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—Hija, creo que es mejor que rechaces el viaje —habló mamá y tomé aire por paciencia, entendía su preocupación pero ya comenzaba a hartarme qué no confiara en mí

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—Hija, creo que es mejor que rechaces el viaje —habló mamá y tomé aire por paciencia, entendía su preocupación pero ya comenzaba a hartarme qué no confiara en mí.

—Mamá, ni siquiera voy a ser la única, son seis personas —respondí mientras sacaba algo de ropa de mi armario, era un viaje de tres meses y la verdad me hacia ilusión navegar por el Caribe sin tener que pagar nada.

—Cass...

—Estaré bien, me mantendré en contacto —aseguré—. Además el viaje es en dos semanas, solo estoy decidiendo qué me voy a llevar, es todo.

—Está bien hija, ¿No hay posibilidad que te lleves a Lily? —preguntó y solté una risa—. No me gusta que pase tanto tiempo en esa tablet.

—¡Mamá! ¡Sabes que me mareo! —gritó Lily desde afuera y solté una risa para después escuchar su grito—. ¡Por tu culpa me mataron!

—¡Yo te escucho vivita y coleando! —respondió mamá y solté una carcajada cayendo de espaldas sobre la cama riendo por eso.

—¡Mamá! —se quejó y reí con más ganas—. ¡Dile a Cass que no se ría!

Duré algunos minutos carcajeandome por eso, de verdad que cuando discutían por los juegos de mi hermana me causaba mucha diversión, en especial porque mi hermana se molestaba por lo que mamá le decía.

—Iré a comprar algunas cosas —informé levantándome y tomando mi cartera para salir de mi habitación.

Necesitaba un traje de baño, algo de ropa para estar a la luz del Sol, bloqueador solar, repelente y sepa Dios que más necesitaba para un crucero.

Llegué al centro comercial y comencé a caminar hacia la tienda de trajes de baño para medirme algunos, según sabía había una piscina y un jacuzzi en el crucero.

Me terminé decidiendo por uno de una pieza color morado oscuro con el cuello cerrado y una abertura en U en la espalda, también por un bikini color celeste cuya parte de abajo tenía tirantes.

Luego de pagar seguí caminando por el centro comercial para comprarme algo más de ropa, un short de Jean, una blusa manga corta blanca y otra celeste a la que se le hacia un nudo al final. También compré dos pares de sandalias y unos lentes de Sol.

Al salir compré bloqueador solar y algunas pastillas para el dolor de cabeza porque era mejor prevenir una situación así.

Volví a mi casa viendo como el auto no estaba estacionado lo que quería decir que mis padres se habían ido al trabajo y Lily estaba sola, lo que me esperaba largas horas de escuchar sus gritos mientras jugaba.

Entré y subí a mi habitación con las bolsas y después las dejé sobre un pequeño sillón que tenía en mi habitación sentándome frente a mi piano.

Comencé a tocarlo improvisando una melodia mientras comenzaba a escribirla en una partitura hasta que en un momento me perdí por completo en la melodia comenzando a improvisar. Era como si el mundo a mi alrededor se hubiera borrado y solo estuviera yo disfrutando de tocar el piano.

Just A Game // Finn Wolfhard. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora