Capítulo 16

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Sandra Vega.

No sé que me ha sorpredido más el día de hoy, si el posible robo que me están haciendo mis propios tíos, que la verdad lo veo venir de ellos. O ver a Mark sentado en la sala de la casa de Jimmy con un plato de pay en la mano y tratando de alejarse de cualquier tacto de Carmen al hablar con él.

La señora es una lora, habla sin parar.

Y es sorprendente que hoy sepa un poco más de este tipo, cuando dijo que su madre había muerto sentí un pequeño escozor en el pecho, como la punta de una aguja tratando de raspar la carne. Ese sentimiento de entender por completo el dolor que es sus ojos sin darse cuenta reflejaban.

Noté de una vez la incomodidad de hablar de eso temas o en si, de cualquier cosa del que él sea el centro de atención, mi caramelo amargo guarda mierda por dentro y sé por experiencia que esa mierda no se va.

— ¿Crees que deberíamos salvarlo?— Jimmy se sienta a mi lado mientras se seca las manos, perdió el pidra, papel y tijera para ver quien lava los platos, fué una tradición que empezamos hacer después que un día Carmen, nos mandara a la mierda diciendo que ella hacía la comida. No tuvimos ningún argumento en su contra así que quedó como tradición entre Jimmy y yo.

Así que mientras él hacía el sacrifició de lavar todos los platos me vine a comer mi pay, al mismo tiempo que veía como Carmen le cuenta la historia de su vida a Mark.

— Naaaa, deja que le cuente la parte cuando estaba pasando la frontera.— Le comento cuando escucho que empieza la historia de como pasó la frontera de mexico y conoció a Jimmy. Escucho el jadeo de este y sale volando hacía ellos, me carcajeo sabiendo que esa historia es la menos le gusta a Jimmy.

— Cariño terminé en la cocina. ¿Por qué no preparas todo para Sandra?— Le agarra la mano al mismo tiempo que habla y Carmen como la más inocente de todos aqui, asiente sonriendo.

— ¡Tienes razón!— Le da un beso en la mejilla a Jimmy, logrando una arcada de mi parte y una sonrisa bobalicona de el tipo. Pasa por mi lado al ir a la cocina sin antes jalar un poco de mi cabello.

— ¡Ey!— Sobo mi nuca sintiendo el escozor donde tiró, frunzo el ceño voteandola a ver. Lo hizo con mucha fuerza.

— Aprecio mucho que hayas podido venir Mark.— Vuelvo la vista al frente al escuchar las palabras de Jimmy. Observo mejor a Mark, se nota un poco tenso pero más relajado de lo normal, no sé si me entienden.

Va vestido informal, jeans negros que cuando caminaban me daban una buena vista de su culo apretado, junto con una camisa gris que apretaba tanto eso musculos de sus brazos, que una imagen de que la camisa explotaba dejando a la vista lo demás tatuajes me hicieron apretar las piernas, termiando con unas botas hacienddolo ver un poco más alto.

— Me gustó la comida y el buen humor en la mesa.— Me observa de reojo al responder y una sonrisa tira de mis labios.

Maldita seas ¿Eso fue un alago o algo así?

Tuve que haber grabado el momento.

— Siempre estamos para alegrar grandote.— Me levanto del sillón sintiendo de repente un calambre en la pierna por la posición.— Y más que todo siempre para ti.— Le giño un ojito queriendo parecer sensual, cosa que creo fallo por la manera en que me frunce el ceño. Buh.

— Primero muerto que pedirte un favor, sería pedirle algo al diablo.— Jimmy se ríe y yo sonrío porque el tipo tiene toda la puta razón, asiento dandole la razón. Ojea su reloj.— Creo que ya es hora de irme, debo pasar comprando unas cosas para la casa y después llegar al trabajo.— Mira a Jimmy mientras habla y yo busco mis cosas, tal vez me pase por un bar antes de entrar a trabajar.

Bebida, Lagrimas y Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora