Capítulo 19: RECUERDOS. PARTE XII

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"Un niño no puede adquirir la resiliencia por sí mismo. Para convertirse en una persona resistente al sufrimiento, ha de encontrar a alguien que se adecue a su temperamento".

LOS PATITOS FEOS. Boris Cyrulnik

Cuando Hermione comenzó a morderse las uñas, supo que la ansiedad la estaba matando.

A la falta de noticias de la Orden, y la incomunicación con Harry o Ron, se unía ahora la angustia por la prolongada ausencia de Malfoy.

"De haber ocurrido algo grave, Blaise nos habría puesto al tanto, Hermione", intentó tranquilizarla Luna.

Hermione se preguntaba cómo hacía la rubia para interpretar tan bien sus preocupaciones, sin que ella hubiese dicho nada al respecto y no podía dejar de agradecer que estuviera ahí, haciendo las cosas más tolerables con Theodore Nott, quien, a medida que los días pasaban, había ido dejando de lado su amabilidad inicial, y se limitaba a dirigirle miradas suspicaces y molestas en forma constante.

Especialmente cuando interrumpo sus interacciones con Luna, murmuró para sí.

La noche previa había ingresado a la cocina en el momento exacto en que Luna enredaba su pálido dedo en uno de los rizos castaños de Theodore Nott, con ambos sonriendo y sus rostros muy cerca el uno del otro. Recordaba bien la mirada asesina que le dirigió el muchacho cuando la rubia se percató de su presencia y se separó de él para ofrecer a Hermione algo de comer.

"Han pasado cuatro días, Luna", retomó la conversación, respondiendo entre dientes apretados. "¿No deberíamos estar buscando el modo de regresar con Harry antes de...?"

El resoplido de Nott, la interrumpió. Sentado a pocos metros de ella, sostenía un libro en una mano y una taza de té en la otra. Y aunque aparentaba leer, sus labios estaban torcidos en una mueca de disgusto, que difícilmente se relacionaba con el contenido del libro.

"¿Algún comentario, Nott?", lo enfrentó Hermione. Comenzaba a hartarse de sus exclamaciones y miradas molestas, que sin decir mucho conseguían irritarla.

No era una pregunta que esperara contestación realmente. Pensó que la ignoraría, como lo había venido haciendo esos días, por eso la sorprendió tanto su respuesta.

"Me resulta curioso que tu prioridad está puesta en regresar con tu preciada Orden, en lugar de rogar porque Draco siga vivo". Dijo él, con una voz seria, absolutamente falta de emoción, mientras colocaba el tazón de té en una mesilla cercana y humedecía uno de sus dedos con la lengua para cambiar la página.

"¿Piensas que debería mostrar preocupación por Malfoy?"

El aludido se limitó a dirigir su mirada a ella, como si esperara que Hermione se contestara a sí misma.

"Olvidas que yo no pedí que cuidara de mí", lo enfrentó. "¡Yo ni siquiera debería estar aquí! Debería estar con Harry y los demás, intentando..."

"Linda teoría. Pero debes recordar la parte donde Carmichael y los otros te atraparon, Granger", cerró tranquilamente el libro y lo dejó junto al tazón. "También se te olvida que, de no ser por Draco, estarías muerta o siendo sodomizada por esas bestias".

"Theo", interrumpió Luna con su dulce voz. "No creo que sea necesario..."

" Lo siento", dijo, con más suavidad de la que había reservado para Hermione. "Pero tu amiga necesita un recordatorio de por qué su principal preocupación en estos momentos debería ser que Draco siga con vida". Sus ojos negros volvieron a clavarse en ella. "Porque si él no regresa, tendré que ver qué hacer contigo, Granger. Y yo no tengo ningún incentivo para llevarte con tu Orden o para mantener a esos monstruos alejados de ti".

MORTÍFAGO (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora