No quiero caer

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Narra Billie
Finalmente estoy a punto de concluir el proceso de rehabilitación tras un mes de internamiento en esta habitación hospitalaria. Pronto podré abandonar este entorno.

Sin embargo, antes de partir, debo asistir a mi última sesión con el psicólogo. Después de eso, finalmente seré dado de alta.

Jane, la enfermera que me ha cuidado desde mi ingreso, entra en la habitación. Confío en ella más que en mí misma; ha sido excepcional en su labor y considero que hemos desarrollado una amistad, aunque entiendo que es parte de su función profesional.

- Buenos días, Jane - la saludo mientras se acerca con una bandeja que contiene mi desayuno y los necesarios medicamentos.

- ¡Buenos días! Es tu último día aquí - responde con entusiasmo, aunque detecto algo de pesar en su voz.

- Sí, por fin podrás librarte de mí - intento mantener el tono ligero; nunca he sido buena con las despedidas.

- ¿Librarme de ti? Preferiría que te quedaras, aunque me alegra mucho verte recuperada - su dulzura me saca una sonrisa.
\- ¿Podríamos intercambiar números y mantenernos en contacto? - propuse a Jane. Ella asintió y extrajo un papel de su libreta de bolsillo para anotar los detalles.

Me entregó el papel, aparentemente con su número.

\- Bien, pero primero necesitas desayunar, ángel - Jane me entregó la bandeja con los alimentos y observó mientras comía.

(***)

Salí de mi última sesión y recibí el alta médica. Busqué a Jane para despedirme.

- Ahí estás - le toqué el brazo antes de que se alejara.

- ¡Me asustaste, Bill! - dijo, llevándose una mano al pecho.

- Lo siento, Jane. Solo quería despedirme. Me han dado el alta - anuncié la buena noticia.

- Qué bien, felicidades, B. - Jane abrió los brazos y nos abrazamos mutuamente.

- Nos vemos, Jane. Te escribiré - me alejé de ella y salí por la puerta del hospital, recordando la linda amistad que habíamos desarrollado.

Recordé las noches en vela conversando; era tan divertido.

Pero era hora de volver a la rutina, y había olvidado cómo era. Tan pronto como puse un pie afuera, sentí un flash en la cara.

Paparazzi.

Definitivamente no quería llamar la atención. Estaría en problemas si esas fotos se hicieran públicas.

Encargué a mi hermano comunicar a nuestros seguidores que íbamos a tomarnos un receso de nuestra carrera musical, pero dudo de la credibilidad tras verme salir de un centro de rehabilitación.

Llamé a mi hermano para que viniera por mí, ya que no disponía de medios para regresar,mi auto está inutilizable y no tengo otra opción.

Narración de Lana:
Finalmente se agotaron las excusas para ver a Billie. Ahora, ¿qué haría para estar cerca de ella? Desde que nos conocimos, no puedo evitar sentirme dependiente de ella.

Conduje hacia su casa con la esperanza de que quisiera hablar conmigo.

Deséame suerte.

Toqué la puerta varias veces y ella finalmente abrió. Nos miramos en silencio por unos minutos antes de que ella decidiera romperlo.

- ¿Qué quieres? - Su tono no fue grosero, pero sí frío.

- Solo quería verte, saber cómo estás. - Respondí a su pregunta.

ENTRE LAS DOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora