Capítulo 4

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Tay sonrió mientras New lo abrazó más en su sueño, pegado a su costado. Él puso un brazo con más fuerza en torno a su compañero y bebió un largo trago de whisky del vaso que tenía en la mano. La suavidad del alcohol se perdía en su garganta. Gracias a los dioses que los vampiros todavía podían beber alcohol, incluso si no podían emborracharse.

—El coche debe llegar pronto—Tay dijo Off cuando se sentó en la silla al otro lado—. Las cosas de New se han cargado en el camión, y deberían llegar al penthouse antes que nosotros.

—Gracias, Off.

—¿Está bien?—Off asintió con la cabeza hacia New.

—Yo creo que sí.—Tay sonrió mientras miraba hacia abajo a su anamchara—. Sólo necesita algo de descanso. Él va a estar bien una vez que llegue a casa.

—¿Le has dado de comer?

Tay rodó los ojos, negándose a enojarse con su segundo al mando y renunciar a la sensación de tranquilidad que estaba viviendo en su cuerpo, ya que había reclamado a New. No podía recordar haberse sentido tan tranquilo durante tanto tiempo antes. New parecía calmarlo.

—Comió un poco más temprano.—Tay hizo una mueca al recordar a New hablarle que había capturado un conejo, cuando había ido a correr antes. No podía negar la pura y simpleza de la caza de New, aunque le resultaba desagradable. Él bebía sangre para vivir. ¿Era mejor? Sólo tendrían que acostumbrarse cada uno a sus rarezas.

—¿Le has dado de comer?

Tay sonrió ante el recuerdo de lo bien que New se había alimentado.

Off se rió entre dientes—. ¿Y cómo se lo ha tomado?

—Sorprendentemente bien.—Tay acarició con los dedos por entre el pelo en la frente de New—. Estoy sorprendido de que no lo escucharas.

—Oh, yo lo oí, muy bien—se rió Off—. No estaba seguro de si lo estabas matando, o él te estaba matando.

Tay saltó cuando New de repente soltó un bufido y abrió los ojos. Creo que fue un empate acerca de quién estaba tratando de matar a quién.

—Oye, anamchara, ¿has descansado lo suficiente?

Las pestañas de New se agitaron cuando miró a Tay—. Eso depende de lo que tengas en mente.

La mente de Tay al instante cayó en la cuenta y dentro de los pantalones de New, de todos modos. Sintió que su rostro se sonrojaba cuando New sonrió con complicidad. Los ojos de Tay vieron a Off cuando el hombre se echó a reír otra vez. Otra vez se sonrojó, pero maldito sea si permitía que alguien se burlase de él.

Tay abrió la boca para reprender a Off por burlarse de él, pero en lugar de palabras de enojo, un largo gemido salió de sus labios cuando sintió la mano de New trazando su dura polla—. No juegas limpio, anamchara.

New dio a su polla otro apretón que casi hizo que los ojos de Tay se cruzaran en éxtasis y luego retiró la mano—. Yo nunca juego limpio, dulzura. ¿Cuál sería la diversión en eso?—New miró por la ventana por un momento y luego volvió a mirar a Tay—. Así que, ¿cuándo nos vamos?

—Nos vamos a casa pronto, anamchara.

—Seeee, y ¿dónde sería eso?

Tay sonrió. Podría decir que New iba a sorprenderse—. El Hotel Electus.

New parpadeó—. ¿El hotel? ¿Ahí es donde vives?

—Mi tribu decidió hace mucho tiempo que queríamos un lugar para llamar nuestro, algún lugar donde los seres humanos sean plenamente conscientes de quiénes y qué somos y no traten de cazarnos y apuñalarnos en el corazón. Así que compramos el Hotel Electus y todas las propiedades de los alrededores. Por supuesto, eso fue antes de que el barrio se convirtiera en lo que es hoy.

INDÓCIL | taynewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora