Capítulo 18

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Aemma caminaba por los pasillos de la fortaleza en dirección al salón de la familia real donde se haría la cena. Ya se había aseado tras el momento íntimo de la biblioteca junto a su esposo pero una voz desde el despacho de la mano la detuvo, deteniendo su caminar y acercándose cautelosamente.

- Debemos de darle a Vaemond Marcaderiva, así podremos reclamar su apoyo cuando se requiera - habló Otto Hightower.

- Tal vez Corlys sobreviva, ya fue herido otras veces en batalla y logró salir con vida - dijo Alicent y Aemma entendió que su abuelo había sido herido en los Peldaños.

- Mi reina, eso fue hace años, ahora solo es un viejo Lord - comentó Ser Criston Cole.

- Muy bien, haremos una audiencia para decidir sobre el futuro Lord de Marcaderiva y le quitaremos al bastardo de Rhaenyra Marcaderiva y así la legitimidad de los príncipes se verá comprometida y con ella, obviamente la de la princesa - sentenció la mano del rey.

Aemma caminó con cuidado de no ser escuchada y salió enfurecida de allí. Daemon tenía razón, las víboras gobiernan en nombre de su abuelo moribundo y debía de avisar a su madre sobre esto pero tenía que pensar cómo hacerlo sin levantar sospechas. Sabía que las cartas podían ser interceptadas así que ella misma tenía que ser quien enviara el cuervo. Durante la cena meditaba en como podía hacerlo.

- ¿Os encontráis bien? - interrogó su esposo mientras tomaba su mano delicadamente pues no había probado bocado.

- Si, solo que no tengo mucho apetito - respondió más seria de lo normal.

- Tal vez estéis encinta - comentó la reina con emoción pero la expresión de la joven no cambió incomodando a la mujer que tornó el tema de conversación.

Al retirarse a sus aposentos la princesa estaba distante, no dejó ni que su esposo la tocara.

- Te pasa algo y no me lo quieres contar - habló molesto el príncipe mientras se sentaba en la cama para desabrochar sus botas.

- No te hagas el inocente, seguro que lo sabes - recriminó la princesa con ira.

- ¿Qué debería de saber? - interrogó ahora con burla pues empezaba a molestarle que estuviera tan molesta sin saber la justificación.

- ¿No sabes que tu madre y tu abuelo conspiran para quitarle Marcaderiva a Luke? - cuestionó la princesa encarándolo.

- ¿De dónde sacas esa idea? - respondió sin comprender nada.

- Los escuché hablando sobre ello - explicó la princesa.

- ¿Los espiabas? - preguntó sorprendido.

- No, bueno, si - balbuceó la de iris violeta - iba de camino a la cena y los escuché accidentalmente - expresó la princesa - y me alegro de haberlo escuchado así podré avisar a mi madre y lo haré con o sin tu ayuda.

- ¿Qué quieres que haga? - interrogó el príncipe sorprendiendo a su esposa que esperaba que estuviera de lado de su madre.

- ¿De verdad que no sabías nada de esto? - insistió Aemma mirándolo a su único ojo y asintió.

- Es cierto que Lucerys no es de mi agrado pero no me incluyeron en el plan por obvias razones - habló Aemond.

- ¿Por obvias razones? - preguntó con curiosidad la fémina.

- Por si no lo sabías, esposa mía, te amo desde que tengo uso de razón y mi lealtad está contigo y si eso quiere decir tener que apoyar la sucesión de tu hermano a Marcaderiva, lo haré - comenzó a decir tomando la cintura de su esposa y acercando sus rostros - y es más que obvio para cualquiera.

- Aemond - susurró la princesa - yo también te amo - dijo para después juntar sus labios y pasar los brazos por su cuello.

Ya caída la noche, la princesa Aemma redactó un escueto pero claro mensaje a su madre:

La sucesión de Marcaderiva está siendo puesta en duda por la Mano del Rey y la reina, debéis de venir a Desembarco del Rey cuánto antes.

Aemma

Enrolló el mensaje pero le fue arrebatado de las manos por su esposo.

- Ya está - dijo metiéndolo en un bolsillo interior de su jubón bajo la mirada extrañada de su esposa - ¿no creerías que te dejaría sola?

- Si vamos los dos será más sospecho - expresó Aemma.

- Y más peligroso para ti, si no es conmigo no hay plan - sentenció el príncipe abriendo la puerta. Jon Grover miró al matrimonio y asintió pues le habían contado lo planeado.

Fueron donde tenían a los cuervos y por obvias razones ahí se encontraba el Maestre Mellos.

- Mis príncipes - saludó levantándose e inclinando su cabeza - ¿qué les trae por aquí a estas horas de la noche? - interrogó el hombre de túnica beige.

- Mi esposa lleva unos días encontrándose algo mal y me gustaría que la atendiera - expresó Aemond tranquilo.

- De acuerdo - dijo el maestre pero cuando fue a revisarla ella se alejó un poco.

- Si pudiera, me gustaría un poco más de privacidad - solicitó la joven.

- Por supuesto princesa, como deseé - aceptó el maestre indicándole que fueran a la habitación contigua donde la examinaría.

Al quedar el príncipe solo junto con Jon Grover, envolvió rápido el mensaje que había redactado Aemma y lo ató a la pata de uno de los cuervos que llegaría a Rocadragón advirtiendo del asunto de Marcaderiva.

- Espero que no se dé cuenta de que le falta uno - dijo refiriéndose al ave mientras que la veía volar, alejándose del castillo.

En la sala contigua, la princesa Aemma estaba recostada en la camilla de la sala del maestre mientras que este tocaba su vientre.

- ¿Cuándo fue su último sangrado? - cuestionó el maestre mientras palpaba la barriga de la princesa.

- Tengo un retraso - contestó Aemma cayendo en aquel hecho.

- Princesa, debo de daros la enhorabuena, aún es pronto y recomiendo que no se cuente a nadie por precaución - dijo Mellos.

- Espero que esta información quede entre nosotros - habló la princesa dejando una bolsa de oro en las manos del hombre.

- Por supuesto alteza, no diré nada - sentenció el hombre y la joven salió de allí siendo seguida de su esposo y guardia.

- Gracias por escoltarnos Ser Jon - dijo la princesa cuando estaban en la puerta de su dormitorio.

- Siempre puede contar conmigo princesa - habló el joven caballero con un leve sonrojo y el esposo de ella puso su ojo en blanco en señal de aborrecimiento por el guardia.

- Te dio tiempo a enviarlo ¿no? - preguntó nerviosa Aemma a lo que su esposo se acercó y besó su coronilla.

- Si, tranquila - dijo despojándose de sus ropas superiores dejando a la vista su fornido tórax y terminar desnudándose para meterse en la cama.

Aemma lo siguió y fue recibida por los brazos de su esposo que acariciaba con sus dedos la blanca piel de la espalda de su esposa.

- Aemond - lo llamó temerosa la princesa alzando su rostro para conectar sus miradas - estoy embarazada - dijo simple y concisa.

Por su parte el muchacho abrió su único ojo conmocionado y se incorporó quedando su espalda pegada en el cabecero de la cama mientras analizaba el rostro y cuerpo de su esposa. Ahora que se fijaba, ¿podía ser que sus pechos hubieran crecido? Volvió a mirarla a los ojos y percibió la duda que tenía en ellos por lo que la atrajo hacia su cuerpo.

- ¿Aemond? - interrogó Aemma confusa por su comportamiento.

- Me haces muy feliz Aemma - habló por fin el joven príncipe.

Ambos eran jóvenes y estaban llenos de vida pero sabían que sus vidas no seguirían aquel dulce rumbo puesto que las circunstancias que los rodeaban no eran las requeridas. Sabían que una guerra se avecinaba y que un hijo en tales condiciones no era señal de buen augurio pero ¿Qué podían hacer ellos?

Dragon's  Blood [Aemond Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora