que se podía hacer esto - habló aún en su posición pero ahora su mano se desplazó a la entrepierna de su esposo provocando un espasmo en su cuerpo al no esperar ser tocado así - me gustaría hacértelo a ti también - dijo mientras acariciaba su miembro aún con la ropa de por medio - pero debes enseñarme - pidió retirándolo hacia atrás y arrodillándose frente a él.

Ante tal petición, el príncipe no lo dudó y desabrochó sus pantalones, dejando libre su virilidad.

- Primero puedes tocar de arriba a abajo - dijo tomando la mano de Aemma y moviéndola sobre su dureza, sintiendo la suavidad de su mano.

La princesa siguió tocándolo y cuando su esposo quitó su mano, alzó el rostro viendo la cara del joven enrojecida y soltando algún que otro gemido.

- ¿Lo estoy haciendo bien? - preguntó la de iris violetas y Aemond asintió.

Aemma tomó la iniciativa y comenzó a chupar con su boca el glande haciéndolo gruñir por la sorpresa, no esperaba que ella lo hiciera. A su vez seguía masturbándolo.

- ¿Podrías meterlo más? - interrogó el príncipe mientras acariciaba la mejilla de su esposa que lo miró y después con un rápido movimiento lo introdujo aún más en su boca y al no saber su límite lo intentó meter entero y soltó una arcada y aunque Aemond creyó que lo sacaría de su boca, siguió haciéndolo acostumbrándose al tamaño de su miembro y se dejó llevar hasta que no pudo aguantar más y sujetando la parte occipital de la cabeza de su esposa, se corrió en su boca mientras soltaba algunas maldiciones y gruñidos.

Aemma comenzó a toser cuando sacó su miembro y él se agachó dándole suaves palmadas entre sus omóplatos.

- ¿Te ha gustado? - interrogó la joven al parar de toser y mirarlo.

- Me ha encantado - respondió con una sonrisa el príncipe para besarla.

- Debo de ir al baño antes de la cena - explicó la joven y Aemond asintió.

- Yo me quedaré un rato más aquí - dijo el joven cerrando sus pantalones y tomando un libro para volver a sentarse.

Al poco de salir su esposa, la puerta de la biblioteca se volvió a abrir pero ahora quien entraba era su hermano.

- Ya veo que Aemma y tú no descansáis ni un día - sentenció Aegon con burla.

- Lo que haga con mi esposa no es de tu incumbencia, además, es asqueroso por tu parte estar escuchándonos - dijo tranquilo el tuerto mientras que seguía mirando el libro.

- Vamos hermano, no me trates de manera tan fría - dijo Aegon sentándose a su lado y tomando el sorbo de la copa que llevaba en la mano - tendrías que estarme agradecido de que te llevé a la Calle de la Seda y practicaste allí con las putas, ahora tu esposa lo disfruta, si hubiera sido por ti no habrías follado hasta casarte con ella y habría sido un desastre para los dos - comentó el mayor y ahora su hermano lo miraba molesto - No me mires así, es cierto.

Aquel momento vino a su mente y recordó como con quince años su hermano mayor lo llevó a un burdel de la Calle de la Seda como "regalo por su quinceavo Día del Nombre".

- Traedle a la puta más rubia que tengáis, si puede ser que parezca Targaryen - dijo Aegon al entrar al lugar y ofrecer una bolsa de monedas de oro. Sabía que su hermano estaba enamorado de su sobrina y pensó que alguien que se asemejara le gustaría más.

- Así será mi príncipe - dijo la señora del burdel tomando la bolsa mientras que una de las muchachas se acercó al príncipe y se lo llevó al interior dejando al más joven solo y rodeado de personas que practicaban sexo. Incómodo miró al suelo pero unos pies descalzos entraron en su campo de visión.

Alzó el rostro y vio a una joven de su edad, rubia pero sin llegar a ser platinada.

- Mi príncipe - dijo al joven tomando el ligero vestido por los lados y haciendo una reverencia para después tomarlo por su mano y adentrarlo en una sala privada - me comentaron que está celebrando su Día del Nombre así que espero que lo disfrute - habló seductoramente mientras comenzaba a acariciarle lascivamente.

Sabía que no estaba bien, quería que su primera vez fuera con su amada Aemma, pero ya habían pasado cinco años desde su partida y las hormonas lo traicionaron al cerrar los ojos e imaginar que la que estaba ahí con él, era su dulce princesa.

Disfrutó del momento, dejándose llevar e imaginando que la joven con la que fornicaba era su dulce prometida. Embestía con poca delicadeza mientras que la prostituta gemía aunque en realidad aquel sonido le disgustaba puesto que los únicos sonidos de esa índole que quería escuchar eran los de Aemma.

- Callad - gruñó molesto y la muchacha obedeció. Se preguntaba cómo se sentiría el interior de su preciada princesa, como serían sus pechos, su trasero, su expresión al correrse y sin poder contenerse más salió del interior de la chica con la que estaba para terminar eyaculando con su mano y gimiendo el nombre de la única mujer para él, Aemma.

Dragon's  Blood [Aemond Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora