Academia Queens Victoria, Parte 1

91 22 49
                                    


Alejada y aislada del resto de la Federación se encuentra la Academia Queens Victoria.

Yace imponente entre las nevadas montañas, resistiendo increíblemente los fuertes vientos y nevadas que socavarían la integridad de cualquier fortaleza o castillo.

Sus paredes de hormigón y granito gris cubren todo el perímetro, irguiéndose de forma intachable frente a las inclemencias mientras protegen cada una de las estructuras vitales de la academia: el Edificio Administrativo, los cuarteles y barracas para los estudiantes, los inmensos comedores que alimentan a miles de estudiantes y personal de las instalaciones, los Talleres de I+D, e incluso parte del campo de entrenamiento.

Más allá de los grandes muros, un bosque inmenso yace oculto entre las montañas, lugar donde la mayoría de los soldados y cadetes son puestos a prueba para demostrar la valía de los estudiantes que aspiran a ser soldados de la Federación.

Y allí estaba yo, con mi impoluto uniforme negro, mi pelo azabache amoldado a la figura de la gorra de oficial. En mi cintura, una pistola Grant PA gris con cargador de siete balas de 9 mm, otorgada solo a los cadetes de más alto rango o a aquellos que están próximos a graduarse.

Debajo de la chaqueta negra del traje, llevaba una corbata negra que resaltaba sobre la camisa blanca. Lo demás era lo habitual para un soldado: botas negras con púas para caminar sobre la nieve o el barro, un pantalón reforzado a ambos lados de las piernas y, lo que me diferenciaba además de la gorra de oficial frente a aquella marea de jóvenes enérgicos vestidos de negro, un pequeño porta mapas en mi antebrazo y un dispositivo de radio que se acoplaba a mi cuello y se conectaba a un pequeño transmisor en el cinturón.

Soy un comandante de las nuevas unidades Fenrirs, tanques especializados en destruir aquellos blindados que una vez tomaron Ymir.

Muchos nos odian por manejar las mismas máquinas que una vez nos deshonraron. Pero para mí, no hay honor más grande que destruir un blindado Imperial con su propia tecnología.

Este es el último año que estaré como estudiante en la Queens Victoria. Una vez salga de aquí, me desplegarán en la frontera. Será cuestión de tiempo que el Imperio ataque de nuevo.

Ya hay rumores de movimientos en la frontera imperial...

Pero antes están los exámenes finales, la última prueba para los que aspiramos a ser comandantes de tanque, tanquistas, o cualquier rango superior al de soldado con el que se gradúan los cadetes en la academia.

La Academia Queens Victoria...

— ¡El lugar donde nacen los grandes oficiales de la Federación! —gritó aquel viejo lupino barbudo, quien se hace llamar director de la academia—. ¡El lugar donde se nutren las mentes de los jóvenes para que, en un futuro, reclamen lo que se nos fue arrebatado por la ineptitud de unos pocos! ¡Que la muerte de los soldados de Ymir los guíe! ¡Oficiales de la Queens Victoria, hagan que todos se sientan orgullosos...!

El director fue uno de los pocos soldados que logró escapar de Ymir antes de que fuera asediada por el Imperio. Se jacta de haber sobrevivido, lo cacarea allá donde va...

Pero no es más que un cobarde. Ni siquiera estuvo en el frente. Los propios veteranos dicen que él era uno de los subalternos del Comandante del 2do Ejército y que, cuando el Imperio estuvo a punto de rodear Ymir, él fue uno de los primeros en subirse a un tren vestido como civil para huir lejos del frente...

Pero nadie puede hacerle nada, ya que tiene buenos contactos dentro de los mandos de la Federación. Solo podemos seguirle el juego...

— ¡Queens Victoria! —gritamos todos, casi quedándonos sin voz.

Crónicas del Escuadrón Queens VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora