Alianzas Desesperadas, Parte 5

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- Lars... - Intenté llamarlo en voz baja - ¡Lars...! - Lo intenté con más insistencia mientras sentía como aquel guardia se acercaba.

Pero parecía que mis "murmullos" no lograban alcanzarlo a pesar de su excelente oído.

Sin sospechar nada, él guardia siguió acercándose hasta que estuvo casi sobre mí. Ya era capaz de sentir como chillaba la oxidada lampara que portaba con cada paso que daba el soldado y como su luz poco a poco iluminaba más y más la nieve a mi alrededor.

Lars por otro lado, inconsciente del peligro que sobrellavaba realizar tal placaje, se seguía preparando desde detrás de las plantas. Gisela no estaba por ningún lado tampoco, no lograba verla junto a Lars o más allá de él...

- Lo tengo encima murmuré - Mientras observaba resguardándome lo más posible contra una esquina, al guardia aparecer desde detrás de la estructura de la escalera.

Era un enano pelirrojo barbón con una reluciente calva que brillaba frente a la luz de su lampara. No pareció notar mi presencia a menos de un metro de él ya que tarareando vagamente una canción, pasó con paso raudo a mi lado con su arma en el hombro, ignorándome al completo.

Sabía que los enanos no tienen una excelente vista periférica, pero esto fue extremo, pasó a menos de un metro de mí y siquiera vio mis botas negras contrastar con la amarillenta nieve gracias a su lampara.

Pero ahí no terminó el problema, yo tenía la suerte de tener la escalera a mi espalda, cosa que me cubrió conforme se acercaba el enano, Lars y posiblemente Gisela serían alumbrados completamente por la luz de la lampara si por un casual decidía moverla en dirección al cantero o si el cambiante viento lo hacía.

A pesar de su "clara falta" de vista periférica, los enanos son extremadamente fuertes y su cultura se centra desde la antigüedad en el combate cuerpo a cuerpo dentro de esos diminutos túneles mineros donde viven. Si por un casual yo entablara combate con él estaría en clara desventaja...

- ¡Quién anda ahí! - Gritó con voz gutural de repente el enano, apuntando su linterna hacia las marchitas plantas.

Sin esperar respuesta soltó su linterna, dejándola caer sobre el nevado suelo y apuntando al instante con su rifle cargado hacia las plantas.

- ¡Salgan de ahí malditos! - Ordenó apuntando con saña hacia ellos - ¡Ya saben que está prohibido que salgan de sus dormitorios, es una orden de su Director!

- Por qué te asomaste Lars... - Murmuré para mí, apretando con fuerza la empuñadura del cuchillo - Me vas a deber una muy grande Lars... ¡¡¡Una muy grande me oíste!!! - Grité para llamar la atención del enano.

Sorprendido por el repentino grito, el enano asustado volteó hacia mí con el arma en alto, apuntando directamente a mi pecho.

La luz cegadora de su linterna casi me iluminaba por completo.

- ¡¡¡Y tú quien eres!!! - Preguntó mirándome de arriba bajo con ira - ¡Esa gorra! - Me miró sorprendido - Pero si los matamos a todos... ¿Qué demonios hace un oficial vivo aquí?

- Dudo que lo entiendas cabeza de musculo "¡Ptuu!" - Le escupí al pie.

- ¡¡¡Como te atreves maldito!!! - Se limpió con el otro pie mi escupitajo y apuntó de nuevo su arma contra mí - ¡¡¡Esos ineptos que mandamos a matarlos podrán haber fallado, pero yo no!!! - Afirmó lleno de ira poniendo su mano en el gatillo listo para dispararme...

- ¡Un momento, un momento, un momento! - Le pedí levantando ambas manos - Resolvamos esto como hombres que se precien. Cuerpo a cuerpo... lo reto a un combate cuerpo a cuerpo, según sus tradiciones así se baten los verdaderos hombres ¿No es así?

Crónicas del Escuadrón Queens VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora