-Día 3-

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El viento era el único testigo mayor que estaba presente en aquella guerra de miradas

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El viento era el único testigo mayor que estaba presente en aquella guerra de miradas. El líder de cada pandilla mantenía su dominancia sobre el otro.

—¿Cómo lo prefieres, rudo o suave?_Se burló el chico peliblanco, Bambam.

—Me has quitado las palabras, filipino._Seokjin tenía la manía de poner sobrenombres a aquellos que no les agradaba en lo absoluto, cada insulto nacía suave como mantequilla pero mortal como una gota de limón en tu ojo. Así era el estilo del líder Kim.

Jay B carraspeo su garganta, sabía que ese par no iba a llegar a ningún hecho con los insultos, su amigo estaba dispuesto a partirle la cara al mayor de los Kim, pero si lo hacía de esa forma, todo el grupo iría contra él.

—Hagamos esto rápido._Jay B propuso el “juego”, era simple para ambos, las desventajas salían a flote dependiendo de las técnicas de cada uno. —Ajedrez._Dijo, para luego sentarse en una grada al igual que su pequeña pandilla.

Yoongi sonrió ante el truco del Adalid, el pálido se adelantó en recitar las reglas para que su líder  tuviera ventaja en dar el primer golpe y acabar con el peli blanco de una buena vez.

Ajedrez, era el juego de la calle sin tablero, en la que solo se aplicaba cuando uno de cada grupo tenían problemas, para no involucrar a la pandilla se hacía de esa forma. Las reglas consistían en dar un golpe al turno, al igual que el ajedrez, había reglas que se debían cumplir.

—Ya saben, no puede haber golpes allí abajo, tampoco en el rostro y cuello, todo lo demás es válido._Yoongi volteo hacia el peliblanco. —Pide tu color.

—Blanco._Dijo Bamba sacando sus manos de sus bolsillos traseros.

El peli menta tiro la ficha hacia el cielo, al caer de nuevo en sus manos hizo un truco barato, lo cual, la ficha caería en negro, su líder sonrió agradecido por ello.

—Espero que logres mantenerte de pie, filipino._Seokjin estiro todo su cuerpo para dar inicio al duelo.

El jefe de los chicos antibalas empuño su mano, enfoco su objetivo, primero le daría en el estómago, el chico extranjero pagaría por humillarlo enfrente de todos, claramente, Seokjin estaba más que ofendido, su tolerancia para soportar ciertas actitudes de personas que creían que  le llegaban a los talones y su paciencia chocaban entre sí al no poder controlar su enojo.

Bambam sonrió divertido al sentir el golpe de aquel chico que se pavoneaba con ser el jefe de una pandilla de mocosos sin autoridad.

Tomó aire para aliviar su estrés.

—Quiero que recuerdes algo, jefecito._Peino sus cabellos hacia atrás y acomodo su camiseta. —Yo no soy filipino, soy tailandés._El fuerte movimiento del peliblanco paro justo en el hombro de Seokjin.

Las pandillas se miraban entre sí, esperando a que alguno de los involucrados callera de golpe para poder retirarse con dinero en los bolsillos, ya que cada uno apostaba sobre sus miembros, siempre había la oportunidad de participar en el juego sin golpearse unos a los otros.

Un lienzo en blanco-[Allxhoseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora