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Se levantó con una sonrisa en el rostro, hoy sería su primer día de "trabajo angelical". Estaba nerviosa, no iba a negarlo, pero sabía que cuando viera a la pelirroja se tranquilizaría. Se puso su vestido favorito, obviamente blanco. Había decidido que no se mostraría a Violeta, todavía no sabía cómo actuar, tal vez luego lo haría de forma natural. Seguramente en uno de esos bares gay que le gustaba frecuentar con Denna.

Se dirigió al trono de su padre para despedirse. No es como si no fuera a volver, pero un abrazo de él siempre era bueno. Le daría fuerzas para lo que sea que se enfrentara. Entró por las grandes puertas dándole una sonrisa que fue correspondida.

—Estoy lista para irme—, dijo con la emoción dibujada en su rostro. —No me extrañes demasiado, viejo—, las bromas siempre eran su escape a los nervios. 

El ceño de su padre se frunció.—La verdad es que no puedo protestar contra eso—, dijo para luego reírse junto con su hija. —Sólo ve y hazme sentir más orgulloso de lo que ya estoy.

Luego de un largo abrazo y algunas palabras de aliento, Chiara fue directo al Guardián.—Has crecido tanto—, podía jurar que vio los ojos del hombre llenarse de lágrimas. —Parece que fue ayer cuando fuimos castigados por romper las reglas, cuando me engañaste con solo cinco añitos—, una sonrisa nostálgica apareció en la boca de los dos ángeles. 

—No llores, Guardián, volveré a visitarte cada vez que pueda. Eres mi mejor amigo, no podría abandonarte jamás. Regálame una sonrisa—, el hombre le hizo caso inmediatamente, limpiando sus lágrimas que no había logrado salir. —Parece broma que yo tenga que consolar a un señor mayor—, la pelinegra soltó una carcajada. 

—Ibas tan bien, mejor solo vete—, dijo con un falso enfado. —Aparte me veo tan joven como el día que cumplí la mayoría de edad.

Chiara voló ligeramente para darle un beso en la mejilla e irse. Agitó su mano en su dirección, gesto que fue devuelto con una gran sonrisa.

...

Encontró a Violeta en su oficina como cada mañana. Ella estaba concentrada en sus papeles con el ceño ligeramente fruncido. Chiara no entendía cómo su padre, Dios, había hecho tan bien a esa chica. 

La pelirroja inmediatamente dejó de sentirse sola, era esa extraña sensación que sentía desde que tenía cuatro años. Era agradable, y aunque no sabía por qué sucedía, no le daba muchas vueltas al asunto. Estaba más ocupada tratando de limpiar su nombre.

—Esto es horrible ¿por qué mi puta familia no puede comportarse como normales?—, se preguntó a sí misma. Ella tampoco era normal, pero tampoco era mala como ellos. Robar fondos o hacer desaparecer personas no era su estilo. De hecho, no entendía a las personas que llevaban ese "estilo" de vida. No había nada de satisfactorio al hacer el mal, algo que su familia no entendería jamás.

Lo supo desde el momento en que sacó a relucir los crímenes de su hermana. Sus padres no lucieron sorprendidos ni mucho menos decepcionados, la única que recibió regaños y odio fue Violeta. Perdió la cuenta de las amenazas que le dieron. Ella no iba a retractarse de lo que había hecho, así Tana tuviera que vivir en la cárcel el resto de su vida.

Igualmente sabía que para ella la cárcel no era más que un hotel, sus cartas deseándole la muerte a Violeta se lo afirmaban. Su hermana era capaz de hacer muchas cosas , y por supuesto que tenía miedo. Ella solo era una chica contra tres vengativos, pero esperaba que no se llegaran a cumplir ninguna de sus amenazas. 

Eran familia y aunque eso nunca los detuvo para tratarla como basura, esperaba que fuera suficiente para no matarla.

Chiara notaba la preocupación de Violeta en el rostro luego de horas y horas de trabajo. Colocó la mano en su hombro para tratar de darle algo de paz, sabiendo que no podría sentir su toque. 

Inmediatamente la pelirroja se tranquilizó.

Las dos saltaron en su puesto al escuchar la puerta abrirse fuertemente y golpear la pared, instintivamente pusieron su mano en su pecho. Chiara se relajó al ver la gran sonrisa de Denna asomarse por la puerta, al contrario de Violeta que la miró mal.

—Violeta Isabel Hódar, mueve el culo de tu puta silla y vámonos a almorzar, estoy segura de que no lo has hecho aún—, la alegría de la rubia era contagiosa. La ojiverde rió desde donde estaba.

—Almudena, no puedes entrar a mi oficina como si nada y luego hablar de esa manera. ¿la secretaria te ha dejado pasar como si nada?—, La rubia asintió con una sonrisa pícara en el rostro haciendo que Violeta abriera ligeramente los ojos. —¿Qué le hiciste?

—¿Yo? Nada... aún, solo le prometí una buena noche—, Chiara acompañó la risa de Denna, cosa que la pelirroja no hizo. —Pero si Gertrudis es heterosexual y tiene novio—, dijo confundida.

—¿Y? Eso decía yo también y mírame. Además, sabes que nadie puede resistirse a mí—, alzó los hombros dejando el tema de lado. —No es como si lo fuera a hacer—, Violeta soltó un poco de aire con alivio. —¿O sí? Ya veremos. 

—Es mi secretaria, por favor no lo hagas—, pidió la motrileña. 

A Chiara le encantaban este tipo de situaciones entre las dos amigas.

—Está bien, está bien, no haré nada con ella, ahora vámonos que tengo hambre. Escucha mi estómago rugir—, efectivamente un sonido salió acompañado de un puchero de la rubia.

Con un suspiro, Violeta recogió su bolso y caminó a la salida con Denna.

Al salir pasaron por el escritorio de la secretaria. La rubia dijo el nombre "Gertru" acompañado de una sonrisa coqueta logrando que la mujer se sonrojara y la pelirroja rodara los ojos. 

La pobre Gertrudis solo pudo formular un "S-Señorita R-Ruiz, Señorita Hódar", para luego agachar la cabeza y seguir con su trabajo.

—Tu no tienes  vergüenza alguna, Almudena—, dijo Violeta apenas subieron al ascensor, provocando la risa de la chica y del ángel.

El almuerzo pasó de forma tranquila con las amigas hablando de cualquier cosa mientras Chiara vigilaba a todo el mundo a su alrededor, y claro, comía, porque esa era una de sus cosas favoritas en la tierra.

Aparte de la pelirroja.

Al salir del restaurante se despidieron, Denna debía volver al Bufet de abogados en el que trabajaba para resolver algunos casos pendientes, y Violeta tenía una reunión importante con una nueva sucursal.

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dennita con la secretaria:

***dennita con la secretaria:

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My Guardian Angel | kiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora