13| Desilusiones

101 11 1
                                    

Allie

10 de enero, 2010

—Desilusiones

Todavía recordaba la última vez que vi a Liam, fue justamente a principios de mes. Y lo divertido que fue pasar tiempo con él.

Ya todos habíamos vuelto a la escuela. Lo más seguro es que él estuviera yendo de nuevo a su universidad, pero de alguna forma sentía el vacío en mi interior.

Sentía que mis sentimientos iban muy rápido, grabé su voz en mi corazón al igual que su aroma.

Mi subconsciente me decía que solo yo estaba haciéndome esto, él no. Liam no sentía esta intensidad que cada día se hacía más fuerte. Y yo lo sabía.

Tenía que hacer lo que fuera para que no me complicara más las cosas.

Ese día mamá me había despertado temprano. A eso de las siete de la mañana. Era domingo. Y me había dicho que quería comprarme ropa y todo lo que necesitara.

—Allissa —murmuró de manera suave —, ¿estás lista?

—Si.

Estaba por cepillarme el pelo, ella me detuvo la mano y empezó a hacerlo ella. Me sentía como una niña de seis años.

—Cada día te pareces más a tu padre.

Tal vez lo decía que porque había heredado el cabello rubio de mi padre o quizá también lo decía por los ojos claros.

Siempre me decían que no me parecía nada a ella, no había heredado ningún rasgo físico de ella.

—¿Tú crees?

Asintió con la cabeza.

—Te pareces más a tu tía Charlotte que a mí.

Resoplé cuando me jaló mucho.

—No lo creo, mi tía Amy sabe cocinar muy bien y no tengo conocimiento nulo en gastronomía.

—No necesitas saber cocinar —respondió —. Allie, eres una Dankworth. No necesitas pensarlo mucho. El mundo siempre estará a tus pies.

—¿Por qué lo dices?

—El apellido de tu padre es muy influyente y poderoso, a lo que sea que quieras dedicarte ten por seguro que serás exitosa.

— Eso suena bien.

—Ponte el collar que te regalé en tu cumpleaños número dieciséis. Te esperaré en el jardín.

—Aún no entiendo porque tenemos ir tan temprano.

—A esta hora no habrá tanta gente. Sabes que me pongo de mal humor cuando hay mucha gente.

—De acuerdo.

ੈ✩‧₊˚

Las tiendas en la plaza central de la ciudad no estaban tan vacias a como mi madre esperaba.

Pero, podía soportarlo.

—¿Necesitas que te compre algo en especial?

—No, creo que no necesito nada.

—Allie, cariño. Quiero que hoy estemos juntas, quiero que pases el día conmigo.

Sonreí.

A la primer tienda a la que entramos estaba llena de ropa de todo tipo. Yo no tenía un estilo bien definido, pero me gustaban muchísimo las faldas.

Inevitable Tentación [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora