En la tienda hacía calor. Camila no podía dormir. Se levanta para mirar a Lauren, que descansaba apaciblemente con un hombro desnudo sobre las sábanas de hilo. Ella recogió sus ropas en silencio, sonriente ante la silueta inmóvil de su mujer.
Habían pasado buena parte de la noche haciendo el amor y ella estaba exhausta. Pero Camila no. No, lejos de eso. Amar a Lauren parecía encender en ella un fuego insaciable.
Sacó un manto de terciopelo del arcón; después arrancó la sábana que cubría a Lauren y la envolvió en el manto.
Ella se acurrucó contra su cuerpo como una criatura, sin despertar, con el sueño de los inocentes. Camila la llevó fuera de la tienda; hizo una señal a los guardias que estaban de custodia y siguió caminando hacia el bosque. Por fin agachó la cabeza y besó aquella boca, ablandada por el sueño.
-Camila - murmuró ella.
-Sí, soy Camila.
Ella sonrió contra su hombro, sin abrir los ojos.
-¿Adónde me llevas?
La joven joven rió por lo bajo y la estrechó contra sí.
-¿Te interesa?
Lauren sonrió un poco más, siempre con los ojos cerrados.
-No, en absoluto - susurró.
Camila emitió una carcajada profunda. La depositó en la ribera, donde ella comenzó a despertar poco a poco. La frescura del aire, el sonido del agua y la suavidad de la hierba aumentaban la cualidad de sueño de la situación.
Camila se sentó junto a ella, sin tocarla.
-Una vez dijiste que habías roto un juramento hecho ante Dios. ¿Qué juramento era ese?
Esperó la respuesta tensa. No habían vuelto a hablar de la temporada vivida en el castillo de Demari, pero Camila aún deseaba saber qué cosas le habían pasado allí.
Deseaba oírla negar lo que ella sabía cierto. Si amaba a Demari, ¿por qué lo había matado? Y si había acudido a los brazos de otro, ¿no era por culpa de la misma Camila? Estaba convencida de que el juramento en cuestión era el que había hecho ante un sacerdote y cientos de testigos.
La oscuridad disimuló el rubor de Lauren. Ella ignoraba la dirección que habían tomado los pensamientos de su esposa. Sólo recordaba que ella había ido a su cama la noche antes de que ella partiera hacia la batalla.
-¿Tan ogra soy que no puedes decírmelo? - Preguntó Camila en voz baja-. Dime siquiera esto y no te preguntaré nada más.
Para ella se trataba de algo íntimo, pero en realidad era cierto: Camila no pedía mucho. Había luna llena y la noche era luminosa. Mantuvo los ojos vueltos a otro lado.
-El día de nuestra boda te hice un juramento y... Falté a él.
Camila asintió. Era lo que había temido.
-Sé que falté a él cuando fui a tu cama aquella noche - prosiguió la muchacha - Pero ese hombre no tenía derecho a decir que no dormíamos juntas. Esas eran cuestiones nuestras, que nosotras mismas debíamos solucionar.
Ella levantó la vista, sobresaltada.
-Hablo del juramento. ¿No me has preguntado por eso? - Vio que Camila seguía sin comprender-. En el jardín, cuando te vi con...
Se interrumpió y apartó nuevamente la vista. El recuerdo de Alice en brazos de Camila aún era demasiado vívido y más doloroso ahora que entonces.
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Promesse audacieuse . ( Camila G!P!)
RandomInglaterra, 1501. Todo el país se recogió con la boda de Lauren Jáuregui y Camila Cabello. Aunque Lauren se había prometido que su esposa sólo la poseería por la fuerza, el primer contacto entre ambas, ante el florido altar, enciende la llama de una...