Punto de partida

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¿Qué sería lo primero que harías si pudieras ver el futuro? Seguro tratarías de ver si esa persona te romperá el corazón, o si vale la pena o no intentarlo; pero en el caso de que ya lo haya hecho, te consolarías con viajar unos meses más adelante y ver que hasta el corazón más roto se puede curar con el tiempo. Tal vez tengas interés en conocer la fecha de muerte de tus seres queridos, o saber quién es el siguiente. O en el caso de que no quieras arruinarte la existencia esperando con miedo un suceso inevitable, tal y como me sucede, puede que trates de ver si el apartamento que comprarás tiene filtraciones, o si en los próximos días ese artículo volverá a estar en oferta.

Sea como sea, nos preocupa e intriga el futuro. Anhelamos comprender cosas que son humanamente imposibles, y ante lo imposible enloquecemos. Hay algunos a los que el futuro les da igual y solo se concentran en vivir el momento, pero en el caso de la mayoría no es así. Lo digo confiado porque por desgracia sé de lo que hablo. Ponía todo de mi parte para ser como ese pequeño grupo, para vivir el día a día. Pero, de vez en cuando y en los momentos que me encontraba en privacidad, me descubría a punto de tener un ataque de ansiedad. Porque sí, al parecer mi mayor miedo eran los sucesos imprevistos, cosas que se escapan de mis manos.

Al inicio no era consciente de que tenía un problema, hasta que meses después y por simple casualidad llegué a comprender lo que sucedía. Fue una tarde en la que sentado en mi cama busqué mi ordenador y tecleé la palabra «miedo». Allí fue que leí que el miedo es una «sensación desagradable provocada por la percepción de peligro, real...

o imaginario».

Anhelos de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora