A la izquierda del decano Erzebet estaban los examinadores enmascarados, mientras que Gael se situaba a la derecha. Silveryn observaba la arena desde un lugar apartado de ellos.
Gael se acercó a Damian y le explicó brevemente las reglas del examen.
"Tienes que penetrar la defensa de Plantara y cortar la bandera. Tienes diez minutos. Hay un reloj de arena alto junto a los examinadores para comprobar el tiempo restante".
"Entendido."
Gael volvió a su posición original.
Damian entró lentamente en la arena.
Su rostro no mostraba ningún rastro de miedo, ni siquiera frente a las colosales marionetas de madera que casi le doblaban en altura. Simplemente las miró con calma y, antes de empezar, se arrodilló sobre una rodilla y cerró los ojos como en un momento de oración silenciosa durante unos treinta segundos. Luego se levantó y miró a los examinadores.
Damian parecía preparado.
A la señal de Gael, cuatro caballeros de escolta hicieron sonar simultáneamente sus cuernos heráldicos.
Un sonido penetrante resonó en la arena, anunciando el comienzo del examen.
Los Plantara reaccionaron apuntando a Damian con sus espadas de madera.
Damian también sacó su espada de la cintura.
Un total de diez Plantara.
Repartidos en una línea defensiva, Damian tendría que atravesar un total de cinco filas.
Dada la enorme diferencia de tamaño, incluso un solo golpe directo podría ser fatal.
Comenzó a acelerar el paso, cargando hacia el Plantara más cercano y blandiendo su espada.
¡Clang!
El golpe de Damian dio de lleno en la cadera del Plantara. Parecía que había golpeado con todas sus fuerzas, pero fue como si golpeara acero: no dejó ninguna marca.
La Plantara contraatacó inmediatamente.
La marioneta giró hacia arriba formando un semicírculo, con la intención de derribar a Damian.
A pesar de su gran tamaño, reaccionó con asombrosa rapidez.
Con un ruido sordo, Damian fue lanzado por los aires, aterrizando donde había empezado.
Los examinadores susurraron un leve suspiro al oírlo.
Gael murmuró para sí misma con incredulidad.
"Increíble".
Para ella, Damian parecía blandir su espada sin delicadeza, como si fuera un garrote en lugar de una hoja.
Era un aficionado en su forma más básica.
Las intenciones de Silveryn para esta prueba se hicieron sospechosas en la mente de Gael.
Damian se puso rápidamente en pie. Gracias a que su espada desvió el golpe, había evitado heridas graves.
No se molestó en sacudirse el polvo antes de cargar de nuevo.
El Plantara situado en la primera fila golpeó hacia la cabeza de Damian cuando éste entró en su radio de acción.
Damian esquivó el golpe, clavó la espada en la rodilla del Plantara de la izquierda y giró.
Al perder el control de la rodilla, el Plantara se desplomó.
El Plantara de la segunda fila se acercó y clavó su espada directamente en Damian.