Twenty-Four.

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Hinata ya llevaba varios días en Hyōgo

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Hinata ya llevaba varios días en Hyōgo. Y en su estancia, estaba reconectando con Atsumu y Osamu.

Sobre todo porque había tomado un  rol como de... Tutor con Osamu. El peligris necesitan que alguien lo acompañara regularmente, y Hinata mismo se había ofrecido a hacerlo durante la mayor parte del viaje, junto obviamente a Atsumu.

El pelirrojo ayudó al mayor a sentarse en la orilla de su cama.
-Gracias, Hinata... Lamento que tengas que hacer esto por mí.- Le sonrió. El menor correspondió la sonrisa.
-¡No te preocupes, Samu! Solo quiero que te recuperes pronto.- Le mayor sonrió de nuevo.

Kageyama se había levantado de la cama

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Kageyama se había levantado de la cama.

¡Se había levantado de la cama!

Y no solo eso, incluso había salido a correr y se tomó el tiempo de lavar la sudadera de Hinata.

Se sentía mejor. Es decir, le seguía doliendo, pero era más tolerable. Mientras caminaba, recorría lugares donde salió con Hinata. Parecía que todo Miyagi tenía algo que compartía con Shoyo.

Si seguía así, iba a llorar en la calle.

Regreso a su residencia, viendo que sus padres y hermana no estaban en casa. Al entrar a su hogar, se sacó los zapatos y entró al baño para limpiar su cuerpo con rastros de sudor.

Y de pronto empezó a lagrimear.
No sabía por qué, pero estaba llorando de nuevo por Shoyo. Hace unos minutos estaba bien...

Tal vez la curación de un corazón roto no era lineal.

Sí, definitivamente no era lineal

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Sí, definitivamente no era lineal.

Hace dos días parecía que ya estaba todo bien, pero hoy de nuevo había llorado hasta dormirse.

Buscó la sudadera de Hinata para abrazarla y consolarse, pero claro, la había lavado y ahora ya no quedaba ni una gota de su aroma.

Ahora estaba hecho bolita con la sudadera entre sus brazos.

-Tobio. Vienen a verte.- Dijo Miwa asomándose a su habitación. El mencionado levantó la cabeza. Ahí estaban Tsukishima y Yamaguchi.

-Hola, Kageyama.- Dijo el pecoso. Tsukishima solo asintió sin decir nada.
-Hola...- Respondió con la voz apagada.
-¿Cómo te sientes?-
-¿Cómo crees?- Le dijo antes de enterrar su cabeza bajo las cobijas.

-Mm... Mal.- Le dijo el mayor. Tanto el Alfa rubio como el Omega pecoso se sentaron en la cama de Tobio, siendo Yamaguchi quien empezó a acariciar la cabeza azabache de Tobio.
-Ya, ya. Todo va a estar bien, eventualmente...- Le dijo con una sonrisa suave, el Omega menor sacó sus brazos de su pequeño fuerte antes de acercarse al mayor y abrazarlo.

Tsukishima no sabía que decir. Es decir, Hinata era su amigo, y Kageyama el amigo de Yams. Estaba ahí porque quería acompañar a su pareja.

Sintió su celular vibrar en su bolsillo. Era una llamada de Hinata.

-Yams, voy a contestar.- El pecoso lo miró con la ceja arqueada, preguntando en silencio quien era. Tsukishima arqueó la ceja y cabeceo en dirección a Kageyama. Tadashi asintió y se mantuvo consolando al menor.

Kei abandonó ma habitación y respondió la llamada.
-¿Qué?-
-Ayúdame, Tsukki.-
-Mm... Depende. ¿Qué hiciste ahora?-
-Uhm... No me juzgues...-
-Ya suelta la sopa.-

-M-me besé con Tsumu...-

¿Cómo pasó? No sabía

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¿Cómo pasó? No sabía.
¿Cuándo pasó? Tampoco sabía.

Estaban hablando en el porche de la pequeña casa de los abuelos de Miya, donde estaban quedándose Atsumu y su familia. Y donde generalmente se reunían los abuelos de ambos para hablar de los viejos tiempos. En un momento, tras acompañar a Osamu a su cama y ayudarlo a cambiar las gasas de su cirugía, el rubio y el pelirrojo salieron a tomar aire.

El viento era frío y ambos estaban bien tapados con sus respectivas chamarras. Una tía de los Miya los llamó para decirles que en un rato estaría hecho un ponche para que tomaran y no se congelaran.

Ambos veían el cielo oscuro.

-Se ve muy lindo aquí.- Dijo el rubio.
-Sí... Se ve muy lindo.- Dijo el pelirrojo.

Atsumu apoyó su brazo en el hombro de Hinata y Hinata apoyó su cabeza en el pecho de Atsumu.

-¿Cómo te sientes?-
-Raro. Como que estos días he estado en piloto automático.-
-Mm...-
Ambos permanecieron así.

-Espero que... A Kageyama le esté yendo mejor.- Dijo el pelirrojo.
-Hm... Yo también. Digo, no me agradaba, pero no tengo razones para odiarlo.- Sonrió para sí mismo.

-Gracias... Por estar aquí conmigo.- Dijo el menor. El corazón de Miya dió un vuelco.
-C-claro... Tú estuviste para mí con lo de Samu, es lo mínimo que puedo hacer.- Dijo el Puro.

Ambos se miraron, antes del más bajo estallar en risas por la tensión. Atsumu lo acompañó con las risas.

Ambos se calmaron. Ambos se miraron.

Y antes de que pudieran gesticular nada, los labios de Miya ya estaban contra los labios de Hinata, en un beso torpe e... Inocente.

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Too Close {HinaKage Omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora