CAPITULO 11

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Los paladines son guerreros, magos y sacerdotes que han conseguido escalar a base de proezas tan increíbles, que el nacimiento mismo de uno de estos individuos es considerado un milagro.

Bendecidos por los dioses en todo sentido, estos guerreros de la iglesia se crían desde pequeños para ser maestros en todo tipo de combate, tanto marcial como arcano y divino. 

Como los caballeros personales de los dioses, su trabajo consiste en resguardar la seguridad de reliquias sagradas, tierras consideradas como benditas, o proteger a personas de alta importancia para la iglesia. 

En una ocasión, durante el saqueo a la ciudad de Novahg por parte del ejército de Pritova, haciendo caso omiso a los tratados que marcan los territorios de la iglesia como terreno neutral durante la guerra, los Pritovitas se lanzaron a intentar acabar con la descendencia del Rey de Novahg, quienes se habían resguardado en la catedral. 

Los historiadores cuentan como, solo 12 paladines de Vogarr, el dios de la guerra, se lanzaron contra los 500,000 legionarios al mando del Lord Benno Keiner. 

"Los hombres rodearon la catedral de nuestro señor de la sangre, buscando erradicar la semilla del viejo rey. Medio millón de cascos relucientes se formaron en sus escaleras, buscando entrar por su puerta principal. Lord Keiner, haciendo uso de su hábil lengua, intentó convencer a los sacerdotes de abrir sus puertas y dejarlos pasar por su premio. Más sus demandas no fueron respondidas con palabras, sino con un rayo de luz cegador que se manifestó en frente del ejército. 

12 hombres, portando las armaduras blancas y doradas de los paladines, llegaron bañados en luz sagrada. 

— Que sea conocido, Lord Keiner, que en el momento en que sus pies tocaron tierra santa, la cabeza de tu emperador fue tomada como pago inicial por su ofensa. — 

El rayo de luz en el que los paladines se habían manifestado, era magia de transportación divina de largo alcance. Incapaz de mover un gran número de personas, esta magia solo era usada para movilizar fuerzas en caso de emergencia. 

El paladín lanzó entonces la cabeza del emperador como prueba de sus palabras. Esto fue seguido de otros 3 paladines lanzando frente a Lord Keiner, las cabezas de los hijos varones de su emperador. 

— No se moleste en rogar, mi lord. Tanto su casa como ahora sus hombres, serán tomados como pago también. — 

Desde las 12 del medio día, hasta las 4 de la tarde, los caballeros del dios de la guerra arrasaron con cada hombre que portara los colores y el escudo del ahora extinto imperio. 

La sangre corrió como ríos rojos por las calles de la ciudad. 

Un error tan simple, les había costado una guerra ganada, su patria y sus vidas." 

— Alois Fichtner. Historiador. 

Estos hombres eran peligrosos. 

Aun así... 

— ¿Qué clase de monstruo es este? — 

Murmuraban los paladines, quienes intentaban abrumar de cualquier manera a Yren; sin embargo, esto probó ser completamente inútil. 

Para ellos, que se encontraban en la cima de toda arte marcial, el ser repelidos como si fueran meros principiantes era un duro golpe a su ego, más aún, porque se trataba de un oponente desarmado.

De los 200 paladines con los que había comenzado la lucha, ya solo quedaban 50. Pues el resto se encontraban incapaces de continuar la lucha, ya fuera porque sus cuerpos no tenían más maná para mantenerse funcionando, o su equipo se encontraba inservible, más allá de toda reparación. 

La diosa de la lujuria me dio un pitote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora