Capítulo 24

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Aemma no había estado nunca en las calles de la capital pero ahora entendía porque tenían tantos inciensos en la Fortaleza Roja. Las calles estaban llenas de excrementos y la peste era casi insoportable por lo que en la corte tenían inciensos en cada esquina para evitar la pestilencia del populacho.

Algunas veces se cruzaban con otros guardias y su corazón se aceleraba al creer que podía ser descubierta pero como ya le habían dicho, nadie se fijaba en una humilde sirvienta. El camino a Pozo Dragón había sido tranquilo pero desde la esquina más cercana observaron que había cuatro guardias custodiando sus puertas.

- ¿Cómo haremos para que nos dejen entrar? - interrogó Aemma analizando la situación.

- Vos no levantaréis el rostro - contestó Jon observándola y ella asintió.

Caminaron con tranquilidad hacia la entrada de la guarida de los dragones y como le había aconsejado el Grover, la princesa iba con la cabeza agachada.

- ¿Qué hacéis aquí, Ser Jon? - interrogó el guardia a su compañero.

- La princesa me ha mandado a que supervise como está su dragona - respondió con una cordial sonrisa y el guardia se echó hacia un lado sin dudar pues era común que lo hiciera.

- ¿Y ella? - cuestionó otro hombre haciendo un gesto de seña hacia Aemma que apretó sus manos con aún más fuerza mientras mantenía la cabeza agachada.

- Vamos Ed, Jon tiene derecho a darse alguna felicidad de vez en cuando, no siempre va a ir suspirando detrás de la princesa - habló el primero defendiendo a su amigo y compañero.

- Tiene que ser duro enamorarse de tu protegida y que se case con otro - comentó otro guardia - lo siento por ti.

Jon se puso nervioso puesto que la que estaba a su lado no era una sirvienta como ellos creían si no la persona de la que hablaban tan despreocupadamente y Aemma no pudo evitar alzar el rostro anonadada por lo recién escuchado.

- P-princesa - tartamudeó uno de ellos sorprendido al reconocer a Aemma.

- No deberíais de estar aquí - susurró el llamado Ed llevando su mano al mango de su espada.

- ¿Qué significa todo esto, Ser Jon? - interrogó el guardia.

- Princesa, retroceda - ordenó el guardia desenvainado su espada y la joven obedeció sin rechistar.

Un caballero se lanzó al ataque pero Jon Grover se defendió magistralmente.

- Debéis de entrar a la fosa - le dijo a la princesa que asintió y echó a correr tomando sus faldas pero uno de los guardias la atrapó.

- Soltadme - ordenó Aemma con el tono autoritario de un miembro de la familia real.

- Son órdenes de su Alteza el rey Aegon - le respondió con dureza.

Aemma miró rápido a su alrededor y visualizó el fuego que había calentando a los guardias. Tal vez ya no era inmune al fuego pero era su única escapatoria por lo que tomó el hierro, ardiente entre sus manos bajo la asustada mirada del caballero.

- ¿Qué? - cuestionó sorprendido de ver como la princesa entraba en contacto con las llamas y no le afectaban. Aprovechando la perplejidad del hombre tiró la antorcha metálica al suelo y el fuego se apoderó de los alrededores haciendo que el caballero retrocediera asustado, para que después huyera en busca de más ayuda.

- ¡La única reina es mi madre, Rhaenyra! - gritó la joven y los tres guardias restantes la miraron aterrorizados al ver como las llamas invadían el vestido de la princesa pero no parecían afectarle.

Jon la observó cautivado de ver a su princesa dragón entre las llamas, tan valiente y hermosa y aquel despiste fue aprovechado por uno de sus rivales que clavó el arma en su abdomen y ante aquello solo pudo soltar un quejido de dolor y el rostro de Aemma se desformó ante lo que estaba viendo.

- ¡No Jon! - gritó la princesa corriendo hacia el hombre que se derrumbó en el suelo, manchándolo de sangre.

Aemma furiosa, tomó la espada de Jon y apuntó a los tres caballeros que la miraban asustados pues podían jurar que en su mirada no había una pizca de piedad, solo ira y fuego.

- Os mataré - amenazó la de cabello plateados quitándose el gorro que ocultaba su identidad. Los tres hombres sabían de lo que era capaz, habían sido testigos de cómo asesinó a sangre fría a Vaemond Velaryon y con miedo huyeron del lugar, seguramente en busca de refuerzos.

La princesa se arrodilló junto al cuerpo de Jon que aún vivía. Su mirada cambió automáticamente y sus ojos se llenaron de lágrimas.

- Jon - sollozó Aemma tomándolo y abrazándolo - no me dejes por favor - suplicó contra su mejilla para volver a mirarlo a sus ojos los cuales también tenían lágrimas y de su boca comenzaba a salir sangre.

- No os imagináis cuánto deseaba que me llamarías por mi nombre sin honoríficos - habló el hombre entrecortadamente.

- No habléis, guardad las fuerzas por favor - pidió la princesa presionando la herida del abdomen y manchándose de sangre sus manos y ropas en el proceso.

- Sabéis que no lo conseguiré, Aemma - habló con dificultad mirándola a los ojos y acariciando la mejilla ensangrentada.

- No no no - sollozó de nuevo al ver como la cantidad de sangre del suelo aumentaba rápidamente.

- Aemma - llamó el guardia y ella conectó su mirada con la de él sabiendo lo que le estaba pidiendo pues ya no le quedaban fuerzas ni para hablar así que la de cabellos plateados acercó su rostro al suyo y lo besó en los labios. No fue un beso apasionado pero para el caballero era más que suficiente y fue la manera más placentera en la que soltó su último aliento. Siempre supo que no la podía tener, que su corazón pertenecía a otro y que nunca le hubieran concedido su mano, pero con aquel beso el alma de Jon abandonó este mundo de guerras con felicidad de haber podido besarla aunque fuera solo una vez y de manera tan trágica, siendo su último pensamiento en que habría pasado si ella no hubiera sido princesa y la posición de él fuera distinta.

Aquella noche, el honorable guardia de la princesa Aemma, Ser Jon Grover, hijo pequeño de Lord Grover había sido asesinado en el intento de que su protegida y amor huyera de aquel nido de víboras.

La princesa montaba en su dragona Redfyre con restos de sangre y lágrimas desbordándose por sus mejillas camino hacia Rocadragón y dejando en Desembarco del Rey a partes de su corazón sabiendo que una de ellas nunca volvería a su vida.

Dragon's  Blood [Aemond Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora