21 - Déjame cuidarte

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Violeta recorría con velocidad esas calles, nuevas para ella, mientras seguía el camino señalado en su teléfono. Alba no se había resistido a la hora de pasarle la dirección de Chiara, y la pelirroja salió disparada de casa tan pronto como la recibió.

Finalmente llegó a la puerta. Era una casa grande, con un porche amplio y un jardín que parecía extenderse en la parte de atrás. Los nervios la asaltaron de repente, al fin y al cabo no estaba segura de ser bienvenida y no quería incomodar a Chiara. Aun así, reunió todo su coraje y llamó a la puerta. Una mujer con el pelo rubio oscuro y unos profundos ojos azules le abrió la puerta.

- Hola, ¿necesitas algo? - el acento inglés estaba mucho más marcado en ella que en la menorquina.

- Hola, soy Violeta, una amiga de Chiara, no sé si le habrá hablado de mí. Había quedado hoy con ella, pero me he enterado de que estaba enferma y he querido venir a ver cómo está. Puedo volver en otro momento si ahora es molestia.

- Oh, you're Violet? It's a pleasure for me to finally meet you. Sorry, - se detuvo un momento al darse cuenta de que había hablado su primer idioma - pasa, por favor.

- No se preocupe, entiendo bien el inglés si le resulta más cómodo.

- Tranquila, me gusta hablar el idioma, aunque a veces equivoco algo. Y tuteame, por favor. Me llamo Emma.

- Encantada, Emma - respondió con una sonrisa.

Invitó a la pelirroja a entrar a la casa y a sentarse en la mesa de la cocina, ofreciéndole unas galletas que Violeta aceptó. Le extrañaba no ver a Chiara, pero no quería parecer intrusiva preguntando. La inglesa, sin embargo, pareció captar su preocupación al instante.

- Chiara está arriba. Se durmió el jueves al llegar y el viernes no se movía. Fuimos al hospital y nos dijeron que era sólo enfriamiento, pero no tomar medicamentos e intentar seguir con rutina lo empeoró. Sigue descansando.

- Le he dicho mil veces que tiene que permitirse descansar, pero no hay forma de que me escuche.

- Kiks nunca escucha. Es una cabezota. Pero a ti te escucha más que a la mayoría. Muchas gracias por estar siempre pendiente de ella. Aunque siempre ha tenido amigos, parecía solitaria. Desde que te conoce está muy feliz.

- Sólo intento estar a la altura - respondió Violeta avergonzada. - Es una persona increíble y quiero que sea consciente de ello. Quiero quererla como merece - Violeta se maldijo a sí misma por ese arrebato de sinceridad. Sin embargo, Emma tenía los ojos humedecidos y parecía emocionada.

- Está arriba si quieres verla. Seguramente esté dormida.

- Esperaré con ella a que se despierte.

- Si necesitáis algo, estaré en el salón.

Violeta subió las escaleras con una mezcla de nerviosismo y expectación. No le costó adivinar cuál era la habitación de la pelinegra, pues tenía la puerta llena de posters de Mariah Carey y una bandera del orgullo. La abrió lentamente y entró con cuidado, intentando no hacer ruido para no despertar a Chiara. Se la encontró tumbada de cara a la puerta, pero hecha un ovillo debajo de las sábanas y aparentemente dormida. Se sentó a su lado en la cama tratando de no perturbar su sueño, pero no tuvo éxito.

Chiara llevaba ya un par de horas en un estado de duermevela. A ratos estaba despierta, pero demasiado cansada y dolorida como para moverse, y en otros momentos sentía como su consciencia se desvanecía, permitiéndole descansar. Sin embargo, se despertó inmediatamente en cuanto notó un peso hundirse en la cama a su lado. Abrió los ojos y, cuando le pareció ver la silueta de Violeta junto a ella, pensó que debía estar soñando. Era demasiado pedir que la pelirroja estuviera en su casa. Un pinchazo en su cabeza la hizo reaccionar de pronto. No estaba dormida, Violeta estaba allí. Intentó incorporarse rápidamente, pero todavía no tenía fuerzas como para soportar movimientos tan bruscos.

Kivi - I Belong Here (AU Instituto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora