Lo siguiente que Yren supo es que se encontraba en un sitio extraño, podía sentir una sensación divina, similar a la que se tiene cuando se visita una iglesia grande o un altar sagrado, más era incapaz de señalar que tipo de «divinidad» era esta.
En términos generales, los dioses que rigen el mundo tienen formas y patrones bien definidos, que se diferencian entre sí de manera clara. Esto es gracias a que la influencia de los dioses es palpable en el mundo. Esto llegó a tal punto que, incluso durante batallas grandes entre naciones con el favor de dioses diferentes, se puede ver a estos luchando por encima del campo de batalla.
Esto ha ayudado a identificar de manera simple y efectiva aquello que es divino de lo que no.
Ahora, la escena que se formaba delante de los ojos de Yren era, cuanto menos, inquietante.
Allá donde vieras, cualquier pieza que conformase el piso, el techo o las columnas que le sostenían, todo cuando había frente su mirada, hacía apología al sexo. Miembros, vulvas, obras representadas por una infinidad de artes, de manera individual o en conjunto, mostraban formas de fornicar tan fuera de la realidad que el alma misma de Yren comenzó a sufrir ante estas visiones.
En medio de todo esto, una figura cambiante llamó por su nombre a la criatura.
— Yren, te he elegido para que seas mi campeón. —
La figura pareció acercarse, más cada movimiento que esta hacía, torcía la apreciación que Yren tenía de ella. Un momento parecía 2 amantes en pleno acto, al siguiente eran más de 100 cuerpos contorsionados entre sí, donde era imposible conocer dónde empezaba uno y dónde terminaba el otro.
Durante un instante, Yren sintió miedo, pues podía sentir la presión que esta existencia ponía, no sobre su mente, también su alma, la cual parecía sufrir a medida que se quebraba y retorcía, al igual que el ser en frente suyo.
— Has sido medido, y te encontré digno de llevar mi poder. Sé mi heraldo en el mundo, y vive como se te plazca. —
Aquella existencia tocó a Yren, un suave roce que terminó por grabar en su ya de por sí fragmentada alma el nombre: Aella.
Los ojos de Yren se abrieron, ahora en el plano físico. Una lágrima rodó por su mejilla, pues aún se encontraba en shock ante la experiencia religiosa por la que había tenido que pasar.
— G-Gracias...Aella. —
Murmuró la criatura en voz baja, llenándose de éxtasis ante la pronunciación de aquel nombre, lo cual, por algún motivo, terminó haciendo que la criatura sufriera un orgasmo tras otro durante varias horas.
Sin duda, este era el poder de una deidad.
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La diosa de la lujuria me dio un pitote.
FantasyYren es una semi-bestia del clan de los lobos que un día es traicionada, muriendo. Sin embargo, es revivida como el emisario del dios de la lujuria. Historia de fantasía genérica de toda la vida. Ahh es una historia de futa x femboy que hice por abu...