Capítulo 14

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JAEKYUNG

Me desperté cuando las primeras luces de la mañana iluminaron la habitación. Me giré sobre la almohada y me encontré con el rostro de Dan a sólo unos centímetros. Dormía profundamente, con los labios entreabiertos y una expresión tranquila, me le quedé mirando durante no sé bien cuánto tiempo.

Dan abrió los ojos y parpadeó con lentitud, entrelazamos miradas y sus labios dibujaron una sonrisa feliz, que yo le devolví. Porque por algún motivo que no comprendía, ninguno podía dejar de sonreír. Pero así son las emociones, brotan sin que te des cuenta. Crecen sobre todo lo demás y sólo las descubres cuando han echado raíces.

Durante la noche me había contado sobre su relación con Choi Heesung, una relación de dos años en los que se esforzó por reprimir lo que pensaba, lo que sentía y optó por mantenerse a flote en un noviazgo en el que él y sólo él se esforzaba para que funcionase.

La descripción de ese sujeto, se resumía al menos para mí, en dos palabras; falsedad y control.

Es que era increíble la forma en la que acomodaba las cosas para quedar siempre como la víctima y después hacerse pasar por un buen sujeto que luchaba por lo que ambos tenían, me sorprendió que Dan me hablara de más de ocho discusiones y casi siempre por el mismo motivo.

La tristeza que reflejaban sus ojos me estaba matando y me quemaban las ganas de tomar sus manos y estrecharlas entre las mías. Ahora podía ver un trasfondo repleto de grietas y heridas que no habían sanado.

Por eso decidí no contarle que Choi Heesung se había acercado para hablar conmigo y me había reconocido al instante, decidí que era mejor no decirle que ese hombre no estaba dispuesto a dejarlo ir y que sin tener idea alguna de mis sentimientos, terminó por explicarme lo afectado y arrepentido que estaba de todo. Me volví egoísta, no quise hablar del cómo casi había lloriqueado conmigo por hacer que todo pareciera un evento basado en la conveniencia.

Choi Heesung parecía afectado, pero yo no era la mejor persona para hacerle sentir que contaba conmigo, me limité a escuchar su estúpido discurso y dejé que se largara con su maldita promesa de volver en unos días clavada en mi mente.

Cuando Dan terminó de contarme todo, escondió la cara contra mi pecho, ahí sólo pude acariciar su cabeza y decirle que estaba bien. Que estaba bien dejar fluir las emociones.

La situación se tornó emocional y nostálgica, pensé que no tendría ganas de dormir solo, así que subimos hasta mi habitación donde le abracé en la oscuridad y nos rodeamos de los ruidillos nocturnos; como la rama del árbol que golpeaba en mi ventana, o los grillos que se escuchaban desde afuera.

Supongo que nos quedamos dormidos por el cansancio. Él entre mis brazos y yo acariciando su espalda, fue a mitad de la madrugada que debimos adoptar aquella posición en la que abrimos los ojos.

Alargué la mano y la coloqué sobre su mejilla. Me miró al tiempo que entrelazaba su mirada con la mía, mi pulgar acarició la piel de su rostro. Me recorrió con la mirada, mis ojos, mi pelo y mi cuerpo entero. Vi su expresión. Las dudas, el deseo y sentí un cosquilleo proveniente de mi propio deseo. Las ganas de que ocurriera; Cerré los ojos, acorté la distancia que nos separaba y sentí que tiraba de él hacia mí y sus labios cálidos tocaron los míos, primero indecisos. Después lento y suave, apenas nos dio tiempo a reaccionar cuando nos separamos y no supe qué decir.

Fue un beso cargado del deseo y la ansiedad por tocarlo, nos miramos una fracción de segundo y abrí el cierre de la sudadera que llevaba puesta. Mi desesperación por sentir su piel era más grande que mi autocontrol.

Quería tocarlo, sentirlo, olerlo, besar su cuerpo desnudo. Quería que me sintiera, que me tocara, que se dejase ir debajo de mis caricias.

Él no se mantuvo inmóvil, se deshizo de la sudadera con un último tirón y acaricié sus brazos. Se acercó para besarme los labios y cerré los ojos mientras se apoderaba de mí el doloroso deseo que había estado reprimiendo.

Un par de extraños (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora