Capítulo 1

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JAEKYUNG

En 2017 era todavía joven y estúpido, no al grado de estupidez de aquellos imbéciles que se decían mis amigos por la época, sino en un grado mucho menos alarmante que de igual manera me llevó a aceptar su invitación a la «Nueva pérdida de la virginidad». Un término impulsado por un grupo de universitarios calientes que pensaban que era divertido acostarse con un chico luego de que una chica te mandara al diablo.

Yo iba de salida en una ruptura amorosa que a decir verdad no me provocó nada. Era alguien que aceptaba cuando las cosas terminaban y el final de mi noviazgo más largo con cinco meses mi contador personal de semanas, me daba casi lo mismo.

Tuvieron que venir esos idiotas a decirme que la mejor forma de olvidar un fracaso amoroso era el sexo casual y bueno ¿Quién era yo para negarme? Yo que daba lo mejor de mí para llevarme bien con todos, agradarles a todos y ser el tipo interesante que entre su actitud seria y misteriosa atraía demasiadas cosas buenas.

"Mis amigos" entre comillas, me arrastraron hasta un bar gay. Teníamos veinte y ahora podíamos entrar sin mostrar la identificación, nos camuflábamos entre los presentes y fingíamos ser algo que no éramos mientras me planteaba cientos de veces si estaría bien coquetear con algún hombre.

Con el paso de los minutos hasta que estos se convirtieron en horas y luego de que fingiera que estaba tan ebrio como mis acompañantes, se me ocurrió que era buena idea instalarme en la barra donde el ruido era menos intenso y corría menos riesgo de que alguien se me acercara para coquetear o toquetearme el culo.

Tenía varias llamadas pérdidas, algo que me distrajo del momento exacto en el que un chico se acomodó frente a mí y tocó mi rostro.

—Eres guapo— guardé el celular en mi bolsillo del pantalón. Iba a decirle que daba asco y que apestaba como si en lugar de beber alcohol se lo hubiera echado en la cabeza. Antes de poder decir algo, él me tomó por el cuello de la chaqueta, acortó la distancia entre nosotros y me besó. No me detuve a plantearme si estaba bien o mal, si era la peor idea de toda mi vida. Por supuesto no lo hice porque a nadie le venía mal el beso de un extraño y la carne es la carne. Todos somos débiles ante una provocación y aunque no lo admitamos, nos complace atraer la atención de otros y más en un sentido sensual en el que sabes que despiertas algo en alguien.

Sentí una extraña satisfacción y pese al ruido que nos rodeaba, me sentía en medio de un silencio que nos envolvía. Mis labios que estaban tensos e inmóviles, dejaron de estarlo y tuve ganas de hundir mi lengua en los de ese desconocido que actuaba con torpeza ¿Sería así de tonto, o era que estaba ebrio? ¿Sería que me confundía con alguien?

No quise seguir pensando, lo besé como él debería haberlo hecho y se apartó de mí como si le quemara la piel de mis manos que se habían colado por debajo de su ropa y habían tocado cuanta piel de su espalda habían alcanzado a palpar.

—¿Estás perdiendo la cabeza o crees que soy lindo? — ¿Qué si era lindo? Supongo que lo era. Tenía esos grandes ojos y labios perfectos, su perfil me deslumbraba y el grosor de sus pestañas que al principio me pareció algo tonto de ver, de pronto fue mucho más interesante. Tenía la piel pálida y sonrojada. El cabello desaliñado le daba una apariencia sutil y atractiva al mismo tiempo.

En ese momento me di cuenta que dentro de mí existía algún tipo de idiota que podía sentirse atraído por los hombres. Vi pequeñas gotitas de sudor deslizándosele por el cuello y me fijé en sus labios hinchados, producto de la manera en que lo había besado.

Me incliné un poco para lamer sugestivamente el sudor de su piel y le mordisqué por el cuello hasta llegar a su oreja, hacer más de lo mismo y susurrar.

Un par de extraños (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora