(Narrado por Lana)
Esta noche me siento exhausta. Estoy realmente harta; no tenía ganas de ver a Billie y a Jane mostrando tanto afecto. Solo me recordó cuando ella estaba conmigo.—Son tan empalagosas —me quejé con Taylor.
—¿No estarás celosa? —arqueó sus cejas.
—¿Celosa? ¿De quién? ¿De Jane? Claro que no, soy mejor que ella. Solo tuvo suerte; debería agradecerme porque gracias a mí conoció a Billie —dije, tomando otro trago.
—Deja de beber, ya vámonos, esto ha terminado. Nos esperan en la fiesta posterior —la rubia me jaló hacia la salida.
—Aún no, primero tengo que vigilar a Billie —ella se golpeó la frente con la mano.
—Eres tan terca, las veremos en la fiesta —Taylor volvió a forcejear conmigo, pero no la dejé.
Pronto sentimos las miradas sobre nosotras y, efectivamente, era Billie.
—¿Sucede algo, chicas? —preguntó Billie.
—No, nada. Ya nos vamos, ¿verdad, Elizabeth? —Esta vez obedecí a Taylor y salimos del edificio, donde unas camionetas ya nos esperaban.
—¡Qué vergüenza! —dijo una vez dentro de la camioneta.
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No estaba disfrutando de la fiesta. No soportaba ver a esas chicas juntas; sentía que quería arrancarme cada pelo de la cabeza.
—Mi novia es hermosa, ¿no? —Jane se burló de mí.
—¿A qué has venido? —pregunté con rabia.
—Desde hace rato veo cómo la miras, pero la dejaste ir. Tuviste la oportunidad y la desaprovechaste. Ahora es mía, ¿entiendes? Mía. Y creo que disfruta más cuando está conmigo —dijo, tomando un trago de la barra y mirándome.
—¿Solo has venido a molestarme? Qué inseguridad debes sentir para venir a 'reclamarme'. Pero tranquila, no la he llamado, ella vendrá sola —repliqué, subiendo la intensidad de la charla.
—Te juro que te mataré —sus puños se apretaron y trató de lanzarse contra mí, pero fue detenida.
—¿Qué te pasa, Jane? ¿Estás loca? —apareció su novia.
—Ella me provocó —se defendió.
—¿Que yo qué? Ella vino aquí a decirme que te perdí y luego no se aguanta —expliqué a mi ex.
—Dejen de pelear, estamos en un lugar público. Y tú, Elizabeth, deberías tener más cuidado. Jane, no vuelvas a aparecer por aquí —nos regañó.
—Lo siento, mi amor, te prometo que no lo haré más —Jane recogió sus manos.
—Bien, vamos entonces —las vi a punto de irse, pero necesitaba hablar con Billie.
—Billie, necesito hablar contigo —llamé su atención.
—¿Sí? —la vi girarse y regresar, pero su novia también giró.
—Hablemos a solas —pedí.
Ella se giró y le indicó a su novia que se fuera.
—Dime —se volvió hacia mí.
—Bueno, quería pedirte perdón por lo de hace unos meses —recordé.
—Eso ya pasó, todo está bien, sin rencores —trató de hacerme sentir bien.
—Yo... quería pedirte una oportunidad —tomé sus manos mientras veía su rostro, aparentemente confundida.
—¿Oportunidad? —negó de inmediato.
—Volvamos, yo te amo. No sé lo que me pasó, pero te necesito —rogué ante ella.
—¿Eres consciente de lo que me pides? Estoy tratando de ser feliz después de lo que hiciste, y eres egoísta al decirme tal cosa —ahora podía escucharla enojada.
—Perdón, te prometo que esta vez no te fallaré —acaricié su pelo bicolor.
—No puedo hacer eso. Jane me ama y no puedo fallarle después de que me mantuvo a flote mientras tú, quién sabe dónde estabas —habló con nostalgia al recordar sus problemas.
La amaba y no era mi intención engañarla.
—Lo siento, pero no —ella se giró y se fue, dejándome destrozada.
(Narrado por Billie)
La fiesta llegó a su fin y yo recogía mis pertenencias para regresar a casa. Sin embargo, me detuve al ver a Elizabeth, visiblemente ebria y casi dormida. ¿Estaba sola?
Me acerqué a ella y aparté su cabello para ver su rostro. Efectivamente, parecía dormida. ¿Qué debía hacer? No podía dejarla sola y vulnerable. Aunque alguna vez me causó problemas, no podía abandonarla en ese estado.
Intenté cargarla, pero era más alta y pesada que yo, así que la arrastré.
Jane me esperaba en el coche, y estaba claro que esto no le agradaría.
Jane me miró y se enfureció al instante.
Puse a Elizabeth en el coche y me senté a su lado.
—¿Qué hace ella aquí? —preguntó enojada.
—Solo la estoy ayudando —respondí, sin ánimo de dar más explicaciones.
—La dejas o yo no voy contigo —me dio un ultimátum.
—No estoy para esto. Si decides quedarte, hazlo. No la dejaré aquí borracha; eso sería cruel —Jane se quitó el cinturón y salió del coche.
Bueno, ella tomó su decisión.
Me cambié al asiento del conductor y conduje hasta mi casa.
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Al llegar, la llevé adentro de mi casa.
—¿Billie? —dijo casi delirando.
—Sí, soy yo —la dejé sobre mi cama.
Siguió hablando, pero no le presté mucha atención. Fui al baño a darme una ducha rápida.
Giré la manija de la ducha y dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo, sintiéndome más tranquila de alguna manera. La noche había sido larga y agotadora.
No me demoré en la ducha, solo quería refrescarme. Al salir, me llevé un gran susto al encontrar a Elizabeth frente a mí, observándome.
—¿Qué haces aquí? Te dejé en la habitación —me cubrí con la toalla, tratando de sacarla del baño.
—Te extraño —dijo acercándose de manera peligrosa, algo que rápidamente evité.
—No nos confundamos —la alejé de mí.
Pero parecía no importarle; tomó mi rostro rudamente y me besó. Sentí el sabor del ron y el champán mezclados. Para ser sincera, no me resistí. Dios, esto estaba mal, no debería hacerle esto a Jane.
Cuando finalmente nos separamos, nos observamos mientras el remordimiento me invadía, pero a ella parecía no importarle. Se acercó a mi cuello, inhalando mi olor. Pero algo en mí me traicionaba, no solo a mí, sino también a Jane, porque en vez de querer alejarla, deseaba que siguiera besándome. No quería que se apartara.
No seas tonta, Billie. Ella no te ama.