Cápitulo 22

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Sandra Vega.

Maldigo al darme cuenta que sigo viva.

Trato de separar los parpados pero es como si los tuviera cosidos, muevo los dedos sintiendo punzadas de ellos.

Mierda Sandra abre los malditos parpados.

Logro abrirlos de golpe pero los vuelvo a cerrar por la brillante luz en la habitación.

Lo ultimo que recuerdo es a Jimmy llegando furioso mandadome a no cerrar los ojos, pero creo que hasta mal herida mi cuerpo es revelde porque después que me gritara todo se volvió negro.

Abro lentamente un ojo tratando de adaptarme a la luz y lentamente abro el otro, parpadeo varias veces y cuando dejo de ver solo la luz de mierda esa, me pongo a observar la habitación de hospital. Doy una inalación profunda sintiendo el olor a cloro y medicamentos que suelen tener los hospitales.

Es una habitación mediana con un mueble en una ezquina un televisor al frente de mi camilla y dos puertas a mi derecha. Hay una ventana en la pared izquierda donde puedo ver que todavía es de día. Paso la lengua por mis labios resecos y una sed me entra al sentir piquiña en la garganta.

Inclino un poco más la cabeza buscando un vaso con agua pero me quedo quieta al sentir una punzada en la cabeza.

Jodidos hijos de puta.

Resoplo enojada porque todo me duele y no me imagino como debe estar la herida de mi abdomen, tiento entre mis dedos algún botón o alguna mierda que traiga a una enfermera y me de agua.

Una de las puertas se abre dejandome ver a Jimmy y detrás de él a Mark, levanto las cejas con sorpresa pero las vuelvo a bajar cuando siento una punzada. Mi grandote es el primero en darse cuenta que los estoy viendo, jadea y se acerca. Jimmy se acerca por el otro lado con sus ojos llenos de preocupación.

Frunzo el ceño y vuelvo la vista a mi grandote.

— ¿Comó estás?— Susurra observandome el rostro detenidamente.

Awww cosita.

—¿Quíen eres?— Su cara de desfigura al escucharme y me mira con horror, levanta el rostro preocupado hacía Jimmy.— ¿Eres mi esposo?— Vuelve a verme con los ojos abiertos como platos, abre y cierra la boca como pez. Tengo que apretar un poco los labios para no reirme.— ¿Tenemos hijos?— Su cara palidece y da un paso atrás y no aguanto más, me parto de risa ocasionando su desconsirto y un agudo dolor en la sona abdominal.— Debiste ver tu cara.

— Por lo menos no perdió el sentido de humor.— Dice Jimmy y me agarra la mano apretandola, volteo mi rostro para observarlo y se me comprime el pecho al ver su aspecto, la sonrisa que me trata de dar es triste y es lo menos que me a gustado ver de él.

— Si no lo tuviera es como si en verdad hubiera muerto Jimmy. ¿Verdad grandote?— Lo miro y este sigue paralizado viendome. Trato de sonreir, pero me sale una mueca al sentir un dolor en mi mejilla.— Quita esa cara hombre, serías al ultimo que olvidaría.— Parpadea negando.

— No puedo creer que bromees estando así.— Gruñe y yo solo frunzo el ceño.

— ¿Quieres que llore entonces?— Rueda los ojos y yo vuelvo la vista a Jimmy que nos observa extraño.— ¿Cuantas horas he estado inconsiente?— Trato de acomodarme mejor y él me ayuda, y no sé si deba alentarme no sentir tanto dolor por los analgesico.

— Dos días.— Me sobresalto al escucharlo y abro los ojos sorprendida.

— Debí dormir más.— Niega pasando su mano por mi mejilla y inclinandose para darme un beso en la frente, suelto un suspiro y trato de alejar las lagrimas.

Bebida, Lagrimas y Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora