Renacer

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Narra Lana
Debía arrodillarme y esperar a que Billie me perdonara; no sé cómo pude ser tan insensata.

Detengo mi auto frente a su casa y salgo de él.

Observo la puerta, dudando si tocar o regresar y olvidarme de ella. Me siento terriblemente avergonzada.

Finalmente, me decido y toco la puerta con nerviosismo. No hay respuesta.

Insisto, pero es evidente que no me abrirá. Está enojada conmigo, y lo entiendo, pero necesito hablar con ella.
Siempre he tenido una copia de la llave de su casa; me la dio cuando solo éramos "amigas" y ahora puede serme útil.

Introduzco la llave en la cerradura y giro, desactivando el seguro.

Empujo la puerta, y el silencio me envuelve. Observo la casa y camino lentamente.

—Bill, ¿estás ahí? —pregunto, acercándome sigilosamente a su habitación.

Toco la puerta de su habitación, pero no hay respuesta. Tal vez ella no esté.

Debo irme, pero la idea de que algo malo pueda estar sucediendo se instala en mi mente. Vuelvo a la puerta de su habitación.

Giro la manija y entro, solo para encontrar a Billie recostada sobre su cama.
Me recuesto a su lado, pensando tontamente que quizás esté dormida, pero entonces recuerdo algo importante.

Billie no tiene el sueño pesado; cualquier pequeño ruido la despierta. Empiezo a entrar en pánico y la sacudo suavemente.

—Billie, no estoy jugando —le doy ligeros golpes en el hombro.

Verifico su respiración; aún muestra signos vitales.

—No te hagas esto —ella no reacciona.

Le doy una bofetada en el rostro, esperando que reaccione, pero sigue inmóvil.

Verifico sus signos vitales nuevamente, con la esperanza de haberme equivocado. Tal vez ella... ¡No!

No pienses lo peor, Lana. Afortunadamente, aún tiene signos vitales, así que no pierdo tiempo.

La cargo en mis brazos y la llevo al hospital más cercano, a 20 minutos en coche.

La recuesto en la parte trasera del coche y tomo el volante, conduciendo rápidamente sin importarme el peligro.

Llego al hospital y trato de localizar a alguna enfermera que me ayude a llevarla adentro.

Entro al hospital y pido ayuda a la primera enfermera que veo.

—Hola, mi novia está desmayada, ayúdeme —digo sin rodeos.

Ella camina rápidamente hacia mí, y la guío hasta el coche. Abro la puerta y le muestro a mi novia desmayada en la parte trasera. La enfermera la toma en sus brazos y la lleva adentro. Yo sigo su paso.

Entramos en una sala, y la enfermera comienza a medicarla y tomar sus pulsos.

Un enfermero entra en la habitación y empieza a hacer preguntas.

—¿Nombre de la paciente? —pregunta.

—Billie O'Connell —anota el dato.

—¿Cuál es su edad y fecha de nacimiento? —me mira fijamente.

—Tiene 22 años. Nació el 18 de diciembre de 2001 —respondo rápidamente.

—¿Es familiar de la paciente? —sigue interrogando.

—Soy su... novia —anota en su libreta.

—¿Tiene el número de algún familiar, mamá, papá? —asiento con la cabeza—. Bien, comuníqueles que la paciente está aquí.

—No se preocupe, yo les aviso —el enfermero se une a la enfermera, y yo me pongo nerviosa.

—Necesitamos que salga —dice la enfermera.

Simplemente me doy la vuelta y salgo sin protestar.

Me siento en la sala de espera y llamo a su hermano.

Llamada 📲
-Finn,hola,soy Lana tu hermana está en el hospital ven rápido y avisale a tus padres.-Hable rápido cuando el me contesto.

Es por tu culpa,¿Que le hiciste a mi hermana?-Ups parece que ya sabe lo del vídeo.

-No es el momento,solo ven rápido.-Colgue sin darle tiempo a que conteste.

Fin de la llamada 📲

Veo a la enfermera salir de la habitación donde Billie se encontraba.

—¿Ella está bien? —pregunté apresuradamente.

—Ella está estable, aunque me temo que tendrá que ser internada en un centro de rehabilitación. Fue un claro intento de suicidio —mordí mis labios, nerviosa.

—¿Ella intentó... suicidarse? —sentí una profunda culpa.

—Sí. ¿Usted no sabe si tiene algún motivo para hacerlo? Es su pareja, ¿no? —me levanté de mi silla para contestarle.

—Peleamos un poco, y fui a buscarla y la encontré así —la enfermera parecía comprender.

—Entonces les recomiendo terapia de pareja; les vendrá bien —la enfermera comenzó a irse, pero la detuve.

—Un momento, ¿puedo entrar? —me refería a la habitación donde estaba Billie.

—Entre, pero si le causa algún conflicto, salga de inmediato porque los medicamentos pueden afectarla —asentí ante su recomendación.

Entré nerviosa a la habitación y la vi, tan débil y vulnerable, que mi corazón se hizo pedazos. Estaba en posición fetal, mirando hacia cualquier lado de la habitación.

Mis lágrimas comenzaron a caer, lo cual la hizo girarse para mirarme.

Ella apartó la mirada de mí y volvió a fijarse en la esquina, como si yo no estuviera allí.

—Mi amor —hablé con la voz entrecortada acercándome a ella.

—No me hables —su voz era dura y fría.

—Perdóname, te juro que no estaba consciente de lo que sucedía. Dame otra oportunidad, te prometo que esta vez no te fallaré —tomé su mano mientras le hablaba.

—Ya me fallaste. Agradezco que me hayas traído, pero no quiero volver a verte —ella soltó su mano de la mía y se giró de nuevo sin mirarme.

—Te amo, te lo juro —la vi negar con la cabeza.

—No te acordaste de que me amabas cuando te acostaste con mi enemiga —vi la tristeza en sus ojos y me sentí cada vez más tonta.

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Mis mamis estuvieron juntas en el Coachella!!!!!!

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