Capítulo 19

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Aemma esperaba ansiosa a su familia en la puerta principal de la Fortaleza Roja junto a su guardia personal y Lord Caswell. Al ver el carruaje saltó emocionada y bajó los escalones con cuidado.

- Su Alteza, Rhaenyra Targaryen Princesa de Rocadragon y heredera al Trono de Hierro y su consorte, el príncipe Daemon Targaryen - anunció el guardia real en voz alta.

- Madre - dijo emocionada Aemma para abrazar a su madre cuando ya estaba sobre el suelo. El volver a sentir la seguridad que le proporcionaban aquellos brazos, la calidez de su madre, la hacía olvidarse de los problemas que tenían.

- Hija mía, gracias por avisarnos - susurró Rhaenyra contra la cabeza de su hija sabiendo que aquella nota que recibió fue mandada sin autorización.

- Aemma - llamó Jace abrazando a la que considera su otra mitad.

- Espero que el tuerto te esté tratando bien, de no ser así...- habló Daemon sin miedo a ser escuchado.

- Si si, él me ha cuidado y ayudado con todo lo que he necesitado - respondió la princesa mirándolo.

- ¿En serio? - interrogó Daemon entendiendo lo que la joven había dicho.

- Si, en todo - enfatizó en la última palabra.

Rhaenyra y Daemon se miraron con sorpresa. Creían que Aemond era una de las piezas de los verdes y no esperaban que su hija tuviera la ayuda de su esposo para enviar el aviso de manera secreta.

- Como han crecido tanto - habló la joven princesa emocionada, para cargar a Joffrey que no tardó en besar su mejilla mientras que ella acariciaba con la otra mano los rostros de sus hermanos más pequeños, Aegon y Viserys. Solo habían pasado un par de meses pero las diferencias eran notorias, sobretodo a aquella edad.

- ¿Y qué pasa con tu hermano favorito? - preguntó Luke acercándose y recibiendo un beso de su hermana en su mejilla.

- Luke - dijo la joven viendo con ternura a su hermano.

- Estáis resplandeciente hermana - habló Rhaena con una sonrisa.

- Será la vida de casada - sugirió Baela.

- Chicas - riñó con las mejillas tintadas de un tono rojizo - os he echado de menos - comentó bajando a Joffrey y mirando a todos que la miraban igual.

Al entrar en lo que una vez fue su hogar, la familia de Rhaenyra se sintió fuera de lugar. Los símbolos Targaryen sustituidos por los religiosos era más que una clara declaración de quién gobernaba los Siete Reinos.

- Nosotros iremos a ver a Viserys - anunció Daemon refiriéndose a él y la princesa.

- Me gustaría ir al campo de entrenamiento - sugirió Jace mirando a su hermana.

- Yo os acompaño - indicó la joven siendo la primera en tomar el camino hacia el lugar.

- ¿Has seguido entrenando? ¿O la reina no te ha dejado? - interrogó Jace suspicaz.

- ¿Desde cuándo obedezco las órdenes de alguien que no sea el rey o mi madre? - respondió con burla la princesa bajando el tono de voz y sus hermanos rieron.

Al llegar al patio varios pares de ojos se posaron en las figuras de los vástagos de Rhaenyra.

- No bajes la cabeza Luke - riñó la princesa a su hermano mientras que el mayor de los tres se encaminó a un lugar específico, dejándolos atrás.

- ¿Lo ves? Te dije que seguiría aquí. Creías que podías esquivar el mangual de Criston y casi te arranca la cabeza - habló el príncipe de cabellos morenos con una sonrisa de nostalgia en referencia a un hueco en el muro.

- ¿Qué te preocupa? - interrogó Jace a su hermano.

- No dejan de mirarnos - susurró el más joven - Nadia cuestionaría mi derecho a Marcaderiva si me pareciera más a Ser Laenor Velaryon que a Ser Harwin Strong - terminó diciendo pegado a sus hermanos para que lo escucharan.

- Lo que opinen es irrelevante - sentenció Jacaerys dejando el arma que había tomado en su lugar.

- Nuestro abuelo es el rey y su palabra es ley - comentó Aemma mirando a su hermano pequeño que asintió pero su conversación se vio interrumpida por el revuelo de los cortesanos admirando el combate entre el príncipe Aemond y Ser Criston Cole.

Aemma observó los movimientos de su esposo embelesada y orgullosa. Jace lo miraba con odio mientras que Luke quedaba atónito al ver a su hermana así. Aemond ganó el duelo y los que estaban alrededor aplaudieron a excepción de los jóvenes Velaryon.

- Sobrinos, ¿Venís a practicar? - interrogó el del parche desviando su mirada a los hijos de la princesa Rhaenyra pero al ver a su esposa su rostro se relajó - mi señora - habló formal, con cierto tono de súplica sabiendo que estaba enfadada con lo que había dicho, pero no le dio tiempo a acercarse pues las puertas se abrieron dando paso a Vaemond Velaryon junto a sus propios soldados. En seguida cruzó miradas con el bastardo que se atrevía a reclamar Marcaderiva como suya pero una extraña sensación lo hizo desviar su mirada hacia la princesa. En su figura no había nada intimidante pero al chocar sus miradas, sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral pero ignorando aquello, continuó su caminata hacia el interior del castillo.

Entonces Aemma se dispuso a subir las escaleras por las que había llegado al campo de entrenamiento furiosa, seguida de su esposo y hermanos.

- Aemma - suplicó Aemond en que le diera atención bajo la sorpresa de sus sobrinos pues después de como se había dirigido a ellos no esperaban que se arrastrara por su hermana.

- Aemond, no estoy de humor - se quejó la joven. no sabía si eran las hormonas del embarazo o los acontecimientos ocurridos pero terminó devolviendo frente a sus hermanos y esposo.

- Aemma - dijeron sus hermanos.

- Llame al maestre - indicó el mayor a Ser Jon que había permanecido al lado de la princesa en todo momento.

- No hace falta Jace - habló Aemma mientras que su esposo rodeaba su cintura por si perdía el equilibrio, bajo la atenta mirada de sus hermanos.

- Por favor Jon, ¿Podrías pedir que limpien este desastre? - preguntó la princesa al guardia.

- Por supuesto mi princesa - contestó para caminar en busca de una sirvienta.

- Creo que debería verte un maestre - habló Luke.

- No te preocupes pequeño, es solo que lo de mañana me tiene algo preocupada - comentó la princesa acariciando la mejilla de su hermano menor.

Se sentía fatal mintiendo a su familia pero sabía que su embarazo ahora mismo solo causaría revuelo, siendo lo último que necesitaban. Debían de tener los nervios controlados para defender el derecho de Luke a Marcaderiva.

- ¿No vas a contarle a tu familia sobre el embarazo? - interrogó Aemond a su esposa cuando ya se encontraron en sus aposentos por la noche.

- El maestre Mellos me dijo que aún es pronto para anunciarlo - respondió simple mientras peinaba sus cabellos - ¿Y a qué vino esa actitud con mis hermanos? - demandó la princesa con tono neutro.

- Sabes que me es difícil olvidar - comenzó a hablar pero fue cortado por su esposa.

- Yo he decidido olvidar que nos llamaste bastardos - indicó sin mirarlo.

- Lo sé, perdóname Aemma - pidió poniéndose de rodillas para estar cara a cara con su esposa que estaba sentada - por favor - suplicó tomando su mano y besándola con necesidad.

- De acuerdo, de acuerdo - dijo finalmente la princesa incapaz de enfadarse de verdad  con Aemond.

Aquella noche Aemma a penas pudo pegar ojo preocupada por lo que podría ocurrir al día siguiente. Debían de ganar Marcaderiva para Luke o todos perderían.

Dragon's  Blood [Aemond Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora