𝕆𝕧𝕖𝕣𝕝𝕠𝕣𝕕

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—No lo sé, Rosie.

Una voz despertó a Ángel de su profundo sueño, abrió de a poco los ojos. Se encontraba boca abajo, con sus manos superiores debajo de la almohada. Después de unos segundos, algo desorientado y tratando de que sus ojos se acostumbraran a la luz, fue consciente de su entorno.

Husk se encontraba a su lado, sentado en la cama y hablando por teléfono,  sin camisa y con botella de alcohol en sus manos.

Que sexy se ve el gatito recién levantado.

Inconscientemente soltó una risa ante sus pensamientos, provocando que el overlord a su lado lo volteara a ver, regalándole una sonrisa.

—Dejame pensarlo, te llamo después, igual gracias por avisarme.

Colgó el teléfono y dirigió su mirada a la araña que aún se encontraba acostada.

—¿Te desperté?

—Si, pero no importa ¿Quién era?

—Una compañera, quiere que vaya a una reunión que organizaron los overlords.

—¿Y vas a ir?

Husk lo pensó unos segundos, realmente no quería ir, pero esas reuniones no eran comunes, si se hacían era por algo importante, por lo que se sentía obligado a asistir.

—No lo sé, yo creo que si ¿Te molesta?

Ángel negó con la cabeza, levantándose para quedar sentado en la cama, estando frente a frente con su jefe. Pero inconscientemente hizo una mueca de dolor.

—¿Estas bien?— preguntó el peligris preocupado.

—Si, es que...— rápidamente guardó silencio, consciente de lo que le estaba a punto de decirle a su jefe.

—¿Qué?

—Nada, ignora lo que dije — intentó evadir la conversación, sabía que le había cagado.

—No, ahora me cuentas.

El más alto lo miró pensativo, pero sabía que ese gato era necio, y no lo dejaría en paz hasta que le dijera, por lo que soltó un suspiro ya resignado.

Lucifer, mátame ahora.

—Me duele el culo, ¿Contento? Me duele el culo y las caderas por lo que pasó anoche ¿Qué más necesitas saber?— expresó algo irritado, no le agradaba la idea de decir en voz alta que se sentía adolorido por la follada que le dieron la noche anterior.

Husk solo pudo soltar una carcajada, lo que provocó una mala mirada de parte del más alto.

—Oye, no te rías— reclamaba mientras le daba pequeños golpecitos en su pecho.

—Lo siento, piernas— se disculpó sosteniendo los brazos de Ángel, aún riendo un poco.

—Es que no te creo...

—Ahora soy mentiroso — habló haciendo un puchero y liberando sus brazos para cruzarlos en su pecho.

—No estoy diciendo eso. Es que me sorprende porque tú trabajo anterior era eso— expresó ya más tranquilo.

—Pues si, pero, primero, hace bastantes días que no pasaba nada. Segundo, nunca había estado con alguien que tiene espinas— Husk lo miró divertido ante el comentario— y tercero, fuiste muy brusco.

—En la noche no te escuché quejarte— le dijó coqueto, provocando un sonrojo por parte de la araña— ¿Sabes que si escuché?— preguntó mientras se levantaba de la cama.

—¿Qué?— Cuestionó observando como el alado se metía al baño y abría la llave de la ducha.

—Tus gemidos— salió del baño— y tus súplicas— Habló con toda la intención de molestar al chico, le encantaba verlo sonrojado. Cosa que obviamente pasó, toda su cara se coloró aún más, tratando de mirar a otro lado— vamos, piernas— se acercó a la cama y tomó su rostro entre sus manos — mírame.

𝚃𝚘 𝚝𝚑𝚎 𝚎𝚗𝚍//𝚑𝚞𝚜𝚔𝚎𝚛𝚍𝚞𝚜𝚝//𝚑𝚊𝚣𝚋𝚒𝚗 𝚑𝚘𝚝𝚎𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora