Egoísta

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(Narra por Lana)

Billie estaba sentada en el sofá mientras yo cocinaba. Ojalá nuestra vida fuera siempre así, soñando y convirtiéndonos en la una para la otra. Al menos ahora tengo la esperanza de tener el espacio para coquetear con ella, aunque probablemente lo hubiera hecho de todas formas. Suena un poco mal, pero es la realidad.

Tomé un plato de los estantes, serví sopa y caminé hasta ella.

—Aquí estoy, mi amor —dije. Ella me miró con desaprobación por el apodo.

—No me llames así, yo no soy tu amor —protestó, aunque se veía bien haciéndolo.

—No dejaré de hacerlo, acostúmbrate —me senté a su lado y acomodé mi falda.

Billie rodó los ojos y se acomodó para quedar frente a mí.

—¿Por qué eres egoísta? —pregunté con notable sentimiento en mi voz.

—¿A qué te refieres, cariño? —Tomé una cucharada de sopa y la llevé hasta su boca.

—¿A qué me refiero? Tú arruinaste todo cuando estuvimos juntas. Luego, cuando empecé a ser feliz, llegaste y destrozaste mi vida nuevamente. Lo de ayer no debió suceder —sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Sé que fue mi culpa cuando estuve con otra, pero lo de ayer fue con tu permiso. Tú lo permitiste y no me detuviste. Ayer fue una noche de dos. Mírame a los ojos y dime que te obligué a estar conmigo —ella negó con la cabeza y la bajó.

—¿Por qué me engañaste? Podría haber sido perfecto. ¿Cómo esperas que te dé otra oportunidad después de lo que me hiciste? Eso es lo que quiero decir con que eres egoísta. Yo estaba bien, mi vida estaba bien —sus palabras me dolieron profundamente.

—Por eso, déjame recompensarte. Te prometo que no te volveré a traicionar. Solo dame una oportunidad —Billie me miró con pena en sus ojos azules.

—Me prometiste lo mismo antes y lo arruinaste. No confío en ti. Lo siento, pero no podemos seguir. Si te aceptara, me destruiría a mí misma. Ahora me siento perdida. ¿Quién soy? No lo sé. ¿Qué siento? Tampoco lo sé. No necesito dañarme más. Nosotras tuvimos nuestro tiempo, pero ya acabó, ¿sí? Solo quiero que me prometas que después de esto no volverás a tocar mi puerta —las lágrimas corrían por mi cara, arruinando mi maquillaje.

—¿Cómo me pides eso? Te necesito para vivir. Sin ti, mi vida no tiene sentido. Solo te pido una bendita oportunidad, ¿es mucho pedir? Te prometo que si te arrepientes, no volveré a molestarte —me miró con duda.

—No lo sé. No sé —mordió sus labios, pensativa.

—Vamos, di que sí —dije, tratando de convencerla.

—Esta semana. Si esta semana no me logras convencer, lo dejaremos y no volverás a molestarme —me emocioné y la abracé.

—Voy a bajarte la luna —ella rodó los ojos nuevamente y me dio una sonrisa triste. Tal vez la estoy presionando, pero es mi oportunidad.

(Narrado por Billie)
Me siento más estúpida que antes, acepté la situación porque, en el fondo, ella aún me gusta. Sigo soñando con casarme con ella, pero ella complicó las cosas.

Acepté también por compasión al verla llorar, aunque ella me ha hecho llorar mucho más. Ambas sentíamos algo especial la una por la otra, y no podía soportar la idea de no volver a ver a la chica de los ojos verdes más hermosos que he conocido. Ya me había alejado antes, y gracias a Jane había vuelto a ser feliz. Pero si Elizabeth me decepciona nuevamente, ¿quién me sacaría de ese abismo?

Jane es una persona de la que podría decir muchas cosas: me salvó la vida, es dulce, simpática, cariñosa y leal. Siempre lo fue. Esta vez fui yo la tonta, pero debo confesar que nunca estuve enamorada de ella. Duele admitirlo, sabiendo que es la persona más dulce que he conocido. Sin embargo, ella me pidió varias veces que fuera su novia, y yo acepté. No quería rechazarla después de todo lo que había hecho por mí, pero no me merecía. Por eso, ella no puede saber que la traicioné, me odiaría y repudiaría, y lo entendería. Pero espero al menos mantenerla como amiga.

- ¿Sucede algo? - Preguntó Elizabeth, sentada a mi lado viendo televisión.

- Nada - Respondí de forma cortante.

- Eres mi novia, tienes que contarme... - Interrumpió sus palabras.

- No soy tu novia, no te confundas. Estamos intentándolo para ver si podemos avanzar a otro nivel. Ahora somos algo así como amigas con derechos - Aclaré.

- Está bien cariño, lo entiendo. Solo una duda - La miré para que hablara.

- ¿Qué pasa? - Pregunté mirándola a los ojos.

- ¿Tenemos derecho a los celos? - Preguntó con vergüenza.

- ¡Dios! Eres la mujer más descarada del mundo - Dije con humor para aliviar el ambiente.

- Pero, ¿sí o no? - Preguntó nuevamente.

- Sí, sí hay derecho a eso - Advertí con una pequeña sonrisa.

- ¿Y puedo besarte? - Preguntó del mismo modo.

- Puedes, pero que no se pase de besos - Ella sonrió y se acercó a mí.

Me puse nerviosa al sentir que se acercaba cada vez más. Cerré los ojos lista para besarnos, pero fuimos interrumpidas por golpes en la puerta.

- ¡Voy! - Grité y me levanté del sofá para atender a quien fuera que estuviera afuera.

Abrí la puerta y al ver quién estaba allí, casi me muero: era Jane.

- Hola - Dije con la mayor vergüenza.

- Hola... yo quería saber si de verdad terminaste conmigo - Me miró a los ojos y pude ver que estaba destrozada.

- Sí, bueno, tú mereces a alguien mejor - La excusa más usada cuando terminas con alguien.

- No me vengas con excusas baratas, O'Connell. Dime la verdad, ¿qué pasó ayer con Elizabeth? - Preguntó con enojo.

- No pasó nada, solo pensé mejor las cosas - Dije, rascándome la nuca nerviosa por mi mentira.

- ¿Cómo te creo? ¿Cómo voy a creer que no pasó nada cuando estuviste toda la noche con tu ex, quien claramente sigue obsesionada contigo? Solo pido la verdad - Y los actos te golpean tarde o temprano.

- Ya te dije, no pasó nada, te lo prometo Jane, nada - Debía tener mucho valor o ser muy estúpida.

- Bien, gracias por no engañarme. Te diré que te creo, Billie. Este no fue el mejor final, pero es lo que quisiste - Se giró, subió a su auto, y lo arruinaste, Billie.

Entré a casa sintiendo culpa, en primer lugar porque Jane me protegió de Elizabeth, y ahora estoy con Elizabeth. Le di una oportunidad, aunque sé que no se la merece, pero lo hice porque me dejé llevar y no pensé en las consecuencias.

Yo también soy egoísta.

ENTRE LAS DOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora