Mi nombre es Yren, y estoy muriendo.
La figura moribunda de una criatura de la raza de los semi-bestia se apoyaba contra la pared de la cueva, sangrando profusamente de la herida propiciada por uno de sus propios camaradas. Mientras la vida se le escapaba en un hilo carmesí, las voces de aquellos que a penas hace un par de instantes consideraba sus amigos, retumbaban en sus oídos de lobo.
— Descuida Yren. —
Habló el líder del grupo, Marva.
— No fue nada personal. Supongo que, ya que te tocó pagar el precio, al menos mereces saber el porqué. —
Las manos del semi-orco tomaron el cabello negro de Yren, para forzar a que sus ojos se encontrasen.
— Teníamos que hacer unos pagos rápidos, por lo que, una vez volvamos al gremio, usaremos el dinero de tu seguro para pagar. —
En ese momento, los labios gruesos de Marva formaron una grotesca sonrisa de satisfacción.
— Sé que puede que no suene sincero luego de lo que te hicimos, pero gracias. Al morir por nosotros, nos evitaste una vida como esclavos. —
La mirada de Yren era opaca y su rostro se veía pálido. El tiempo que le quedaba en este mundo podía ser medido en segundos. Aun así, la voz de su líder, capitán y amigo había llegado a resonar en su alma.
El dolor de desangrarse hasta morir no se comparaba con aquel sufrimiento que le causaba el saber que, quizás, si hubiera sido honesto con sus sentimientos antes, no estaría en su situación actual.
— C-Cap...itán... —
Yren había conseguido sacar fuerzas de donde ya no había para dedicarle una última palabra a Marva. No con odio, ni recelo, sino con genuino cariño y afecto.
Esto dejó al semi-orco confundido y sumamente perturbado. En todos los años que habían pasado juntos haciendo trabajo de mercenarios, era la primera vez que Yren mostraba algún tipo de emoción que no fuera indiferencia. Pero ahora, al final de su vida, ahí estaba, dedicándole la sonrisa más cálida del mundo a su asesino.
Y mientras las luces se apagaban para la criatura semi-bestia, un último pensamiento terminó por completar aquellas últimas palabras que salieron de la boca de Yren.
«Habría sido un honor morir entre sus muslos.~»
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La diosa de la lujuria me dio un pitote.
FantasíaYren es una semi-bestia del clan de los lobos que un día es traicionada, muriendo. Sin embargo, es revivida como el emisario del dios de la lujuria. Historia de fantasía genérica de toda la vida. Ahh es una historia de futa x femboy que hice por abu...