02 | El vestido del desastre y la chaqueta de la vergüenza
Koen:
Un estruendo me hizo darme la vuelta en la cama y buscar a tientas mi almohada para colocármela sobre la cabeza para evitar así que más ruido insoportable me alejase de lo único que podía mantener mi dolor de cabeza a raya: el sueño.
Sin embargo, parecía que la vida tenía otros planes para mí, porque, segundos después, escuché la puerta de mi habitación abrirse de par en par y, a continuación, la voz aguda de Nicola haciendo eco entre las paredes.
—¡KENNY TIENE NOVIA! ¡KENNY TIENE NOVIA!
No sabía de qué estaba hablando, pero tenía muy claro que iba a lanzarle la lámpara a la cabeza. Anoche le había dicho que podía quedarse en mi casa a dormir porque quedaba más cerca de la discoteca que la suya y sabía que bebería hasta perder la consciencia porque los veintiséis no se cumplían todos los días.
Me estaba arrepintiendo de haberle hecho ese favor.
—¡Yo sabía que ese pintalabios rojo era de alguien especial! —exclamó y, segundos después, saltó hacia mi cama y lo tuve pegado a mi espalda, golpeándome insistentemente para que abriese los ojos.
Esto me estaba empezando a recordar a todas las Navidades que pasábamos juntos, cuando decidíamos dormir en la misma casa porque no habíamos aprendido la lección de que Nicola vendría a despertarnos a la espera de que abriésemos los regalos.
A veces me sentía como su padre, pero luego recordaba que no solía ilusionarse por nada debido a sus traumas del pasado y se me esfumaban las molestias. Ahora, sin embargo, estaba preocupado. No sabía de qué narices estaba hablando, pero, si todavía le duraba el efecto del alcohol y me había despertado por una gilipollez, iba a estamparlo contra la pared más cercana.
—Veo que el bello durmiente ha tenido una noche tan magnífica que no quiere despertar por temor a estar soñando.
Entreabrí ligeramente un ojo para encontrarme a Enzo apoyado en la puerta de mi habitación, con los brazos cruzados y una sonrisa bobalicona en la cara.
—Me encontré a tu novia anoche —añadió, todavía desde la puerta—. Qué calladito os lo teníais. Y qué mentirosa, me dijo que le estábamos comprando bebidas a sus amigas. Aunque a lo mejor esto lo teníais orquestado los dos. Debí haber sabido que tu insistencia para invitarlas se debía a algo.
Sí, a que estaba borracho y ellas buenísimas.
—Os juro que si no me decís de qué cojones estáis hablando ahora mismo voy a empezar a gritar.
Nicola, todavía encima de mí, puso los ojos en blanco y le hizo un gesto al bajista para que le acercase el móvil. Luego, me lo ofreció para que pudiese leer el artículo que habían publicado en un periódico que cubría la prensa rosa de la ciudad.
¡NUESTRO BATERÍA FAVORITO HA ENCONTRADO EL AMOR!
Varios testigos afirman que vieron anoche a Koen Hughes, batería de una de las bandas más conocidas de la ciudad, abandonar un local con una chica de identidad desconocida (por el momento). Contrariamente a previos encuentros del batería, nuestras fuentes aseguran que ambos estuvieron muy acaramelados en la fiesta de cumpleaños de Nicola, el guitarrista principal de la banda.
Más tarde, ambos terminaron paseando de la mano por las calles de la ciudad, donde nuestro batería favorito terminó cargándola en sus brazos. El hombre del momento le dejó hasta su chaqueta para protegerla del frío. Aunque ella se lo agradeció en condiciones, como podéis ver gracias al pintalabios rojo en el rostro del batería.
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El Caos de tu Mirada
Romance"Cuando era pequeño me obsesionaban los agujeros negros. No entendía su funcionamiento, aquel era el motivo por el que me gustaban. Cuando crecí me di cuenta de que mi interés por ellos venía determinado por las similitudes que compartíamos. Por la...