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— Está vez no lleves pan, Dad

— Pero el pan está delicioso.

— Todavía hay pan en la casa

Un suave mueca se asomo en el rostro de Philza — Está bien tu ganas, está vez no llevaré pan — Dejo las pinzas en el respaldo no sin antes tomar un pan dulce y guardarlo en la bolsa hasta que noto la mirada juzgadora de su hija haciéndolo reír divertido — Jamás dijiste que no podía un pan dulce.

Siguieron caminando por la tienda, notando cada objeto y suministro nuevo que tenía a la venta, aunque de vez en cuando Philza volteaba a ver a la persona que siempre esperaba encontrar cada que venía al lugar.

Missa.

Podía notar como estaba ocupado atendiendo a los clientes en la caja registradora teniendo siempre su sonrisa encantadora y llena de vida.

Su risa podía escucharse después de terminar sus chistes con el cliente haciendo el ambiente más ligero y acogedor.

Y algo más en que destacaba y que Philza no tardo en notarlo: ese precioso collar que le regalo, lo llevaba puesto, lo tenía luciendo en su cuello con orgullo.

Combinado con sus ojos.

Siendo tan deslumbrante.

Definitivamente Philza escogió la mejor gema; su felicidad no podía disminuir en ningún momento.

Talvez debería regalar más collares a Missa, era lo que su mente pensaba cada que lo veia.

Aunque su atención termino cambiando luego de tomarse por sorpresa como Chayanne llegaba con ellos con una de las cajas llenas de verduras. 

— ¡Tallulah! ¡Señor Philza! ¿Están buscando algo?

— Sólo estamos viendo, Chay — Le revoloteó el cabello sacando una risa al niño — ¿Quieres que te ayude con eso? — Pregunto amablemente extendiendo una de sus manos pero al recibir la negativa de Chayanne aparto su mano. — Entiendo, eres el niño fuerte de la tienda, ¿Verdad? — Sonrió al notar como asentía eufórico y nuevamente tomaba su rumbo en acercarse al estante para poder dejar la caja de frutas para que sean vendidas.

Vio como nuevamente Chayanne volteaba a su dirección esta vez dirigiéndose para hablar con Tallulah por lo que prefirió en dejar a los niños solos para que pudieran convivir y así podría seguir explorando la tienda.

Y poder ver más a Missa.

Sabía que no podía interrumpir, aunque cuando llegó a la tienda se saludaron de lejos, no podía llegar hablarle ya que estaba trabajando.

Pero no podía quedarse así.

Necesitaba hablar con Missa.

¿Razón en específico? Debía nuevamente escuchar su voz.

Desde la última vez que vio a Missa en el festival, no fue a su tienda casi una semana completa por estar ocupado en el trabajo de su granja y haciendo tratos con vecinos cercanos para la compra de la cosecha; así que no pudo ver a Missa desde ese día. 

Por eso hoy en la tarde, sin ya tener más trabajo por hacer vino con su hija Tallulah para poder relajarse.

Aunque no contaba que está vez habían llegado más clientes. Suponía que era por las nuevas cosas que pusieron en venta, ya que Philza admitía que si habían cosas interesantes para comprar y utilizar; tanto para el trabajo en la granja, cacería y preciosas manualidades de decoración.

Philza no era de comprar cosas, algo ya muy sabido de él, ya que todo lo tenía en su granja y las podía crear, pero viendo todas las cosas que vende Missa sin problemas llenaba su casa de cosas necesariamente innecesarias. Aunque sabía que no podría; Tallulah ya lo estaba regañando por tener mucho pan en la casa, si compraba otras cosas sabría que tendrá mas regaños por su hija por lo que debía moderar su compra impulsiva.

Crown of petuniasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora