CAPÍTULO 17

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Los días siguientes transcurrieron en silencio. Marco evitaba el contacto y había dejado de pintar. Quizá debí de haber omitido mi opinión sobre que tenía que hablar con su madre. Lo haría todo con sus tiempos.

Cada mañana la cama se me hacía más grande, me había acostumbrado a dormir con él y ya no quería otra cosa.

Todos los días me acercaba a casa de Giulia para saber si él quería verme. Ni un solo día de los tres que habían pasado había querido verme, así que me limité a pasear sola por cada rincón en el que nos besamos, a pasear con Stella y a respirar el aire puro de los viñedos.

El cuarto día, sin desistir, volví a tocar a la puerta de Giulia. La sorpresa fue que fue Marco el que abrió. Me quedé sin aliento. Estaba desaliñado, pero seguía siendo el hombre más guapo sobre la faz de la tierra.

Sus ojos, rojos de insomnio, se encontraron con los míos y casi pude recibir sus sentimientos.

- Hola, Nova -. Dijo con voz ronca, como si hubiese estado estos días sin hablar y eso fuese un esfuerzo considerable.

- Hola, Marco.

Entré en la casa, decorada con miles de colores y fotos que retrataban momentos felices. Todos ahogados por el mar de melancolía que era Marco y que inundaba toda la sala. Mis ojos se fijaron en los lienzos en blanco apoyados sobre el suelo y la paleta de colores completamente olvidada.

- ¿Cómo estás? -. Temía la respuesta, pero me habría arrepentido de no preguntar.

Suspiró profundamente antes de responder.

- Confundido. Muy confundido.

Asentí comprensiva.

- Estoy aquí para ti, Marco, siempre que me necesites. Para lo que necesites.

Se quedó en silencio durante un rato, pero rompió el silencio con una pregunta que sabía que se había estado haciendo todos estos días.

- ¿Cómo puedes seguir aquí después de esto? Después de saber que no soy ni quien yo mismo pensaba que era.

- Porque te quiero, Marco. Nada de lo que ha pasado cambia lo que siento por ti, tú mismo lo dijiste.

Él bajó la mirada, avergonzado.

- Nova, no sé si puedo ser la persona que necesitas.

- Marco, eres exactamente la persona que necesito. No tienes por qué ser perfecta, ni siquiera tener la respuesta a todas tus preguntas. Solo necesitas ser honesto contigo mismo y conmigo -. Respondí con entereza .- Te lo dije, ninguna familia es perfecta.

Hubo un momento de silencio antes de que sus labios se curvaran en una pequeña sonrisa.

- Gracias, Nova.

Mis labios buscaron los suyos en un suave beso. La tormenta no había amainado, pero estábamos en proceso de superarla. Nos abrazamos, él cerró los ojos, dejando que el calor de nuestros cuerpos disipase parte de la pesadez que había estado cargando en sus hombros.

Acaricié su pelo, transmitiéndole silenciosamente todo el amor que sentía por él.

- ¿Me ayudas a volver a ser persona? -. Sonreí y asentí.

Nos adentramos en el baño y, mientras él se duchaba, yo preparé todo lo necesario para afeitarle. Salió de la ducha sin ningún tapujo y se aproximó a mí, aparté mi mirada de la suya, sonrojada, mientras él cogía una toalla.

- ¿Vas a afeitarme? -. Asentí sonriente .- ¿Debería tener miedo?

- ¡Venga ya! ¿No confías en mí? -. Pregunté mientras empezaba a darle brochazos con la espuma.

Un verano para renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora