Epílogo

658 104 62
                                    

JAEKYUNG

Un año después

—Aprobado por unanimidad— es todo lo que escucho. Dejo de oír las voces de los sinodales y me pierdo la mitad del discurso filosófico sobre la importancia de los cirujanos en la cardiología.

Todo lo que hago es mirar a Dan que sonríe y se lleva una mano al pecho.

Desde el día en el que volvió a dar con los apuntes de mi tesis no dejó de insistir que debía continuar con ella, se obsesionó de tal forma que comenzó a buscar artículos actualizados que sirvieron como antecedentes de mi investigación, y tuve que dejar la aldea durante dos meses para poder asistir en varias cirugías y concluir la especialidad.

Fueron dos meses tortuosos en los que apenas si nos vimos y hablamos, pero valió la pena porque cuando volví a casa y noté que todos los rincones se habían impregnado de su presencia, supe que estábamos bien, que realmente teníamos ese algo que mantiene unidas a las personas.

Me sentí feliz y tuvimos sexo como por dos días enteros, antes de volver a la cotidianidad.

Recibo el abrazo de algunos profesores, me entregan un acta de examen profesional y no sé qué es lo que sigue. Todo el mundo habla de lo que significa para la medicina que mi formación académica, y conocimiento sea desperdiciado en una aldea solitaria en la que apenas si podré ejercer. Todo lo que hago es decirles que llegará el día en el que pueda volver a la ciudad, les pido que me entiendan y les hago saber que puedo aparecer en el hospital si lo creen necesario.

Al salir de la universidad, nos acomodamos en el auto y Dan me toma de la mano.

—Felicidades doctor Joo. Estoy tan orgulloso.

Me lanzó hacia él y presionó mis labios contra los suyos. Me rodea el cuello con ambos brazos y siento que su olor me embriaga por completo.

Tomo aire y aprieto las manos alrededor de su cara. Disfruto de la manera en la que me devuelve el beso y me quedo sin aliento, como si un fuego ardiera en mi interior en un instante.

Lo beso de la forma en la que creo que se debe besar a la persona que amas, de forma salvaje y dulce.

Mis manos se deslizan entre su pelo y siento en sus manos un ligero temblor.

Se acerca más hacía mi hasta que estamos más apretados, pecho contra pecho. De pronto se impulsa hacia arriba y me rodea la cintura con las piernas, trepa sobre mí y explora como si sus manos fueran absolutamente a todas partes. Las lleva dentro de mi camisa y le doy un mordisco en el labio inferior. Después le beso la mandíbula y respiro en su pecho.

—¿Quieres que lo hagamos aquí? Como en los viejos tiempos.

—N-no... ¡Lo siento! Es que te ves tan guapo con corbata y todo eso que yo...

—Vamos a casa, nos queda un largo camino por recorrer.

Recuperamos la compostura.

Dan recibe una fotografía y me muestra a su sobrina. Es una niña muy dulce y tierna, en la foto aparecen Seorim y la abuela con la niña sentada en un montón de arena.

—¿Quieres que las visitemos antes de volver a la aldea? — él niega.

—Podemos venir el próximo fin de semana.

—Suena bien.

Llegamos a la aldea y entiendo su negativa. Tal parece que ya lo tenían todo planeado, la gente ha organizado una gran comida en la casa del señor Jisung y él aprovecha para vender queso y huevos. Yosep y Yoon Gu me entregan un ridículo arreglo floral y dicen que mañana la clínica estará cerrada por motivos de celebración.

Algunas personas se acercan para felicitarme por terminar la especialidad y otras me agradecen que no los deje.

Creo que por primera vez me siento bien, me siento parte de un grupo que todo lo que espera de mí es que me mantenga a su lado.



Hay dos tipos de secretos: los que se guardan y los que se esconden. Guardamos secretos para ayudar a otros y los escondemos para protegernos a nosotros mismos.

Por ahora, esto que siento debe ser un secreto.

Volverse loco de amor por alguien es tan fácil que ni te das cuenta de que está ocurriendo. De que ha sucedido. Que es definitivo y perdurara por siempre, incluso cuando todo acabe y los caminos de ambos se separen.

—¿Satisfecho? — pregunto al ver que no dice nada.

Dan llevaba días preguntando por una nota que su hermana dijo que había encontrado entre mis cosas. La escribí unos días después de que la hubiera descubierto con mi mejor amigo. No tenía idea de que ella la hubiera leído porque nunca me dijo nada. Al parecer Seorim interpretó que eran las palabras para otra persona.

Es una carta que pensé en entregarle a Dan antes de dejar Seúl y desaparecer de su vida para siempre, pero honestamente no tuve el valor de hacerlo y quedó como una nota a medias.

Sorprendentemente la guardé, la guardé entre mis cosas y hoy en día la conservo.

Así que se la di, la puse en sus manos y dejé que la leyera.

—¿Esta completa?

—No.

—¿Cómo la terminarías?

—Dan...

—Vamos, inténtalo.

—A ver. Espera...

—¡No! Mejor escríbelo— salta de la cama y corre para ir por una pluma. La pone en mis manos y se cubre los ojos, algo que me parece una tontería y a la vez me conmueve—. Cuando esté lista, me dices.

Así que termino de escribir.

Hay dos tipos de secretos: los que se guardan y los que se esconden. Guardamos secretos para ayudar a otros y los escondemos para protegernos a nosotros mismos.

Por ahora, esto que siento debe ser un secreto.

Volverse loco de amor por alguien es tan fácil que ni te das cuenta de que está ocurriendo. De que ha sucedido. Que es definitivo y perdurara por siempre, incluso cuando todo acabe y los caminos de ambos se separen. O se vuelvan a encontrar.

Dicen que el rumbo de nuestra vida lo marcan los encuentros. Esas casualidades que quizá, no lo sean tanto, porque en realidad se trata del destino colocando cada cosa en su lugar.

A veces, por mucho que desees algo, si no es el momento estará destinado a fracasar. En cambio, cuando menos lo esperas, la vida se llena de nuevos comienzos.

Desde el primer instante en que conocí a Kim Dan, despertó algo muy intenso en mi interior. Provocó emociones que me confundían y me hacían temblar. Cada día soy más consciente de que su encanto y esa complicidad, parecen fluir entre nosotros. De la intimidad que rodea nuestras conversaciones y de las mariposas en mi estómago y ese sentimiento cálido me confirma cuánto lo amo.

—Ya puedes abrir los ojos— su impaciencia hace que me arrebate la nota.

Se le llenan los ojos de lágrimas mientras lee se lanza hacia mí. Me atrapa en un abrazo y el peso de su cuerpo me lleva a recostarme y cerrar los ojos cuando me besa.

—Te amo Jaekyung.

—Yo lo dije primero— susurro contra su boca antes de que esta vuelva abrirse y me vuelva a besar.

No creo en los flechazos. Ni en el amor a primera vista. Pero sí creo en el instinto y en los impulsos. En la atracción y el deseo. No se me ocurre otro modo de ponerle nombre a ese cosquilleo que me provocó la primera vez que lo vi.



FIN

Y esto es todo amix. Muchisimas gracias por haber seguido esta historia. Les amo mucho, sus palabras siempre me animaron a seguir aunque a veces sentía que sólo eran pendejadas xD

Les mando un abrazo a la distancia y espero que sigan pasando un momento agradable con las historias que han encontrado en este perfil.

Un par de extraños (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora