-12-

2.1K 101 21
                                    

Chiara's POV

La noche anterior había sido perfecta, Violeta me gustaba y yo le gustaba a ella; y aunque tenía un poco de miedo por lo que vendría también estaba emocionada. Hoy quería invitarla a salir, no sé si es muy pronto pero tenía muchas ganas de verla de nuevo, así que marqué su número.

Debería agradecerle a Denna por habérmelo dado.

—Buenos días, Violeta, soy Chiara —Una sonrisa apareció en mi rostro automáticamente.

—Buenos días ¿cómo estás? —No estaba segura, pero sospechaba que ella también tenía una sonrisa —¿Necesitas a Denna? —Preguntó con una risa.

—Sólo a ti, y por muy cursi que suene, estoy mejor ahora que escucho tu voz. ¿Qué me estás haciendo, Violeta Hódar? —Su risa me alegró el alma.

—¿Qué me has hecho tú a mí, Chiara Oliver? No puedo dejar de sonreír desde anoche —Me sonrojé.

—Debes seguir borracha entonces —Dije bromeando.

—Anoche no me emborraché —Dijo con un tono de enfado que sabía que era fingido.

—No estaría tan segura de eso. Solo para verificar que estés bien, me gustaría verte y también invitarte a desayunar.

—Creo que aceptaré tu oferta. Para que veas que estoy perfectamente, claro. Solo por eso. No es como si quisiera ver a la chica más guapa de la ciudad. —Cuando Violeta tenía un poco de confianza, lograba hacerme sonrojar fácilmente.

—No sé diga más, iré por ti en menos de quince minutos. Envíame el número de apartamento. Adiós. —Colgué sin esperar respuesta.

Ahora ya podía imaginarme a Violeta corriendo por su apartamento tratando de arreglarse. Segundos después llegó un mensaje con su dirección.

Me miré en el espejo una última vez. La verdad es que me veía bien con esta chaqueta. El cuero negro me quedaba bien.

Aproveché mi tiempo para volar un rato por la ciudad. Hacía mucho que no lo hacía, y lo necesitaba para ordenar mis ideas. Faltando dos minutos, aterricé afuera de la casa de Violeta e hice aparecer la moto que me regaló Lucifer hace unos días.

Golpeé la puerta un par de veces. Podía escuchar pasos corriendo de un lado para otro, y no pude evitar reírme. No sé cómo hacía Violeta para dejarme sin palabras (y con las patas colgando) cada vez que la veía, y no es que estuviera muy arreglada, era solo por ser ella.

—Te ves preciosa —Dije en forma de saludo, para luego agachar mi cabeza y darle un beso en la mejilla que la hizo ponerse de un tono carmín.

—Gracias, tú también. —Luego golpeó mi brazo y fingí dolor.

—¿Y eso por qué? —Pregunté confusa.

—Por darme tan poco tiempo de arreglarme, apenas me veo presentable —Se señaló. 

Se veía MUY bien con su ropa de trabajo.

—Pero si te ves increíble, la ropa formal te queda muy bien -Le di una de esas sonrisas coquetas que aprendí de Olivia y funcionó perfectamente. —¿Nos vamos? —Extendí mi mano para que la tomara.

Salimos de su apartamento con las manos entrelazadas. Me gustó la sensación. La tomaría toda mi vida si pudiera. Cuando me subí a la moto, ella me miró un poco asustada.

—Tranquila, sé conducir desde los doce años -Me miró de forma extraña. —A mi hermano no le gusta seguir mucho las reglas, y decidió que los doce eran la edad perfecta para aprender.

My Guardian Angel | kiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora