38:♡Elecciones♡

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Lenka caminó hacia nosotros apoyada de un bastón y junto a ella se paró otra rubia con postura de soberbia y superioridad, a la que reconocí como Eliana Volkova; sí, la hermana mayor de Vladimir Volkova

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Lenka caminó hacia nosotros apoyada de un bastón y junto a ella se paró otra rubia con postura de soberbia y superioridad, a la que reconocí como Eliana Volkova; sí, la hermana mayor de Vladimir Volkova.

Sus ojos verdes me detallaron y achicó los ojos, al parecer cuándo me reconoció,  luego sonrió y ahora miró a Izan y formó un gesto de molestia en sus amoldadas y agraciadas facciones.

—Siempre es un gusto volver a verte, Ilian. —dijo Eliana, con esa voz suave que no era para nada de una villana como ella.

Izan estaba tenso frente a mí, ya que en un par de minutos él se había puesto como escudo frente al par de monstruos que nos miraba amenazantes; aunque Lenka solo lo hacia con su único ojo.

—No puedo decir lo mismo ¿Vienen a entregarse? —atacó él con voz gélida.

—Tú siempre tan caballeroso, pero de hecho no, vinimos por ella. —Eliana me sonrió malévola y juro que sentí un revuelto en el estómago.

—Pues no la tendrás. —comentó Izan uraño y cuadrando los hombros a la defensiva.

Eliana rodó los ojos con mucha diversión, mientras Lenka observaba a Izan con su ojo intacto y apoyada con ambas manos de su bastón engalanado. Pero aún y pese a su tragedia, esta mujer tuerta no provocaba compasión en el hombre tan bondadoso que tenía enfrente, sino todo lo contrario.

Izan la odiaba y a Eliana ni se diga.

Él sabía que la nueva personalidad de Lenka, no la hacia una persona indefensa, porque el aire que desprendia su cara de pirata con ese parche negro en su ojo afectado, daba esa sensación de precaución y creí fielmente que aunque ahora era una mujer discapacitada, eso la hacía aún más peligrosa de lo que ya fue en el pasado.

—Seré breve, querido —dijo Eliana —. Thiago desapareció, y recientemente recibí el dedo anular con el anillo de nuestro matrimonio —mostró el dedo con la argolla y casi vomité al ver esa cosa putrefacta —, y uno de sus amados dientes de plata de los cuales jamás se dejaría quitar a propósito, a menos claro de que alguien se lo quitase al drede.

Iridiscencia +21 © [obsesiones II] | En Proceso✖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora