Koen:
Cuando era pequeño me obsesionaban los agujeros negros. Fríos, distantes y llenos de energía, eran una fuerza galáctica casi imposible de comprender. El resultado de los escombros helados de una supernova que, al no tener opciones, se convertían en el centro de atracción de las aproximaciones más cercanas y arrasaban todo a su paso.
No entendía su funcionamiento, aquel era el motivo por el que me gustaban. Cuando crecí me di cuenta de que mi interés por ellos venía determinado por las similitudes que compartíamos.
Por la capacidad que teníamos para destruir cosas.
Había bebido tanto que estaba a punto de perder el sentido. Lo único que era capaz de discernir entre tanta oscuridad eran los jadeos que se escapaban de nuestros labios y su cuerpo frágil bajo las caricias perezosas de mis manos.
La escuché gemir contra mi oído y no pude evitar sonreír contra la piel desnuda de su pecho. Podía ser un desastre en muchas cosas, pero en agujeros negros y en el placer ajeno nadie podría, jamás, recriminarme nada.
—Me gusta oírte gemir, Pandora.
Obtuve un quejido en respuesta y, entre tanta nebulosa, encontré el motivo de aquel gruñido.
No era ella.
Pandora tenía unos rizos dorados y ella el cabello negro como el azabache.
Pandora me había rechazado.
Pandora me había dejado atrás.
Pero a mí no me importaba. Estaba dispuesto a fingir que entre nosotros no había pasado nada, que no la seguía queriendo y que lo nuestro solo había sido producto de la confusión que había provocado nuestra necesidad el uno del otro.
Podía seguir fingiendo que no pensaba en ella a cada maldito segundo del día, que no me importaba que hubiera escogido a Enzo antes que a mí, que no la quería. Que podía saciarme con cualquier otra, una que estuviera a mi alcance.
Porque, igual que los agujeros negros, podía engullir mi propia oscuridad y caminar con ella como si no llevase conmigo un caos tremendo en mi interior.
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El Caos de tu Mirada
Romance"Cuando era pequeño me obsesionaban los agujeros negros. No entendía su funcionamiento, aquel era el motivo por el que me gustaban. Cuando crecí me di cuenta de que mi interés por ellos venía determinado por las similitudes que compartíamos. Por la...