Capítulo 28: AMANDA BUBBLING

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AVISO IMPORTANTE: Por un tema emocional, necesito sacar esto de mi sistema lo antes posible.  Por lo mismo, estaré abocada más en escribir que en responder, hasta llegar al final, pero les pido que sigan enviando sus comentarios, porque me alegran el alma y apenas termine, me iré a contestar uno por uno si no me es posible hacerlo antes. Gracias.

"Quizás sería maravilloso decir que te arrepientes, ¿pero acaso puedes arrepentirte cuando no hay alternativa? Nadie va a perdonarme."

Laura Brown en THE HOURS (2002)

Observar su perfil inconsciente a la luz de los recuerdos recién recuperados era una sensación completamente distinta a cualquiera que hubiese experimentado desde su reencuentro en el Wizengamot.

Su atractivo era innegable —siempre lo había sido— y tres años en Azkaban no parecían haber dejado mella en eso. Pero ahora, los recuerdos de lo vivido daban a su belleza un nuevo significado, uno que iba más allá de cualquier descripción que Hermione pudiera hacer. Y verlo allí, tendido sobre una cama de hospital, con la mitad del cuerpo cubierta y sus cicatrices expuestas al mundo, hacía que todo fuera mucho más terrible que antes.

La mayoría de sus marcas le eran conocidas. Algunas las había curado ella misma. Pero pudo distinguir otras que hablaban de una historia que ella no quería imaginar.

Hermione llevó su mano hasta el tatuaje en su cuello, trazando los símbolos que representaban su número de Azkaban con sus dedos, mientras un nudo se formaba en su garganta.

"Cualquier opción es mejor que Azkaban". El recuerdo de su confesión, hizo que las lágrimas que intentaba contener, acabaran de correr por sus mejillas.

Hermione tomó su mano con suavidad, sintiendo el calor de su piel contra la suya, mientras entrelazaba sus dedos y apretaba, intentando transmitir todo aquello que no era capaz de decir.

Lo siento.

Perdóname.

¿Qué puedo hacer?

Cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por el doloroso anhelo de retroceder el tiempo y hacer las cosas de otro modo. Haber pensado en la posibilidad de que las cosas no salieran como esperaba. Haberle dejado una salida.

Pero sabía que esos pensamientos no la llevarían a ninguna parte. El pasado no podía cambiarse, por más que lo deseara. Lo único que podía hacer era centrarse en el presente y hacer lo que fuera necesario para sacarlo de Azkaban.

"Hermione, ¿estás bien?", le llamó una voz a sus espaldas. Ella se limpió el rostro por reflejo, antes de girar la cabeza por encima del hombro, lo suficiente para distinguir el rubio cabello de Amanda Babbling, pero sin dejar ver a la recién llegada, la magnitud de su dolor.

"Si, yo solo..." tomó aire, antes de girarse a enfrentarla, "me trajo recuerdos estar aquí y... pero ya me voy".

"¿Sabes, Hermione?", dijo la joven enfermera, acercándose lo suficiente para apoyar su mano en su hombro, en señal de apoyo, "está bien llorar de vez en cuando. Eso no te hace menos genial o más débil. Solo más humana".

Hermione mordió su labio inferior antes de asentir, preguntándose si la joven utilizaría ese mismo tono para consolar a su hijo.

Su hijo... El hijo de Zacharias Smith.

Los ojos de Hermione viajaron a Draco por reflejo, y luego de regreso a la enfermera.

"Amanda", le dijo. "Tú no deberías atender a... Tú no...", titubeó, sin saber cómo exponer a la joven, que no debía estar a cargo de las atenciones del hombre acusado de matar al padre de su hijo.

MORTÍFAGO (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora