19| Atrapados en Washington

103 12 2
                                    

Liam

19– Atrapados en Washington
20 de mayo

El pasado diecisiete de mayo se pudo ver a Liam Anderson, hijo de Anabelle Fear en compañía de nada menos que Allissa Dankworth, hija de la diseñadora Esther Mclean. Se dice que están empezando una relación.

Solté una carcajada.

—Todo el mundo ahora sabe que eres completamente mío.

Sonreí mirándola de reojo. Se veía incluso más hermosa que el día de ayer, con esos shorts de mezclilla y ese hermoso top que dejaba a la vista su ombligo y el sexy piercing que tenía sobre este no me paso desapercibido.

—Ya lo saben. Soy completamente tuyo.

Sonrió.

—Quiero que me folles.

—¿Otra vez? Lo hicimos en la mañana en el baño y la cocina. ¿Dónde lo quieres hacer ahora?

—En el balcón —sonrió pervertida. La estaba corrompiendo —Quiero montarte en el piso.

—Dios, Allie.

—Podemos hacerlo en la noche —reí. —Ahorita nos podrían ver y quiero llevarte a un lugar.

—¿Para que nos saquen más fotos?

—Tal vez. Quiero el estúpido de Dylan vea lo que me estoy comiendo.

—¡Idiota!

—Es la verdad, ¿no?

****

Vi a Allie saludar a un pequeño niño que le regalaba una paleta y ella se la aceptó sin chistar. Respiré profundamente, me dolía el pecho de tan solo imaginar que podíamos romper, romper y que no podría verla nunca.

Llevábamos casi cinco meses de relación pero mis temores estaban ahí. Me gustaba demasiado, temía estar enamorado, no quería darle la ventaja de joderme y poder lastimarme. Y sabía que ya tenía ese poder, si me dejaba me arruinaría, llevaba esperando este momento desde los quince años.

—¿Estás bien, cariño?

Y ahí estaba. Ese mote que me aceleraba el corazón.

—Si... estoy bien.

Allie depositó un beso en mi mejilla y me agarró del brazo para poder caminar junto a mi.

—¿Sabes algo de tu padre?

—Oh, si. Sabe que estoy aquí, me castigará de por vida.

—¿Valdrá la pena?

—Cada segundo.

Le di un beso en el dorso de la mano.

Vamos, dile que la amas.

—Aprovecharé cada minuto, muñequita.

Sonrió. Y nos besamos con deseo, su lengua juntándose con la mía, sentí como mi polla anhelaba salir y clavarse dentro de ella.

—Estás duro.

Asentí.

—Tengo que encargarme de eso.

—No te preocupes, ya se me pasará —susurré.

Allie puso los ojos en blanco, seguimos una par de horas en la calle. Entramos a una gran plaza en el centro y cuando ella fue al baño entré a una joyería.

—¿Buscaba algo en especial, caballero?

—Un anillo costoso —mascullé mirando las vitrinas.

—Entiendo, ¿está por hacer una propuesta de matrimonio?

Inevitable Tentación [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora