Suponiendo que el temor es algo a lo que él podía anteponerse, tomó su mejor ropa y salió para hacer la audición; había hecho una promesa con el amor de su vida y claramente planeaba cumplirla.
Pero cuando se vió al espejo, un sentimiento de culpa lo invadió.
Se cambió de inmediato y tampoco fue capaz de sentirse agusto, no se sentía agusto con lo que veía en el espejo pero no sabía la razón, se hizo mil cambios y nada le gustaba. Empezó a frutarse.
Es mi día especial ¿Por qué no puedo verme bien?- se decía con desesperación mientras se dejaba caer al suelo.
No pensaba abandonar la idea de ir a la audición, así que hizo un último esfuerzo y utilizo aquello que su madre le había comprado por última vez, eso que para ella era perfecto en el cuerpo delgado de Minho, confiaba en el criterio de ella.
Frente al edificio estaban otros seis chicos que nerviosos iban a afrontar su destino una vez más, pero entre los traines vió a su chico; se armó de valor y entró en el enorme edificio.
Le dieron náuseas, estar frente a él.
-Entonces, sabes mover esa boca velozmente? O solo eres una cara bonita?- No podía mantener la mirada en el suelo, mientras ese hombre le decía aquello con una sonrisa egocéntrica.
-Sí, señor.
Las palabras no fluían y no sabía que hacer, no podía ver su paz entre los candidatos, no podía hacerlo.
-Tranquilo.- la calidez de aquella mano le hizo recordar lo que era sentirse a salvo y logró su cometido.
Pero su corazón no podía permanecer ahí y su mente tampoco, cuánto mas tiempo estaba frente a aquel hombre más temblaba y transpiraba. Se sentía mareado, quería irse.
-Lee Minho!
Enmudeció totalmente y se dejó caer al suelo con pánico en su mirada, tenía los ojos tan abiertos que cualquiera pensaría abandonarían sus cuencas.
Tengo miedo.
-Señor! Llevaré al chico a que tomé aire, está muy nervioso.
Esa voz.
El chico de los rizos se acercó a él y con calidez extendió su mano.- No la tomes si no quieres.
-No la necesito. -Un poco desorbitado se levantó y salió de la habitación. Tambaleándose llegó al pasillo del edificio, que se encontraba totalmente solo; se dejó caer en el suelo y hundió su cabeza en sus manos.- ¿Por qué él?
-Min min? ¿Puedo sentarme?- el más joven solo asintió levemente y espero a que el mayor se sentara para dejarse caer en sus brazos.- Recuerdas cuando eramos niños y te dije que te llevaría conmigo a Australia para enseñarte a nadar si esto no resultaba?
-Si. Lo recuerdo.
-Ese día estuviste como desquiciado diciendo que adorabas el agua, pero que jamás aprendiste a nadar, me repetías que yo no iba a lograr enseñarte nada porque era un bebé.- su risa inundó los oidos del castaño ue recibía tiernas caricias en el cabello en forma de consuelo.- Aún así, accediste a mi plan.
-Tal vez no debí hacer eso
-Es muy tarde para decir que no. Pasaron 11 años, Minho.- hizo una especie de pequeño berrinche y rió ante el asombro del más joven
-Eres mayor que yo y te compartas como un bebé?- frunció el seño, tomó su postura nuevamente y señaló.- por eso no quería que me enseñaras.
-Minho hyung, quieres a Australia con Channie hyung?- detestaba que usará ese tono, porque sabía que no se podía negar y le diría que sí.
Agh, es tan convincente
-Si no logró pasar está prueba, iré contigo. -abrazo al rizado quién con amor recibió aquello.- Nos iremos a Australia y viviremos felices los dos.
-Claro que sí.- respiró hondo para después levantarse y tender su mano al más joven- Vamos, intenta una vez más.
-Sí, vamos.
°°°
Con su estómago vuelto nudo y sus manos sudadas miraba a los jueces, quienes expectantes atendían cada reacción del chico y la apuntaban en sus tablas.No sabía a qué le tenía más miedo, el hombre ahí sentado o su futuro, de cualquier forma su futuro dependía del hombre sentado frente a él que lo juzgaba mirándolo sobre sus lentes de aumento, sintió arcadas al ver esos ojos nuevamente, ojos que antes lo habían mirado con lujuria; esos que ahora juzgaban su futuro y su estilo al rapear.
Pero estaba completamente seguro de que él jamás sería pisoteado por ese hombre nuevamente, no dejaría que viera el trauma que le generó, no otra vez.
-Pasó algo hace un momento?
-No, señor; lo siento.
Tomó aquel micrófono con seguridad y coraje para comenzar su rap nuevamente.
No era su método de seguridad y dudaba en las rimas tanto que se sentía devastado, pensaba tanto en la idea de irse a Australia que ya no se le hacía tan lejana aquella propuesta.
Al salir del lugar sintió el frío aire nocturno y resoplo cansado, había hecho de todo en esa audición que ya ni fuerza para hablar tenía. Quería llegar a casa y dormir tres días seguidos.
Se sentía paz por plantarle cara al miedo de verlo de nuevo, aunque eso no le quitaría de la cabeza lo sucedido aquella noche. Eso no borraria su miedo a salir solo en la noche o vivir con una navaja en la mano mientras camina solo.
Sin embargo, recordaba la voz y la promesa que le había hecho a Channie se iría a Australia si el día de mañana nada salía como quería.
Estaba tranquilo, sabía que su madre no mentía al decirle que la felicidad no siempre se encontraba en lo que queríamos que fuera. Quizá pueda encontrarla en otro lado.
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¿Volveré a ser...?
Romance-No lo entiendo ¿Qué pasó conmigo? -No entres en pánico. Lo vamos a resolver. Él sabía muy bien que tal vez eso no era verdad, y estaba aterrado ¿Cómo se lo diría a su madre? ¿Cómo viviría de ahí en más? Pero no tenía más opción que tenerle fé al c...