26 - Halloween

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Por mucho que lo intentaban, Violeta y Chiara parecían incapaces de separarse esa semana. Aprovechaban cada minuto de la mañana para cogerse la mano disimuladamente, se quedaban después de clase hablando en uno de los bancos de la plaza de la academia hasta que anochecía e incluso empezaban a idear la forma de pasar los descansos juntas. Las sesiones de las tardes, en las que estaban juntas siempre que no les tocase asistir a las asignaturas de su módulo, hicieron que hasta los profesores se dieran cuenta de que algo ocurría entre las dos chicas. Sin embargo, lejos de estar disgustados, les complacía ver a Violeta ayudar a Chiara cada vez que su TDAH parecía superarla, así como todas las veces que la menorquina ayudaba a la otra con las armonías más complicadas o con la pronunciación.

Sus amigos empezaron a sospechar de esa cercanía tan repentina y de las veces que ambas desaparecían sin explicación durante varios minutos, aunque prefirieron dejar que fueran ellas las que dieran el primer paso en caso de que hubiera algo que contar. Aun así, nadie se sorprendió cuando anunciaron que se vestirían con ropa de los cincuenta para ser Evelyn Hugo y Celia St James en la fiesta de Halloween. Desde luego no había sido buena idea dejar que se leyeran Los Siete Maridos de Evelyn Hugo juntas.

Finalmente el jueves llegó y todos fueron a prepararse para la fiesta en cuanto terminaron las clases. Chiara se dirigió a casa de Ruslana en cuanto estuvo lista, ya que los Marruski habían acordado ir a decorar el piso de la ucraniana y a comprar el alcohol antes de que los demás llegaran. A la menorquina le encantaron los disfraces de sus amigos. Martin se había teñido el pelo de negro y se había hecho un maquillaje que emulaba quemaduras por todo el cuerpo imitando a un tal Dabi, un personaje de una serie que Alba le había recomendado cuando coincidieron el día la rubia fue a la academia en un descanso. Ruslana, por su parte, había recreado el disfraz de Max en el capítulo de Halloween de Stranger Things alegando que su objetivo era recrear también el susto que aparecía en la serie. Chiara no pudo evitar compadecerse del infarto que podría sufrir quien se despistara esa noche, y a la vez se preocupó por poder ser ella a la que pillaran con la guardia baja.

Dieron tres vueltas al supermercado intentando conseguir las pizzas, las patatas, las chuches, los refrescos, y el alcohol. Salieron casi dos horas más tarde y tuvieron que correr de vuelta al piso de Ruslana, ya que Juanjo había avisado a su novio de que ya estaban en camino. Llegaron apenas cinco minutos antes que el otro grupo y ni siquiera tuvieron tiempo de colocar la comida antes de que llamaran al timbre. Chiara y Martin salieron disparados, mientras que Ruslana se lo tomó con mucha más calma. La menorquina abrió la puerta y se encontró de frente con Juanjo, que llevaba un maquillaje de catrina muy elaborado, tanto que tuvo que gritarle a Martin que no le besara para no estropearlo. Justo detrás de él estaba Omar, que había decidido ser clásico y disfrazarse de Freddy Krueger. Denna y Alex también se habían decantado por algo típico y llevaban un matching del Joker y Harley Quinn. Finalmente vio a Violeta, que parecía algo tímida detrás del resto del grupo. Llevaba un vestido negro, largo y ajustado, clásico como habían acordado y fiel a las referencias de Pinterest que habían encontrado. Los guantes hasta el codo adornaban perfectamente su conjunto y los tirantes con la espalda descubierta dejaban ver suficiente piel como para que Chiara fuera incapaz de mirar hacia otro lado. Sin embargo, lo que más le impacto a la menorquina fueron las extensiones que Violeta se había puesto, ondulándolas para verse exactamente como Celia. Se acercó lentamente a la pelirroja, que seguía mirando hacia abajo avergonzada. El resto entraron en el piso dejándolas solas en el rellano, pues ninguno esperaba que acabaran la noche sin hacer algo que le diera a entender a la otra lo mucho que se atraían.

Chiara aprovechó para acercarse y coger a la otra chica por la cintura. Violeta finalmente levantó la cabeza y miró a la menorquina de arriba a abajo. Llevaba un recogido que resaltaba sus facciones y que le daba un aspecto mucho más maduro. El vestido verde sin tirantes le quedaba de escándalo y la pelirroja no pudo evitar repasar su figura un par de veces.

Kivi - I Belong Here (AU Instituto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora