Capítulo 6

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Sandra Vega.

Me acerco a Jack al salir de la oficina de Jimmy. Levanta la mirada y yo sonrío al ver su leve sonrojo.

— ¿Ya se contactaron con la familia del chico?— Asiente al mismo tiempo que la puerta de la comisaría se abre. Levanto la mirada viendo a una mujer y a un hombre entrar desesperados.

Los dos con caras rojas y lágrimas rodando por las mejilla. Toco dos veces el escritorio de Jack.

— Esa es tu gente.— Dice y yo asiento acercándome a ellos.

— ¿Señores Miller?— Me voltean a ver al escucharme, asienten y la señora se acerca a mi con la cara arrugada de preocupación.

— Dígame que no es verdad.— Me agarra de los brazos observandome con los ojos rojos y cara de horror. Aprieto los labios.

— Lamentamos su perdida señora.— Cae de rodillas al suelo gritando y yo como puedo la sostengo. El señor se acerca y la ayuda a levantar, ella niega sollozojando. A mi lado aparece Mark, observa la escena haciendo sin decir nada.— Necesitamos que nos ayuden con algunas preguntas.— Vuelvo a hablar.

El señor me mira.

— ¿Y si se equivocaron?— Levanto una ceja al escucharlo. Me muerdo el labio inferior para después suspirar por paciencia.

— Se le tomó una muestra de sangre señores.— Volteo hacia Mark cuando habla. Mantiene la mirada del señor.— Su hijo estaba en el sistema, es casi imposible estar equivocados con esto. Lamento mucho su perdida.— Dice lo ultimo sin ningun sentimiento al final.

Frío.

Cuando tenga calor, ya sé donde ir.

Una lágrima rueda por la mejilla del señor, aprentando a su esposa en un abrazo. Saber que su hijo está muerto debe ser la peor noticia para un padre, nadie quiere ver morir a los hijos primeros.

— ¿Qué nos quieren preguntar? ¿Podemos ver a nuestro hijo?— Suelta la señora volteandose, mirandonos mientras se toca el corazón.

— Claro.— Asiento.— Nos gustaría hablar primero con ustedes de su hijo y después podrían verlo.— Ellos están deacuerdo y nos dirijimos hacia la sala de interrogatorio.

Al entrar a la sala hay con una mesa en el medio y cuatro sillas a su alrededor. Les digo que tomen asientos y ellos temblando lo hacen, detengo a Mark en la puerta.

Frunce el ceño viéndome.

— Grandote, yo sé que siempre eres un caramelito amargo.— Rueda los ojos al escucharme, sonrío un poco divertida por su irritación.— Pero esta gente acaba de perder a su hijo, trata de no ser tan duro con ellos.— Levanta una ceja al escucharme y no sabe lo jodidamente sexy que se ve.

— ¿Sabes que es la compasión?— Niego al escucharlo, sin perder más tiempo entro con él siguiendome los pasos. Me siento al frente de la señora y Mark al frente del señor.— Sé que no debe ser fácil y lamento tener que retenerlos para éstas preguntas.— Asienten y yo continuo.— ¿Cuando fue la ultima vez que vieron a su hijo?— La primera pregunta sale de mis labios y ellos de observan.

— Cinco días.— Frunzo el ceño al escucharla, ehhhh hola cinco días.

— ¿Y no hicieron un reporte por desaparición?— Ellos niegan ante la pregunta de Mark.

— El siempre iba y venía, aveces se quedaba hasta una semana fuera de casa. Las primeras veces nos preocupamos, pero él siempre volvía.— Empiezan a explicar.— Él decía que se iba a quedar con un amigo.— Termina de decir la señora Miller.

Bebida, Lagrimas y Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora