El Primer Entrenamiento de las Nuevas Reclutas, Parte 1

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Para la mañana siguiente la tormenta ya había pasado, apenas siendo un mal recuerdo para todos en el escuadrón. Y donde todos se encontraban disfrutando del nuevo día.

Durante la mañana y durante el tosco desayuno matutino, las "Gemelas" se ofrecieron a mostrarles los alrededores a Ludmilla y Amaia. Cosa que ambas aceptaron, saliendo poco después bajo la guía de las hermanas. Luego de que se fueron y en tanto no volvían, Lars se ofreció para ayudarme a terminar de instalar el sistema de rotación hidráulico de la torreta del tanque...

- ¿Así que ayer le dijiste a Ludmilla, lo que nos dijo Amaia cuando volvíamos? - Me preguntó a traición, alcanzándome una de las llaves para tuercas.

- ¡No me lo recuerdes...! - Le supliqué casi a los gritos desde dentro de tanque - Ayer quedé como un idiota, todo por culpa, no de Amaia, sino mía por repetir cosas sin pensar.

- ¡Jajajaja...! - Se río a carcajadas - Mírale el lado bueno, ahora sabes que eso es falso y ya rompiste el hielo con ella.

Sintiéndome ligeramente atacado y a modo de venganza le respondí lo siguiente...

- Y por lo que veo tú también rompiste el hielo con Amaia - Le devolví la llave de tuercas - Ayer se volvieron bien juntitos, hablando de sus vidas. ¿Fue por qué te tocó la cara y dijo que eras "bello", acaso?

- ¡Pero qué dices, idiota! - No pude verle la cara, pero estoy seguro que se ruborizó.

No está mal. Si él le gustó Amaia, no hay problema. No dicen por ahí que el amor es ciego...

- Pero cambiando de tema Lars, antes de que no sigamos "atacando" - Le pedí, sacando mi cabeza por la escotilla superior - ¿Qué impresión te da que alguien ciego manejé el tanque? - Le pregunté en alusión a Amaia.

- ¿Acaso debería tener opinión en eso? Pregúntaselos a ellas cuando vuelvan. Creo que será mejor, digo, son tus compañeras dentro del tanque después de todo.

Si bien Lars tenía razón. Me parecía muy agresivo ir y preguntarles. No deja de ser un cuestionamiento directo a las capacidades de Amaia y como Comandante tengo que intentar evitar el conflicto o perdida confianza entre mis soldados.

- No tendré opción entonces... - Suspiré, volviendo dentro del tanque para ajustar las ultimas tuercas.

- Deberías ir ahora Law... - Me indicó golpeando ligeramente la torreta desde afuera - Parecen que ya están volviendo del bosque...

Ajusté las ultimas tuercas y luego de que comprobar todo estuviera bien, salí del tanque y me limpié las manos con un trapo húmedo que me dio Lars...

Mientras que, de fondo, más allá de la entrada del taller, llegando desde los límites del bosque de pino, cuatro siluetas femeninas vestidas de negro emergían del bosque, acercándose mientras parecían divertirse hablando y riendo.

La primera en llegar fue Lu, cargando en su espalda a la tranquila Ana. Mientras que unos pasos atrás y con algunas dificultades venían Ludmilla y Amaia. Ambas agarradas entre sí para ayudarse a caminar, Amaia por su evidente ceguera y Ludmilla por la herida de su pierna...

En un principio, cuando las "Gemelas" propusieron mostrarles los alrededores de la base, me negué, sobre todo por Ludmilla que hasta hace unas horas había sufrido de una hipotermia extrema, rozando la muerte. Pero luego de insistencia de las "Gemelas" y el apoyo de Amaia, les permití dar una pequeña vuelta con la condición de que, si algo, por mínimo que fuera pasara, volvieran a la base.

Por suerte parece que no fue así ya que las cuatro parecían haberse divertido...

- ¡Lumi! - Le dijo con total emoción Amaia a Ludmilla mientras esta le agarraba del brazo - ¡¿Tú también oíste como los pájaros cantaban allí atrás?!

Crónicas del Escuadrón Queens VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora