A Chiara siempre le habían dicho que era especial.
Aparte de ser un ángel, había algo más en ella. Físicamente se notaba por el tamaño de sus alas; eran más grandes que las de sus hermanos, con gran diferencia para su edad, haciéndola más rápida. Su cuerpo emitía un brillo especial, razón por la cual todos le decían "solecito". Tenía el poder de con solo un toque tranquilizar a las personas y sanarlas, cosa que siempre funcionaba, incluso con el mismo Dios cuando se enojaba por alguna de las travesuras que hacían.
Todos sus hermanos podían hacerlo, pero no al nivel en que la ojiverde lo hacía.
Podía leer y controlar la mente tanto de humanos como de ángeles, aunque no le gustaba usarlos porque tenía respeto por la privacidad y autonomía de las personas que la rodeaban. Podía aparecer en cualquier lugar que quisiera, pero prefería volar. También podía detener el tiempo en la tierra, pero siempre dolía cuando lo hacía. Sentir dolor físico nunca era divertido, y más cuando nunca lo había sentido antes.
Lastimar a un ángel era casi imposible, a menos claro, que tuvieras objetos celestiales.
Los ángeles maduraban más rápido que los humanos debido a la gran responsabilidad que tenían al cumplir la mayoría de edad. Así que para Chiara fue más difícil, porque al tener todos estos dones debía ser muy responsable.
Nunca le gustó mostrar sus habilidades porque sentía que no merecía tantas bendiciones. Todavía se sentía como una pequeña niña indefensa y sin idea de la vida misma, pero Ruslana siempre la alentaba diciéndole que nadie más que ella los merecía, porque sabía que su corazón puro nunca sería capaz de usarlos con egoísmo.
Pero la pelinegra tenía miedo de que al tener tanto poder le sucediera lo mismo que a su hermano, Lucifer. Él tenía algunos de sus dones, pero los había usado de manera incorrecta. Cuando se reveló contra su padre, no fue una sorpresa para nadie y fue desterrado hace miles de años. Lo conoció a la edad de siete en una de sus visitas a la tierra. No era tan malo como parecía. Había sido bueno con ella y se habían divertido. No hubo poder que calmara la ira de su padre cuando se enteró de esto. A veces lo visitaba y pasaban tiempo juntos. Eran hermanos y, a pesar de lo sucedido, se tenían cariño. Lucifer era bueno con ella, y eso era lo que importaba.
Llegó el tan esperado día, hoy conocería el nombre de su humano. Todas las preocupaciones que se habían alejado la noche anterior con Violeta habían vuelto con más fuerzas. Se puso su mejor vestido para presentarse ante su padre.
Se acercó a su trono despacio, tratando de retrasar lo inevitable.
—Hija mía, no tengas miedo. Lo harás de manera perfecta, estuviste entrenando estos años de manera ardua—, dijo el hombre, dándole una sonrisa tranquilizadora.
—Yo sé que no mientes, padre, sin embargo, tengo miedo de no cumplir con tus expectativas—, respondió Chiara, bajando su mirada.
—No tienes que cumplir mis expectativas, tienes que cumplir las tuyas. Sé que son altas, pero podrás hacerlas. Eres especial y lo sabes— tomó con delicadeza la barbilla de su hija para que mirara la sinceridad en sus ojos. Una sonrisa apareció en el rostro de Chiara, iluminando el lugar. Podemos hablar un poco antes de tu asignación si eso te ayuda a calmarte, pequeña.
—La ojiverde asintió efusivamente.
El tiempo no pasó para ella. Hablaron horas y horas de cosas banales, de su infancia, de sus travesuras y de sus "magníficos dones", como les decía su padre.
—¿Cuál es el nombre de esa humana que observas todos los días? —, preguntó de repente, haciendo que Chiara se atragantara con su propia saliva. Nadie sabía que lo hacía a parte de Rus, o eso pensaba hasta ahora. Sin embargo, disimularía.
—¿Humana? ¿Qué es eso? —, rió nerviosamente, provocando que su padre sonriera.—Aparte yo no visito a Violeta todos los días —, en el momento en que dijo eso, cubrió su boca como si eso borrara las palabras que había dicho.—N-no quise decir eso. ¿Quién es Violeta? Creo que no me siento bien, debo irme —, sintió que la agarraron del brazo.
—Los ángeles no se 'sienten mal'. Pasas mucho tiempo con humanos, ¿no es así, solecito? —, dijo entre risas.—Qué bien que conozcas tan bien a tu asignación.
—Lo sé, lo lamento, esper... —¿¡Qué has dicho!? ¡¿Asignación?! —, por segunda vez se atragantó con su saliva. —¿Hablas en serio? —, su padre asintió. No sabía cómo sentirse. Estaba feliz, obviamente, pero el hecho de que le tuviera tanto aprecio a Violeta le preocupaba. Podría salir mal.
—Tu amiga corre demasiados peligros en la tierra. Su familia perdió el rumbo, no han terminado de lastimarla y me preocupa. —Chiara sabía estas cosas, pero no pensó que fuera tan grave. Sintió tristeza por las cosas que tenía que pasar Violeta.
—Quiero que la cuides tanto o más de lo que has hecho durante estos años. Esa pequeña necesita de tu ayuda. Su corazón es demasiado puro, pero si no lo proteges, podría perder el rumbo. Confío en ti, angelito.
—Lo haré, seré el mejor Ángel Guardián que exista. Prometo proteger su corazón, su alma y su vida como si fuera propia. —, esas palabras llenaron de orgullo tanto a su padre como a ella misma.
—Y estoy seguro de que lo lograrás —, luego se acercó a su oído.—.Por algo eres mi favorita —, eso la hizo reír fuertemente. Siempre había sido un rumor entre sus hermanos y hoy se confirmaba.—.Esto queda entre tú y yo eh. —dijo el hombre mientras se alejaba.
—Podré presumirlo algún día ¿verdad? —, dijo con inocencia.
Dios negó con la cabeza provocando un puchero en la pelinegra.
—Bueno, tal vez en algunos cientos de años —, eso era mejor que nada, pensó Chiara.—Ahora ve a descansar, mañana será un gran día.
Antes de irse, lo abrazó con fuerza, susurrando un gracias en su oído. Sabía que no era coincidencia que justo la pelirroja fuera la humana que debía cuidar.
Se acostó pensando en lo increíble que sería el día siguiente. No necesitaba dormir, pero era una costumbre humana que siempre funcionaba para despejar la mente.
***
este es el último capítulo de hoyyy (no me quedan más caps de reserva) 🫡🫡🫡
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My Guardian Angel | kivi
FanfictionChiara es un ángel guardián, Violeta una humana que necesita protección. ¿Destino o casualidad? (terminada)