Capítulo 23

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Mark Harringtons.

Esta semana a sido horrible, rara y más descripciones que me gustaria omitir hasta que muera.

Enterarme de la apuñalada de Vega y después de horas de no poder verla y entrar a su habitación encontrandola con tubos y agujas pegados no fue tan fuerte como ver toda su cara golpeada.

La rabia que sentí al ver cada golpe fué totalmene indescriptible porque nunca había sentido algo así. Pero el golpe de culpa fué peor, el sentimiento de poder haber podido evitar todo esto, no lo podría describir.

Y más el momento que Jimmy me contó que los padres de Vega estaban muertos después de yo haberle dicho todas esas palabras llenas de veneno que siento que afectó en algo todo lo que pasó.

Suelto un suspiro tratando de entender porque esta chica con tanto dinero en el bolsillo vive por estos barrios. Después de un poco de berrinche de su parte y mandarme a la mierda, arregaña dientes me dijo donde vive.

Fruncí el ceño y le volví a preguntar, al obtener la misma respuesta empecé a pensar que el golpe de la cabeza fué más fuerte de lo que dijo el doctor.

La miro por el rabillo del ojo, tiene la frente pegada a la ventana mirando por esta. Observo su pecho subir lentamente mientras un brazo está cubriendo su abdomen, apreto los diente y vuelvo la vista al frente.

Después de saber todo el diagnostico quisé salir a matar al chico, esos hijos de puta casí la matan y Vega no ayudó en nada al sacarse el maldito cuchillo.

— Ahí vivo.— Susurra apuntando un edificio, levanto las cejas al ver este. Es un edificio de unos cinco pisos que dudo que tenga ascensor, no se ve en mal estado pero para alguien que tiene dinero de sobra, no entiendo por que aquí.

Creo que esta niña nunca me a dejar de sorprender.

Estaciono al frente de este y Vega no pierde tiempo al bajarse de este empezando a caminar hacía el. Gruño saliendo y cerrando de un portazo la puerta del carro, esta se detiene al escuchar el portazo. Camino hacía ella al tiempo que gira la cabeza notando mi cercania.

Niega incredula.

— ¿Te puedo ofrecer algo?— Su tipica sonrisa come mierda empieza a aparecer y de alguna manera esa sonrisa me relaja.— ¿No tuviste suficiente de mi?— Apreto los puños al escuchar lo ulitmo ocacionado que sus ojos brillaran con diversión.

— No creo que haya asensor aqui y no puedes esforzarte tanto.— Se carcajea, da media vuelta y empieza a caminar hacía dentro del edificio.

— Observame.— La sigo por detrás y como predije solo hay un montón de escaleras, se queda parada frente de esta y trata de soltar un suspiro entrecortado. Niego sabiendo lo terca que es esta mujer y que al retarla preciona un interructor que la unica forma que se apague es logrando el cometido. Pisa el primer escalón, bufó acercandome antes que empieza a subir los demás, la agarro en brazos con la mayor delicadeza que pueda ocaionando un chillido de ella.— ¡Sueltame!— Chilla pero no trata de moverse y se acomoda mejor entre mis brazos, sorprendiendome al no sentir la repugnancia que siempre siento al tener el calor de otra persona contra el mío.

— ¿En qué piso vives?— Boztesa pasando un brazo por mi cuello, suelto un suspiro entre cortado al sentir que se me poten los pelos de punta.

— Cuarto.— Hago una mueca mientras empiezo a subir, del solo pensar que ella pudo haber subido estas escaleras ellas sola hasta el cuarto piso y los dolores que pude sentir me dan nauseas.

— ¿No pudiste escoger el más alto?— Digo ironicamente pero no creo que entienda mi tono.

— Si quice, pero el estupido de ese piso llego un día antes que yo. Bastardo.— Murmura por lo bajo, me limito a negar. Al llegar a su piso la bajo delicadamente.

Bebida, Lagrimas y Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora