Querer y necesitar no son sinónimos. Asher no quería un beso, necesitaba un beso, por ello no se asustó al verse devorado por la ávida boca de Jayce, succionando hasta la última de sus respiraciones con cada unión.
Las caricias por encima de la ropa eran estimulantes, el tacto firme de las manos que le sostenía contra el cuerpo ajeno, provocaban espasmos. Su boca abierta de par en par, buscaban alivio al desgarrador dolor de sus pulmones necesitados de aire, sus labios lastimados, tiritaban ardientes de deseo.
Los toques obscenos de Jayce bajaron por su barbilla. Succionaba, lamía y mordía su tersa piel blanquecina, hasta tornarla en rojiza, haciendo a Asher intentar alejarlo con flojos jalones de cabello, que solo le incentivaban a marcar anhelando que el carmesí de su sangre brotara de las laceraciones.
Su primer obstáculo, fue el pliegue de la camiseta protegiendo su desnudez, sus dedos se deslizaron por la tela, tatuando en sus yemas, la curvatura de la espalda de Asher, quien solo exhaló ruidosamente, tras aguantar la respiración. Tiró hacia arriba, guiado por un instinto primitivo.
Ayudado por el reflejo de la luna entrando por las ventanas, apreció la piel expuesta, reluciente por una capa de sudor, la expectativa de probar un platillo exquisito le hizo tragar con dureza la saliva acumulada. Ni siquiera subió a pedir permiso, se lanzó cual depredador, mordiendo el pezón frente a él. Jay estaba hambriento.
Asher se empujó hacia atrás al apoyarse contra sus brazos, los dientes encarnados en la delicada piel de su pecho le hicieron chillar, aunque Jayce no le dio tiempo de procesar el dolor, pues su húmeda lengua lamió la mordedura con caricias delicadas, antes de soplarle suavemente.
El encuentro entre sus ojos duró un segundo, diciendo más que suficiente.
Jayce atacó con voracidad su otro inocente pedazo de carne, repitiendo el angustioso acto, mientras presionaba con sus dedos, la punta endurecida del primer pezón. Asher se sentía enfermo por degustar aquella desgarradora sensación, el poco rastro de consciencia le advertía de retroceder, sin embargo, ya había dado el paso en la dirección incorrecta. Su respuesta se limitó a quejidos y bajos gemidos, junto al temblor incontrolable de su cuerpo. Él estaba embriagado por los estímulos, tan borracho que no diferenciaba en dónde lo estaban tocando.
Ash enredó sus brazos alrededor del cuello del contrario al verse obligado a restregar su sexo por encima de la ropa. Las manos alrededor de su cintura no tuvieron que esforzarse, porque su propia voluntad le llevó a friccionarse, tras sentir el miembro bajo sus nalgas, engrosarse por su culpa.
Sus dedos se enredaron en la camiseta de Jayce, agarrando confianza de sostenerse en él.
Huxley miró por encima, al hombre empapando de su saliva, sus maltratados y endurecidos pezones, cada succión era lasciva, ruidosa y sucia, solo le hacía anhelar su rudeza al tocarlo con su piel callosa.
Las manos de Huxley terminaron por hundirse en su bóxer, amasando sus nalgas con tanta fuerza, que enterró sus uñas un par de veces, rasgando sin piedad su blanda carne. Asher jaloneó de su camiseta, necesitando un soporte mucho más firme, sus propias fuerzas le habían defraudado. Alzó su ropa, lo suficiente para delinear con sus yemas, las cicatrices de su espalda.
A empujones consiguió deshacerse de la camiseta de Jay, respondiendo a sus caricias con un largo y prominente camino de besos húmedos y sonoros, rascando su dermis con sus dientes, sin rebasar su brutalidad. Huxley respondió al tumbarlo en el sofá, deslizando la última prenda a través de sus piernas.
No quedó centímetro de su piel, sin el roce de los labios de Jayce. La mordedura profunda en su muslo consiguió sacar desde lo más profundo de su garganta, un gemido cuyo propósito fue ser un quejido. Sus manos rebuscaron por sus alrededores, hasta anclarse a una almohada, mientras sus piernas eran abiertas de par en par por Huxley.
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Desde tu partida
RomanceDesde la partida del amor de su vida a una muerte asegurada en el campo de batalla, Asher jamás esperó encontrar consuelo en los brazos del mejor amigo de su ex prometido, a quien tanto odiaba